42 años del asesinato de Arturo Ruiz
El lado oscuro de Almería
El 23 de enero de 1977 el joven estudiante de raíces almerienses era asesinado por guerrilleros de Cristo Rey, un comando ultraderechista, cuando participaba en una manifestación
Parte de la familia del joven estudiante Arturo Ruiz García asesinado el 23 de enero de 1977 en Madrid por un comando ultraderechista cuando el joven participaba en una manifestación Pro-Amnistía, se encuentra vinculada a la provincia de Almería. Su padre, natural de Bédar y su abuelo, funcionarios municipales durante varios años residieron en la provincia desarrollando su trabajo en distintos ayuntamientos entre otros en Santa Fe de Mondújar y Los Gallardos. En enero se han cumplido cuarenta años de su muerte. Su hermano, Juan Manuel Ruiz, ex director del centro penitenciario de Sevilla y actualmente en Granada, fue durante más de diecisiete años director del centro penitenciario de Acebuche manteniendo fijado su domicilio en esta provincia a donde se desplaza siempre que sus obligaciones profesionales se lo permiten.
En relación con este asesinato y como autor directo de los disparos que provocaron la muerte del joven estudiante, fue identificado José Ignacio Fernández Guaza, quien tras el crimen huyó a Francia. También fue implicado el argentino Jorge Cesarsky Goldenstein al ser otra de las personas involucradas en el suceso.
Según informó en su día la Policía, la muerte de Ruiz ocurrió la mañana del 23 de enero, cuando la victima en unión de otros compañeros se encontraba en una manifestación que transcurría por la calle Estrella de Madrid. A la altura de la confluencia con la calle Silva, un grupo de individuos de ideología fascista amenazaron a los jóvenes y durante la confrontación falleció de un disparo Arturo Ruiz efectuado por los ultraderechistas.
Una llamada telefónica al diario Informaciones reivindicó el asesinato a la organización Triple A, Alianza Apostólica Antifascista de reciente aparición entre las organizaciones terroristas de extrema derecha de España.
Las investigaciones policiales se iniciaron tomando declaración a las personas que se encontraban en el lugar y presenciaron los incidentes, una de las cuales facilitó a los agentes la matricula del coche utilizado por los agresores para la fuga. Este dato permitió conocer que entre ellos se encontraba el ciudadano argentino Jorge Cesarsky Goldenstein, nacido el 8 de julio de 1927, natural de Buenos Aires quien desde hacia unos diez años vivía en España y cuya presencia en el lugar de los hechos se confirmó con posterioridad, tanto por las declaraciones de los testigos presénciales como por su propia declaración.
Sus señas personales coincidían con las de un individuo que durante la manifestación había esgrimido una pistola y efectuando un disparo. Este dato fue admitido por Cersarsky alegando efectuarlo con un revólver detonador. Los testigos incidieron que el sujeto llevaba un arma de fuego real.
La Policía continuó la investigación y otros testigos aportaron nuevos datos. El autor de los disparos que mataron a Ruiz, fue un joven de entre 25 y 30 años, de complexión fuerte y con barba que amenazó verbalmente a los jóvenes manifestantes y quien en un momento determinado le arrebató el arma a Cesarsky, que ya había hecho un disparo y apuntando al indefenso joven disparó a corta distancia contra el estudiante.
Según pudo determinar la Policía, el autor material era José Ignacio Fernández, nacido en Madrid el 13 de diciembre de 1947 y sin profesión conocida, militante en grupos de extrema derecha.
José Ignacio Fernández Guaza desapareció de su domicilio la tarde del mismo día 23 de enero, armado con dos pistolas. Una de las prendas que vestía el huido era de una características idénticas a la que los testigos señalaron y que llevaba el asesino en los momentos de los incidentes.
En el registro que practicó la Policía en su domicilio se encontraron algunos cartuchos, cierta cantidad de pólvora y fundas para pistola El 25 de enero de 1977. Arturo Ruiz fue enterrado, con una rigurosa reserva, en el cementerio de Fuencarral. El cadáver fue trasladado en un furgón desde el Instituto Anatómico Forense y conducido al cementerio. No se registraron incidentes en el lugar, que estaba fuertemente vigilado por efectivos policiales.
La familia del fallecido no quiso dar ningún tipo de publicidad al sepelio y los actos se celebraron en la mayor y estricta intimidad. A pesar de los años transcurridos, sigue intacta en sus padres, residentes en Granada, la permanente huella del brutal asesinato. Una amplia fotografía del joven preside el salón principal de la vivienda.
Arturo Ruiz García, victima del terrorismo de la extrema derecha, estudiaba el Bachillerato Unificado Polivalente, tenía diecinueve años de edad y vivía con sus padres en el barrio madrileño de Peñagrande. También trabajaba esporádicamente en la construcción, concretamente en unas obras de la plaza de Roma, y estaba afiliado al sindicato de Comisiones Obreras de la construcción.
La víctima en aquellas fechas tenía otros cuatro hermanos, uno de ellos policía nacional de la Cuarta Unidad Móvil, destinado en Granada. Otros dos hermanos, abogado y funcionario de presiones que residían en Barcelona, y el cuarto en Madrid. El horror siguió al día siguiente, 24 de enero. Un bote de humo lanzado por los antidisturbios de la Policía segaba la vida de otra estudiante, Mari Luz Nájera, cuando participaba en una protesta por la muerte de Arturo Ruiz.
El Consejo de Ministros del 19 de mayo de 2000 concedió a titulo póstumo a Arturo Ruiz junto a Miguel Ángel Blanco y a otras once personas más, victimas de atentados, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil de las victimas del terrorismo.
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