“El agricultor almeriense es creativo, valiente, sabe defender sus derechos”
Almería y sus personajes I Julio César Tello Marquina. Catedrático Emérito de Ingeniería Agrónoma
Nace en Cuenca y viene a Almería para estudiar plagas en el tomate (1978) y el pimiento (1990)

Cuando nuestro común amigo José Miguel me mandó el currículum de Julio Tello, me asusté:¡23 páginas! Y todos los méritos relacionados con la agricultura, tema en el que uno es profano. Pero tomando el consabido café de mis entrevistas, las dos horas se me hicieron cortas. ¡Lo que sabe y qué bien lo explica!
–Lo primero que extraña es que un conquense haya echado raíces en Almería...
–Yo nací en Priego de Cuenca pero con dos años mis padres se trasladaron a la capital. Estudié el Bachillerato interno en la antigua Universidad Laboral de Sevilla, la especialidad de Agrícola. Mis abuelos eran agricultores y a mí me tiraban los temas de campo. Era el año 1960 y por entonces estaba muy en boga el Irida, el Icona, o el Instituto Nacional de Colonización, que levantó varios poblados en Almería.
–Duro Bachillerato aquel...
–¡Y tanto! Mira, me suspendieron la Lengua Española un curso por ¡una falta de ortografía! en una palabra tan rara como embebecido. Tuve que ir en septiembre de Cuenca a Sevilla al examen y finalmente obtuve Matrícula.
–Haces estudios universitarios de Ingeniería Agrónoma.
–Sí, en Madrid y nada más acabar me mandan al Centro de Investigación Agraria de Tenerife para que estudiara una enfermedad rara en las plataneras. Solucioné el tema y me marché al extranjero para formarme bien en los patógenos de las plantas.
–Y regresas a España, al Centro Agrario de Valencia.
– Era el año 1978. A poco de llegar, el director me dice que en los tomates de Almería había un problema grave y que fuera a ver de qué se trataba. Resulta que la médula se ponía marrón, los tallos de las plantas se rompían y el fruto caía al suelo. Tras un detallado estudio a pie de campo, vi que los agricultores hacían los riegos por surcos y a la entrada de sus cultivos ponían sacos de abono granulado que el agua arrastraba rápidamente. Cuando se acababa, lo cambiaban y las plantas tenían 50 veces más nitrógeno del necesario. Por ello las hojas engordaban mucho y rompían las plantas.
–En vista del éxito, te reclaman de nuevo por un problema con los pimientos.
–Esta vez fue el entonces ministro de Agricultura Solbes, quien me mandó para acá. Sucedía que las semillas de los pimientos tenían un virus que dificultaba su crecimiento. Bueno, pues conseguí que las empresas de semillas mandasen muestras de todos los lotes al Instituto para analizarlas y comprobar cuáles tenía el virus y retirarlas del mercado. Aquello fue un trabajo de chinos.
–Y muy apresurado porque los agricultores estaban en pie de guerra...
–¡Y tanto! Cortaban carreteras, increpaban al ministro cuando venía por aquí ... Los agricultores almerienses siempre han sido creativos y valientes para defender sus derechos. El primer tratado de Agricultura que conozco lo escribió en el siglo XIV un almeriense llamado Ibn Luyun.
–Y ante tu éxito, te relama la recién nacida Universidad.
–Fue en 1995. Se crearon los estudios de Ingeniería Agrónoma e idearon la asignatura de ‘Epidemiología de las enfermedades de las plantas’. Me llamó el Rector y me dijo que el único que podía impartirla era yo. Pero trabajaba en Madrid y sólo vi una solución: cogía el Talgo nocturno Madrid-Almería el viernes, estaba la mañana del sábado entera dando clase con el aula llena de alumnos, y esa noche volvía a Madrid.
–Pero claro, eso no había cuerpo que lo resistiera...
–¡Ja, ja, ja! Entonces pedí la excedencia en el Ministerio y sacaron aquí la Cátedra de Producción Vegetal. Fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Debo a Almería mis conocimientos de enfermedades de plantas pues, por la agricultura intensiva, es el primer lugar de Europa donde aparecen. El año pasado me jubilé como Catedrático Emérito y ya me dedico al placer íntimo del conocimiento.
También te puede interesar