Lo que el accidente esconde: detectives del asfalto en Almería
La Guardia Civil de Tráfico cuenta con una treintena de profesionales especializados en la investigación y reconstrucción de siniestros para esclarecer las causas y determinar las responsabilidades civiles y penales de los implicados
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Una treintena de agentes integran las unidades de investigación de seguridad vial de la Guardia Civil de Tráfico en Almería. Son el CSI de las carreteras de la provincia, los detectives del asfalto encargados de examinar a fondo y reconstruir los siniestros de la circulación para esclarecer las causas y determinar las responsabilidades, tanto civiles como penales, de los implicados. Y la tarea no es nada fácil. A veces en el lugar del accidente no está ni el vehículo porque el conductor se ha dado a la fuga. Comienza el rastreo de cualquier vestigio como huellas de las ruedas o restos de las piezas del coche, la búsqueda de testigos e imágenes y la comunicación con talleres, almacenes de repuestos y desguaces a los que suelen recurrir los delincuentes viales. Una de las claves del éxito de la investigación de un accidente es llegar lo antes para evitar que se contamine el escenario porque se han movido vehículos y víctimas o se han perdido pruebas al tener los bomberos que dar un manguerazo tras una deflagración.
Los agentes de Guardia Civil son especialistas en cálculos matemáticos y físicos y cuentan con un aliado tecnológico que cada día ofrece más recursos como el uso de drones y programas que reconstruyen virtualmente la película del siniestro. Y no hay dos guiones iguales, cada accidente es diferente e implica un aprendizaje para prevenir. En una primera fase realizan la recopilación de datos sobre los tres factores intervinientes (carretera, vehículos y personas) con los que se puede valorar su interrelación. En la vía se inspecciona geometría, pendiente, señalización, peralte, cuneta, rampa y visibilidad. Si un accidente se ha producido a media tarde vuelven otro día a la misma hora, con el sol a la misma altura, para replicar la visión que tenía el conductor en el momento del siniestro. De los automóviles se anotan las posiciones iniciales, las marcas de neumáticos y frenada, los elementos de seguridad pasiva (cinturones y airbag), los destrozos y piezas desprendidas, arañazos, polvos de los cristales y líquidos en la calzada y también se miden las deformaciones.
3.701 auxilios y 39.751 denuncias en el último año
Los 177 agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil realizaron el pasado año 3.701 auxilios y 133 pliegos de descargo (alegaciones a las sanciones), además de recorrer 1,6 millones de kilómetros. Durante el último ejercicio interpusieron 39.799 denuncias de circulación (39.779 en 2022), de las que 567 personas acabaron siendo detenidas e investigadas por delitos contra la seguridad vial, en su mayoría por conducir bajo los efectos de drogas y alcohol (277) y sin permiso de circulación (222).
Los agentes tienen la opción de conocer, con ayuda del laboratorio, si la bombilla piloto o el intermitente estaba encendido cuando colisionó. De las centralitas electrónicas de los turismos sacan más información y de parámetros como el coeficiente de rozamiento entre el neumático y la carretera o de la desaceleración. Son capaces de determinar la velocidad en base a la distancia a la que se desplazó un peatón o su teléfono móvil. En ocasiones han logrado localizar a conductores fugados a través del número de bastidor de una de las piezas encontradas junto al arcén. El factor humano se examina en base a las lesiones de los heridos y las condiciones psicofísicas de los actores implicados. Es importante mantener la cadena de custodia de las pruebas de alcohol y droga si el acusado acaba en el hospital y es el responsable de un accidente con fallecidos o víctimas graves. Sobre los heridos también se establece un seguimiento por si se produce un fallecimiento o empeora su estado de salud. Todo irá bien detallado en el informe técnico que entregan con las diligencias al Juzgado. En la Comandancia de Almería hay dos furgonetas de atestados de Tráfico, una siempre itinerante, equipadas con recursos necesarios para la investigación: un medidor láser, odómetro, cámara de fotos y drones, manómetro, indicadores alfanuméricos y espray para pintar las marcas sobre el terreno.
Para la toma de datos en la autovía, lo que implica un grave riesgo al cortar el carril, solicitan apoyo del personal de mantenimiento de carreteras. Son auténticas oficinas móviles que están operativas las 24 horas y en las que se pueden tramitar todas las diligencias necesarias. En la zona despliegan testigos con números desarrollando con puntos fijos (a partir del cero) la marcha del vehículo y las sucesivas etapas. Si hay testigos pueden ser muy útiles a la hora de radiografiar el siniestro. Y también la primera declaración del presunto autor del desaguisado, por lo que llevan un ordenador e impresora desde la que imprimir ese testimonio para que lo firme y no tenga la tentación de cambiar la versión más adelante, sobre todo en siniestros de relevancia penal o cierto grado de complejidad por las muertes o posibilidad de delito por falta de documentación, intento de fuga o delito contra la seguridad vial. Los agentes toman imágenes en el lugar delimitado desde todos los ángulos que luego se trasladan al programa informático Virtual Plan 4.0 con el que tratarán de realizar la reconstrucción pericial de lo que ha ocurrido, incorporando todos los parámetros que han obtenido con las sofisticadas herramientas de las que disponen.
“Si hay alguna muerte, no te olvidas nunca de ese sitio”
Cuatro agentes mantienen una conversación sincera en la hora del café. Hablan con el corazón de las experiencias que han ido viviendo, algunos con más de treinta años de trayectoria. El sargento Bautista y otros tres efectivos de la unidad repasan los momentos más difíciles. “Cuando vas con la familia o trabajando y pasas por cualquier punto de la carretera en el que has investigado un accidente con algún fallecido siempre te acuerdas, da igual el tiempo que haya pasado, los llevamos en la mochila”. Han visto tantas desgracias que no se la jugarían al volante ni en lo más mínimo. No entienden a los conductores que van enganchados al móvil. “Te pones al lado con el coche patrulla y ni se enteran”. Una de las vivencias comunes es la del primer siniestro mortal. Ese no se olvida y menos aquellos en los que fallece un niño. Uno de los agentes vivió en primera persona el trágico suceso de 1994 cuando un tren arrolló a una ambulancia en Gádor con 7 muertes (dos bebés). Imágenes que se le grabaron de por vida.
Los informes tienen que ser supervisados por el capitán jefe del Subsector Tráfico de la Guardia Civil en Almería, Eduardo Fernández, antes de ser remitidos al juez instructor. Son auténticos tratados en los que se explica hasta el último detalle con un lenguaje accesible a todas las partes, incluidas las aseguradoras. Grandes tomos de portadas amarillas plagados de fotografías, gráficos y croquis, mapas y cuadros explicativos en los que escudriñan la interrelación de cada uno de los actores del suceso. “El juez quiere que le digamos cómo ha ocurrido y nuestra obligación es entregarle un informe con todos los detalles para que no falte ningún elemento de juicio necesario”, argumenta el sargento primero Bautista, que ha estado al frente de la unidad de investigación de accidentes de Almería, a la que ya perteneció entre 2006 y 2014, durante los dos últimos años. Y no paran hasta descifrar las incógnitas de un accidente, aunque tengan que ir varias veces al lugar para observar desde distintas perspectivas, peinar cada metro del asfalto o volver a revisar la deformación de las biondas o quitamiedos.
En las dependencias de la Comandancia o el puesto de Vera, los agentes encajan todos los datos de los sistemas de medición del terreno y analizan al milímetro cada fotograma para ir articulando la simulación virtual con el mayor realismo realismo y exactitud. No han dejado de recibir formación en reconstrucción física del siniestro y se manejan como nadie con los croquis de carreteras y vehículos para que los culpables acaben ante el juez. A veces se enfrentan a casos extremadamente complejos en los que cualquier colaboración ayuda a desenredar la madeja. Hace unos meses la cámara exterior de una cooperativa agrícola captaba toda la secuencia de la colisión de una moto y un automóvil en un cruce. Son otro gran aliado, pero deben actuar con celeridad al requerir el vídeo porque algunas empresas y particulares los eliminan antes de tiempo. Y de las redes sociales les llegan vídeos de negligencias en las carreteras que se hicieron virales y permiten detectar a los autores.
Hace poco pudieron sancionar a un conductor de Roquetas que subía vídeos cometiendo todo tipo de temeridades gracias a la identificación del modelo, Seat Cupra, en base a las imágenes en las que apenas se veía el retrovisor y salpicadero. Los informes definitivos pueden tardar una media de dos meses, si bien requieren más tiempo cuando se mandan pruebas a laboratorio o necesitan ayuda de departamentos más especializados con medios de vanguardia como el DIRAT o ERAT con sede en Mérida y Madrid que complementan el atestado que se hace a nivel provincial desde la distancia o con desplazamientos a Almería como ocurrió entre el 19 y 22 de enero de 2022 cuando los investigadores viajaron hasta Viator para analizar in situ con más detenimiento el accidente en las inmediaciones de la base militar.
El detonante del proceso de investigación es un siniestro vial y la gravedad y complejidad, por la relevancia penal y la gravedad de los heridos e incluso muertes, es lo que marca qué parte de la estructura debe intervenir. Es una asignación de competencias por capas en la Agrupación de Tráfico a partir de sus estructuras jerarquizadas conocidas como UNIS que tiene un primer escalón con los motoristas y patrullas que realizan habitualmente el atestado básico, a continuación entrarían los Equipos de Investigación de Siniestros (EIS) si precisa de una reconstrucción y en última instancia podría requerir el apoyo del Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT).
Los casos que se derivan a investigadores que forman parte de las estructuras centralizadas fuera de la provincia como el DIRAT o ERAT son muy pocos. Las unidades de investigación de seguridad vial tienen presencia en 44 subsectores geográficos y en el de Almería son dos, una en la capital con 19 especialistas incluyendo al sargento primero Bautista y otra en Vera con 8, además de los tres agentes integrados en el GIAT. La Agrupación está encabezada por el capitán Eduardo Fernández y tiene bajo su mando a 177 personas repartidas en la plana mayor, los destacamentos de Almería, El Ejido, Huércal-Overa y Vera y las dos UNIS que incluyen al equipo periférico de reconstrucción de accidentes. El año pasado realizaron 2.152 atestados y la estadística contabiliza 1.880 accidentes con 28 fallecidos y 81 heridos graves. En lo que va de 2024 (hasta el 27 de octubre) han registrado 1.602 siniestros con 14 muertes y 67 heridos graves en la provincia. Cuando se accede a uno de los edificios de la Comandancia, frente a la glorieta Manuel Fraga Iribarne, se suele decir que "si huele a rueda a la derecha" para localizar las dependencias de estos detectives de las carreteras almerienses siempre dispuestos a averiguar lo que cada accidente esconde.
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