El amor incondicional de una abuela: “Mi nieta preciosa, qué doloroso es vivir sin ti”

Seguridad vial

Dos vidas se perdieron en un accidente en la madrugada del 18 de junio. Cuatro meses después, familiares y amigos mantienen vivo, con flores y mensajes, el recuerdo de los jóvenes. El árbol que les arrebató la vida es hoy un memorial en el que se conectan lo terrenal y espiritual

Las diez carreteras con más muertes en Almería

Un mensaje emotivo que refleja el dolor y amor sin límites de una abuela hacia su nieta / Marian León

Las vidas de Isabel y Ángel, de 18 y 23 años, se truncaron de manera abrupta en un trágico accidente de tráfico a la altura de la gasolinera junto al Cable Inglés de la capital. Aquella madrugada del 18 de junio fallecían en el aparatoso siniestro provocado por otro joven conductor que resultaba ileso y se daba a la fuga consciente del grave error que había cometido. Era detenido horas más tarde y se confirmaba el positivo en alcohol y drogas, por lo que el juez de instrucción lo mandó a prisión provisional a la espera de un juicio en el que tendrá que responder por delitos de conducción temeraria y bajo la influencia de las sustancias tóxicas, abandono del lugar y otros dos por homicidio imprudente.

El BMW en el que viajaban se salió de la calzada, tras perder el control, e impactó primero contra la farola y después contra dos árboles, de los que uno fue arrancado, causando graves destrozos al turismo en una colisión letal para dos ocupantes. De un plumazo se apagaban las aspiraciones y sueños de Isabel y Ángel, dos jóvenes que tenían por delante toda una vida. Ella, con la mayoría de edad recién alcanzada, estudiaba el Grado de Derecho y quería ser inspectora de policía y la primera mujer en formar parte del grupo de operaciones especiales. Una chica cariñosa, deportista y responsable que había empezado a trabajar de socorrista ese mismo mes para pagarse los estudios.

22 fallecidos en lo que va de año, 36 durante 2023

Los dos fallecidos en el siniestro junto al Cable Inglés, Isabel y Ángel, se incorporaron en junio a la negra estadística provincial de víctimas mortales del tráfico. En lo que va de año han perdido la vida 22 personas en la red de carreteras de Almería, 14 en las convencionales y autovías y las otras 8 en los núcleos urbanos. En el ejercicio anterior fueron 36 las muertes en accidentes y en 2022 se contabilizó la cifra más alta de la última década con 41. A pesar del repunte ocasional en determinados ejercicios, las víctimas mortales en siniestros viales son muy inferiores a las que presentaba la provincia a principios de siglo con casi un centenar en 2001 y 96 en 2004. El carné por puntos y la reforma legislativa con penas de cárcel para infractores reincidentes y conductores temerarios fueron determinantes en ese descenso. 

Dos jóvenes con un futuro prometedor que era arrebatado por la violencia vial. Dos muertes tan inesperadas como traumáticas que han dejado un profundo vacío y secuelas de por vida a familiares y amigos que nunca los olvidarán. Esta semana se cumplen cuatro meses del siniestro y su recuerdo sigue vivo, a través de ramilletes de flores, velas y mensajes de cariño, en el árbol en el que se produjo la fatal colisión bajo el cargadero de mineral y a pocos metros de otro lugar para la memoria, oración y reflexión, la ballena del ‘pescaíto’ Gabriel.

Desde el día del accidente han venido apareciendo todo tipo de muestras de cariño y homenaje a los dos jóvenes, emotivos guiños y mensajes de los que los amarán por siempre, palabras que ayudan a sus seres queridos a avanzar en la larga travesía del duelo porque sus heridas siguen sin cicatrizar. En el altar que improvisaron a un par de metros del asfalto, lucen los ramos y tiestos en ofrenda floral que resignifican este emplazamiento próximo al mar, pero lo que más conmueve, sin lugar a dudas, es el amor incondicional de una abuela que ha enterrado a su nieta.

Desde el día del accidente no han faltado las flores y mensajes en el fadítico lugar del siniestro / Marian León

En el árbol que les arrebató la vida, hoy convertido en memorial que representa la conexión entre lo terrenal y espiritual, está escrito su mensaje, desgarrador y necesario, de recuerdo eterno de la joven: “Isabel, mi vida, qué doloroso es vivir sin ti, te llevo en mi alma, ¡te quiero tanto! Mi nieta preciosa, tu abuela Isabel, siempre conmigo”. Un difícil testimonio de supervivencia, de resiliencia a una cruda realidad, un amor sin límites que ha plasmado sobre el tronco con cariño, esmero y dolor, María Isabel Orland, la presidenta del Teléfono de la Esperanza en Almería y maestra durante casi 40 años, la abuela de la fallecida a la que no ha dejado de recordar ni un solo día desde que no está.

También hay mensajes escritos por las amigas: “Tus niñas te quieren, siempre con nosotras”. Frases que ponen de manifiesto la crudeza y tragedia permanente que sufren en la provincia miles de familias que se han visto destrozadas por un siniestro vial por el que uno de sus seres queridos nunca volvería a casa. Porque las ofrendas florales no son patrimonio exclusivo de las iglesias y cementerios. Se han ido multiplicando por las carreteras de la provincia para mantener vivo el recuerdo de los que fallecieron y son todo un símbolo emocional, tan humano como efectivo, para concienciar a los conductores de las consecuencias que puede tener un accidente de circulación.

Flores y cruces en los arcenes y cunetas de las carreteras, son la iconografía del duelo y una invitación a la reflexión de los conductores sobre las consecuencias de los siniestros viales

Son la señalización viaria no oficial de un tramo en el que se acabó una vida, la iconografía de un duelo eterno que debería empujar a todos a extremar las precauciones al volante. Memoriales en forma de ramos de flores o cruces, con fotografías, mensajes y velas que pueden verse en los arcenes y cunetas de los más de 2.300 kilómetros de carreteras en Almería. Ayudan a las familias a sacralizar y dignificar un fatídico punto en el que honrar y llorar a la persona que perdieron. Silencioso homenaje que se materializa con ramilletes amarrados a una farola, poste o quitamiedos o depositados en el suelo a pocos centímetros del asfalto. Curvas y rectas sembradas de tristeza en las que cada cierto tiempo se renuevan los tiestos y las ofrendas. Detrás de cada flor, una existencia que se truncó, una tragedia y episodio violento. En lo que va de año han fallecido en accidentes de tráfico 22 personas, 36 en 2023 y 41 en 2022. Casi un centenar de muertes en menos de tres años. Y todas se podrían haber evitado. 

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