Los almerienses beben de la botella: los informes no hablan bien de la calidad del agua

Cada vez más personas prefieren comprar agua embotellada en la provincia

La cal, la suciedad y el mal sabor, claves en Almería

La Junta activa las restricciones de agua en Almería

Imagen de archivo de una mujer bebiendo agua directamente del grifo de su vivienda.
Imagen de archivo de una mujer bebiendo agua directamente del grifo de su vivienda. / DDA

Almería/Cada vez más personas prefieren comprar agua embotellada en lugar de beber agua del grifo debido a la cal, la suciedad y el mal sabor que puede presentar el agua de algunas ciudades. Aunque el agua del grifo en todo el territorio nacional es segura para el consumo, su calidad varía considerablemente entre diferentes regiones.

Según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cuatro de cada diez ciudadanos consumen habitualmente agua embotellada en sus hogares. Este estudio destaca que, aunque el agua del grifo es la opción más recomendable y no contiene contaminantes en la mayoría de las localidades, su sabor desagradable en algunas zonas lleva a muchos a optar por agua mineral embotellada.

Almería: Agua "muy dura" y de mal sabor

El informe de la OCU revela un mapa de la calidad del agua del grifo en las provincias españolas, identificando a Almería como una de las provincias con el agua más dura del país. Esta dureza, causada por un alto contenido en sales de calcio y magnesio, es responsable del mal sabor que muchos residentes perciben en el agua del grifo.

En Almería, junto con Zaragoza,  Valencia y Teruel, el agua ha sido catalogada como "muy dura". Este tipo de agua no solo resulta desagradable al paladar, sino que también puede ser menos efectiva para limpiar y dejar residuos en electrodomésticos y tuberías. Como consecuencia, es común que los almerienses recurran al agua mineral de manantiales locales, que presenta una mineralización débil o muy débil, reduciendo el impacto ambiental y los costos asociados al transporte de agua embotellada de otras regiones.

En España, la dureza del agua varía significativamente según la región. Almería se encuentra entre las zonas con agua muy dura, superando los 40 grados franceses (ºf). Esta elevada dureza, que indica una alta concentración de sales de calcio y magnesio, puede requerir el uso de suavizantes de agua para evitar la acumulación de cal y el deterioro de aparatos domésticos. Los grados franceses (ºf) son una unidad de medida utilizada para determinar la cantidad de estos minerales disueltos, donde un grado francés equivale a 10 miligramos de carbonato de calcio (CaCO₃) por litro de agua.

En contraste, las ciudades con agua blanda, con una dureza inferior a 12 ºf, incluyen A Coruña, Pontevedra, León, Valladolid, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Madrid, Badajoz, Alicante, Tenerife y Gran Canaria. Estas localidades disfrutan de agua con menor contenido de minerales disueltos, lo que puede resultar beneficioso para electrodomésticos y tuberías. Por otro lado, las áreas con agua poco dura, con una dureza entre 12 y 30 ºf, comprenden el Principado de Asturias, Navarra, La Rioja, Girona, Barcelona, Ciudad Real, Sevilla, Cádiz y Granada. En regiones con agua dura, cuya dureza oscila entre 30 y 40 ºf, se encuentran Tarragona, Mallorca, Murcia, Albacete y Jaén.

Agua cara o barata

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el precio medio del agua mineral envasada es de 0,21 euros por litro. Si se consumen a diario unos dos litros al día, esto puede suponer un gasto anual de aproximadamente 150 euros. En cambio, el agua del grifo tiene un coste significativamente menor, representando un gasto de poco más de 1 euro al año.

Además del coste económico, hay que considerar el impacto ambiental del consumo de agua embotellada. La producción y el desecho de envases plásticos, junto con el transporte de estos productos, generan una considerable huella ecológica. Según estudios ambientales, el impacto de consumir agua embotellada es al menos 100 veces superior al de beber agua del grifo. Este impacto se debe a la generación de residuos plásticos, las emisiones de gases de efecto invernadero durante la fabricación y el transporte, y la energía utilizada en el proceso de embotellado.

Optar por el agua del grifo no solo es una elección más económica, sino también una decisión más sostenible que contribuye a la reducción de residuos y a la disminución de la huella de carbono. En una época donde la conciencia ambiental es crucial, preferir el agua del grifo puede marcar una gran diferencia en la preservación del medio ambiente.

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