46 años sin el “Almería, Costa del Sol”

Almería

“Almantur” aprobó el 17 de marzo de 1977 abandonar el slogan turístico promocional, en favor de Málaga, y adoptar el actual “Costa de Almería”

46 años sin el “Almería, Costa del Sol”
46 años sin el “Almería, Costa del Sol” / D.A.
José Manuel Bretones

19 de marzo 2023 - 08:00

Almería/El maravilloso slogan “Almería, Costa del Sol” lo inventó el 12 de abril de 1928 el empresario austriaco afincado en la capital, Rodolfo Lussnigg (1876-1950), dueño del “Hotel Simón”. Lo hizo pensando en toda la costa mediterránea española en un artículo publicado en varios periódicos locales, pero se empleó hasta la saciedad durante medio siglo como algo auténticamente almeriense. Desgraciadamente, el pasado viernes, día 17, hizo 46 años que lo perdimos.

Fue en marzo de 1977 cuando “entregamos” su titularidad a Málaga, abandonando por decisión propia su uso promocional en ferias, carteles y folletos. Más que un robo, como muchos almerienses siguen denunciando, fue una rendición. Igual que el caudillo musulmán Al Zagal entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, aquella cosa que se parió llamada “Almantur” se plegó al potencial malagueño y le otorgó, dócil y sumisa, todos los poderes para explotar ese fantástico lema. Y bien que lo supieron aprovechar.

No dudo que, en aquellos años, el “ingenioso” “Costa de Almería” que suplió al “Costa del Sol” identificaba más al territorio, era novedoso y todo lo que quieras… pero la espinica de aquella pérdida la llevamos clavada generación tras generación. El lema gustaba mucho a la gente; tanto que innumerables empresarios de la provincia incluyeron aquel “Costa del Sol”, hoy perdido, en sus nombres, logos y publicidades: “Cristalería Costasol”, el hotel del Paseo, el “Restaurante Imperial”, “Costasol TV”, “Toldos Costasol” …

Portada guía de Almería de 1962
Portada guía de Almería de 1962 / D.A.

Pero… ¿qué era eso de “Almantur” que tan graciosamente renunció a nuestra frase turística favorita? Para saberlo hay que remontarse a las primeras semanas de 1976. Un grupo de profesionales vinculados con el turismo decide organizarse en la junta gestora de una mancomunidad costera para potenciar los valores de la provincia y traer clientes desde Europa. Se bautizan con el horrendo nombre de “Matuco”, movilizan a la Diputación y a la delegación de Turismo y se redactan unos estatutos para, el 5 de abril, convocar la asamblea electoral. Finalmente se denomina “Mancomunidad Turística de la Costa de Almería”, pero aquello empezó mal porque la falta de quorum obligó al presidente, Ginés Garrido Alart, a trasladar la reunión al 22 de mayo.

Ese día, tras muchos dimes y diretes, presiones, recuentos nulos, socios que pagaron allí mismo las 1.000 pesetas de cuota para poder votar, nombres tachados, candidaturas duplicadas… los 27 asistentes eligieron a una directiva de once personas, donde existía representación política. Entre otros, estaban el propio Garrido Alart, Francisco Jiménez Casal, de “Almerimar”; Teófilo López-Romero, de Roquetas; Francisco Pérez Flores, de “Puerto Rey”; Miguel Rifá Soler, Jaime Armero Alcántara, de “Playa Serena” o José María Rossell Recasens. Como secretario se nombró a Daniel Luis Aubry, un fornido peliculero que había escrito guiones y producido varios films antes de 1974, y que representaba a la urbanización no costera “Fuente Alhamilla”.

El “Almería, Costa del Sol” lo “inventó” el dueño del “Hotel Simón” el 12 de abril de 1928
Cartel de 1928 de la Costa del Sol de Almería
Cartel de 1928 de la Costa del Sol de Almería / D.A.

Aquella “Almantur” empezó a caminar modestamente, en una oficina en el Paseo número 41, con una campaña de captación de socios, cenas, eventos sociales y un boletín informativo. Una de las primeras decisiones fue encargar a la empresa “Sofemasa” un estudio estadístico sobre el turismo en la provincia, cuyos resultados fueron devastadores: playas sucias, turismo de paso entre el 20 de julio y el 20 de agosto, malas comunicaciones, ausencia de imagen en el extranjero, reducidísimos vuelos chárter y, lo peor, la identificación en los mercados europeos de “Costa del Sol” con Málaga. Por lo tanto, en la asamblea de socios del 17 de marzo de 1977 se aprobó abandonar definitivamente el magnífico “Almería, Costa de Sol” y suplirlo por el ya mencionado. El reconocimiento oficial tardó mucho más; en 1978, y para el gobierno, la provincia aun pertenecía a las costas del “Sol” desde Adra al Cabo de Gata y desde allí hasta San Juan de Los Terreros a la “Blanca”, tal como se estableció en diciembre de 1964 en el registro de denominaciones geoturísticas.

Fue una orden del 26 de marzo de 1979 del Ministerio de Turismo y Comercio, publicada en el BOE del 7 de junio y firmada por el secretario de estado Juan Antonio García Díez –que en 1982 llegó a vicepresidente del gobierno-, la que oficializó nuestra costa como “de Almería”. La petición la tramitó el gerente de “Almantur” y en ella incluía a todo el litoral de la provincia.

El primer acto de Costa de Almería fue en Berlín

El primer acto promocional en el extranjero con el nombre “Costa de Almería” fue en la Feria de Turismo de Berlín 77. Allí viajó una delegación con aportaciones de la Secretaría de Turismo y de Diputación. Fue incluso antes del acuerdo asambleario del cambio de denominación y de su posterior aprobación ministerial. Aquella mini embajada almeriense en un modesto “stand” recibió la visita del alcalde de Berlín y cerca de 9.000 personas recogieron información. La labor administrativa y contable de “Almantur” era supervisada por la delegación del Ministerio de Información y Turismo y la Diputación y entre carpetas y archivadores trabajaban Déborah Fuidauer y Salvador Muñoz. La mancomunidad trasladó su sede desde el Paseo a una oficina de información, junto al túnel de Bayyana.

El reto de desprenderse del “Costa del Sol” fue complicado, más aún cuando la empresa “Horizon Holiday´s” quebró y dejó de traer turistas alemanes a Mojácar, perdiéndose el efecto boca a boca del nuevo lema. De todas formas, se efectuaron contactos con otros patronatos de turismo y cabildos canarios y se acentuó la idea promocional de una provincia virgen, con el naturismo en perspectiva, desconocida, diferente y no masificada. En ello, ayudó el fotógrafo Carlos Pérez Siquier con un reportaje que sirvió para ilustrar folletos y “displays”. Bélgica recibió con agrado la propuesta y en 1978 llegaron al aeropuerto dos mil turistas de ese país, después de que 35 periodistas belgas conocieran a fondo la provincia y escribieran de ella.

Daniel Luis Aubry, convertido en gerente de la mancomunidad, estuvo en diferentes ferias de turismo y acontecimientos similares en Barcelona, Lieja, Bruselas, Utrech, Madrid u Ostende, inversiones por valor de 4,5 millones de pesetas que obtuvieron importantes reportes en visitas de turistas. Además, “Costa de Almería” comenzó a tener presencia en los folletos de “Mundicolor”, básicos en todas las agencias de viajes del continente. El objetivo era combatir la estacionalidad con la ocupación durante la mayor parte del año de las 11.388 plazas hoteleras de la provincia.

En marzo de 1979, la asamblea de socios de “Almantur” reunió a 40 personas en la sala del Banco de Bilbao; se nombró presidente a Enrique Abiétar Merino, de la Inmobiliaria “Africasur”, con José Luis Fernández Revuelta, de “Alysol”, José Luis de la Rosa Casas, de “Inmobiliaria Mediterráneo” de Retamar, Miguel Eugene Hainauc, del “Hotel Golf Almerimar”, Cristóbal Alemán Fábregas, del “Hotel Zoraida Park”, Teófilo López-Romero Rubio, José María Rossell, Daniel Luis Aubry o Enrique Martinez Leyva como directivos. Aubry dejó su cargo de gerente y le suplió Baltasar Fernández Ávila, posterior político y empresario que llegó a director general de Turismo de la Junta de Andalucía; después fue María Luisa Fernández Bernabé.

El 14 de julio de 1982, “Almantur” evolucionó a la Mancomunidad Turística de la Provincia de Almería, un nuevo ente oficial con 400 millones de presupuesto, germen del Patronato Provincial de Turismo. Pero ésa ya es otra historia. Lo cierto es que aquel preciso “Almería, Costa del Sol” de Rodolfo Lussnigg llegó a su ocaso definitivo hace 46 años. Y todavía nos duele.

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