Los asesinos de Puerto Hurraco

El lado oscuro de Almería

Los hermanos Izquierdo, autores de la muerte de nueve personas en la localidad pacense de Puerto Hurraco, ingresaron en el Acebuche en 1994 · La noticia cayó como una ´bomba´en la provincia

Los asesinos de Puerto Hurraco
Los asesinos de Puerto Hurraco
José Ángel Pérez / / Periodista

26 de diciembre 2011 - 01:00

EL traslado a la prisión provincial de Acebuche de los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo, los tristemente famosos autores de la muerte de nueve personas- dos de ellas niñas de 12 y 14 años- y herir gravemente a otras seis en la localidad pacense de Puerto Hurraco el 26 de agosto de 1990 cayó como una autentica "bomba" en la provincia. La cárcel almeriense en aquellos años acogía en su mayor parte a presos condenados y calificados de primer grado entremezclándose los terroristas del GRAPO y de ETA como Zabarte Arregui, Santi Potros, Kubati o Henry Parot, en las filas de la banda etarra junto a criminales de la talla de Antonio Maya "El Marce", José Antonio Rodríguez "El Mataviejas", Haki Ceku o Jean Louis Camerini promotor del secuestro de la niña Melodia Nakachian el 9 de noviembre de 1987 en la localidad malagueña de Estepona.

Los hermanos Izquierdo, autores de la matanza de Puerto Hurraco ingresaron en el centro penitenciario de Acebuche el 11 de agosto de 1994 procedentes de la prisión provincial de Córdoba. Unos ocho meses más tarde fueron traslados a petición propia hasta la cárcel de Badajoz. Según los funcionarios del centro almeriense los hermanos Izquierdo fueron unos internos incómodos y las autoridades penitenciarias los controlaban muy de cerca, pese a su edad, para evitar conflictos con el resto de la población reclusa. Ambos hermanos fueron definidos por la Junta de Régimen de la prisión como de unas personalidades muy primitivas y violentas, taciturnas y muy unidas. Desconfiados de los demás no aguantaban el trato con otros internos, ni éstos con ellos. Durante su estancia estuvieron recluidos en los módulos 6 y 7. No le constan sanciones internas por incumplir las normativas o sanciones disciplinarias.

En el juicio ambos fueron condenados a 684 años de cárcel. "Su inteligencia", resaltó entonces el juez magistrado, "está dentro de lo normal, hecho que queda corroborado porque eran capaces de manejar un rebaño de unas mil ovejas, tenían fincas arrendadas y a pesar de la crisis que atraviesa el campo, una cartilla de 10 millones de pesetas". Al principio se involucró a las hermanas Ángela y Luciana como posibles inductoras del crimen, pero dos años después las hermanas Izquierdo fueron exculpadas, al no encontrar el juez pruebas que demostrasen su implicación directa en aquellos dramáticos hechos aunque fueron ingresadas en el hospital Psiquiátrico de Mérida. Los cuatro Izquierdo, solteros, toda una vida juntos, como extremidades de un mismo tronco, fueron divididos por Justicia en dos mitades. Ellos, a la cárcel. Ellas, al psiquiátrico.

La calurosa noche del 26 de agosto de 1990 los dos hermanos Izquierdo fuera de sí a las diez y media de la noche irrumpieron por una de las calles más céntricas de Puerto Hurraco disparando sus escopetas de caza contra todo aquel que encontraron a su paso y que tranquilamente se encontraban tomando el fresco en la calle. Fue un espectáculo dantesco. Con las armas al hombro los Izquierdo salen de su casa y se van a cenar a una fonda cercana. A los parroquianos les dicen que van a "cazar tórtolas". Tras la comida, suben a un desvencijado Land Rover y enfilan hacia el centro de Puerto Hurraco. Caminan a escondidas por entre los callejones hasta que descubren sus presas. En sus manos dos escopetas Franchi de repetición para cinco cartuchos del calibre 12. Sobre el pecho llevan cruzadas dos cananas con más de trescientos cartuchos. Se anuncia un infierno. Con una terrible sangre fría van recorriendo las calles disparando contra todo lo que ven, incluso a las viviendas. Nadie entiende nada hasta que los reconocen. Hay charcos de sangre por todas partes, cadáveres y heridos que piden ayuda gimiendo y llorando. Nada les importa. Las calles desiertas respiran olor a muerte tras la despiadada cacería. El resultado de la masacre finalizó con el balance de nueve muertos y otras seis personas heridas graves, dos de ellas quedaron invalidas para el resto de sus vidas. Algunos vecinos logran dar aviso a la Guardia Civil del puesto de la localidad vecina de Monterrubio de la Serena. El guardia civil Juan Antonio Fernández Trejo, de 31 años, recibe un disparo en el pecho a bocajarro, el agente Manuel Calero Márquez resulta herido en la pierna izquierda. No obstante logran pedir refuerzos. Una vez finalizada la masacre, los Izquierdo huyeron al monte. Después de vivirse varias horas de irresistible tensión fueron finalmente detenidos. En su búsqueda y localización intervinieron más de doscientos agentes de la Guardia Civil.

El múltiple asesinato fue como consecuencia de las viejas rencillas familiares que desde hacia veintisiete años mantenían los asesinos con la familia de Los Cabanillas por un tema de lindes de tierras y cuyo odio mantenían vivo las hermanas de los agresores que impulsaron a los varones a tan siniestra decisión. El 1 de febrero de 2005 murió en el hospital Psiquiátrico de Mérida Luciana Izquierdo, considerada la verdadera inductora de los crímenes. Su hermana Ángela falleció diez meses después El 13 de diciembre de 2006, Emilio el mayor de los Izquierdo murió en la cárcel a los 74 años de edad. Por un problema de corazón y fue hallado sin vida en su celda por un funcionario. En el entierro al que acudió su hermano Antonio, este dijo delante de su tumba: "Hermano, te vas con la satisfacción de que tu madre ha sido vengada".

Cuatro años después, el 25 de abril de 2010, el último de los autores de la matanza de Puerto Hurraco se quitó la vida en la cárcel de Badajoz. Antonio Izquierdo de 73 años de edad se ahorcó en el modulo de Enfermería dado su estado de salud con unas sabanas hechas jirones amarradas a una reja. Todos los vestigios del paradigma de la España más negra y profunda habían desaparecido en este terrible caso, que de alguna manera estigmatizó durante unos años a la región de Extremadura. En Puerto Hurraco, aún hoy sus vecinos quieren borrar el triste sinónimo de aquella España arcaica y rural que todos creíamos superada con la mirada puesta en los fastos de la Expo de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. Carlos Saura llevó al cine esta truculenta historia, con el título 'El séptimo día' rodada en el año 2004 con un guión de Ray Loriga, que protagonizaron Juan Diego, en el papel de Antonio Izquierdo y José Luis Gómez, como Emilio, además de Victoria Abril que encarnó a la intrigante Luciana. Y paradojas de la vida, después de varias décadas de Izquierdos y Cabanillas odiando el apellido rival, incluso intentando exterminarlo, ha sido la naturaleza quien acabe con la genealogía. Ni los Cabanillas ni los Izquierdo tienen hijos que perpetúen sus apellidos. Las hijas de María del Carmen, la superviviente, llevan el Cabanillas de segundo apellido.

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