Vivir junto a una cantera en Almería: “Mi casa se resquebraja con cada explosión”
problemas vecinales
Vecinos del paraje Oro Verde, en Tabernas, piden ayuda para que la cantera de yeso cercana rebaje la intensidad de las cargas
Hay cerca de una treintena de afectados
Existen casas enteras ‘rajadas’ de punta a punta

Es martes. Los vecinos del paraje Oro Verde, en Tabernas, esperan a que se produzca la explosión. Se reúnen junto al camino que da acceso a sus viviendas. Allí queda instalada durante un rato una máquina para medir las vibraciones de la cantera de yeso que tienen a poco más de kilómetro y medio.
Así llevan cinco meses, pero el problema, según aseguran, "viene de largo". Más de tres años. Manuel, vecino de la zona, señala que al principio no sabía “a qué echarle la culpa”, pues había comenzado a ver grietas pequeñas en su vivienda. Y preocupaba. Pero tras hablar con los vecinos, encontraron el origen de forma rápida y contundente. “Unos y otros comentaban que les estaba comenzando a suceder el mismo problema y que todo venía desde el momento en que las explosiones de la cantera comenzaron a hacer más y más fuertes”, describe Manuel.
“He pasado miedo hasta en la calle. Es que nadie se puede imaginar lo que sucede aquí cuando se producen las cargas. Tiembla el suelo, tiemblan las paredes, el techo... y las viviendas están para verlas, agrietadas de punta a punta. Es tremendo”, narra el perjudicado. En realidad, basta con echar un vistazo a las viviendas afectadas para comprender que lo que sucede no es lo típico.
Los vecinos acusan a la "cantera de yeso que tienen en las inmediaciones de ser la culpable de que sus viviendas no parezcan ni la sombra de lo que eran hace cuatro años". Por ello, los afectados han comenzado a movilizarse, primero entre ellos mismos, pues se encuentran en plena recogida de firmas, en constitución de una comunidad, ya han hablado con ingenieros, delineantes, arquitectos y se encuentran en pleno diálogo con las administraciones, pero si nadie pone freno acudirán a la justicia, aunque para eso les hace falta un medidor de vibraciones como el que, según explican, la cantera está utilizando cada vez que se llevan a cabo las cargas.
“Hace cinco meses que, reunidos los vecinos, dijimos de hablar con los responsables de la cantera para ver si se podía solucionar el asunto. Conseguimos el teléfono de un ingeniero jefe, hablamos con él y vino al camino de entrada al Paraje Oro Verde. Durante esa semana, las cargas fueron muy flojas. Y, lógicamente, nosotros le dijimos que eso no era lo que estaba sucediendo. Era como un petardo que tiran los niños”, explican.
“Fue entonces cuando nos juntamos en el mismo camino, en una parcela vacía. Comenzaron a traer la máquina de medición. Pero eso lo hace una empresa, la tramitación está realizada por los responsables de la cantera. Pero, lógicamente, no nos creemos sus mediciones. Según estas, todo va fenomenal”.
Un medidor de intensidad antes de la denuncia
Así que el próximo paso es evidente, hacerse con un medidor. “Somos gente mayor para que se rían de nosotros. Hay viviendas que tienen más de 40 años y no han tenido ni una sola grieta, ¿Por que desde hace tres o cuatro años está pasando esto? Coincidiendo con el aumento de las cargas”, argumenta Manuel.
Y es que, después de esa semana de tranquilidad, todo cambió nuevamente: “Pero solo fue esa semana, después las explosiones volvieron. Y regresaron de una forma tremenda”.
Aunque no hay un recuento oficial, pues el recuento aún se sigue realizando, el número de viviendas afectadas, siempre según los vecinos, "se aproxima a las tres decenas". Según los vecinos, "no solo hay grietas en las casas más cercanas, hay daños en otras que se encuentran más lejanas".
“La cantera está de mi vivienda hay 1.500 metros. Incluso cortan la carretera nacional, antigua de Murcia, a la hora en la que realizan las explosiones, entiendo que es porque hay riesgo de que caigan piedras en la carretera. Pero al otro lado de la carretera, un amigo me llama cuando realizan las cargas porque le tiembla la casa y también tiene grietas. Está a tres kilómetros o más y está sufriendo lo mismo”, manifiesta Manuel.
Los sustos son constantes entre los ciudadanos que residen en la zona: “Un vecino de al lado, junto a su vecino y su hija saliendo gritando porque no sabían lo que estaba sucediendo, creían que era un terremoto. Es una cosa exagerada”, argumenta Manuel, quien también explica el ambiente que se crea en algunas ocasiones: “Hay días en los que se ve el polvo y se queda en la distancia, pero otros en los que la niebla provocada por el polvo, tras explotar los barrenos, se viene para nuestras viviendas. Y a eso hay que sumar el olor a pólvora. Es peste”.
Los vecinos tienen una prioridad, que el trabajo que desarrolla la cantera no se vea perjudicado: “Nosotros no queremos perjudicarlos porque son muchos puestos de trabajo y, además, se trata de una materia prima necesaria. Pero deben poner medios para no perjudicarnos”. Manuel tiene su petición: “Lo que nosotros le decimos a los responsables de la canteras es que en lugar de realizar una explosión, que lo hagan en dos o tres”.
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