UPA juega con el lema de Lidl: 'La calidad no es cara, porque la paga el agricultor'
Esta cadena junto a la otra alemana Aldi compran el 48% de la producción de Almería · La organización les acusa de establecer los precios en origen por debajo del coste de producción y vender los productos incrementando un 300% el precio

Las comercializadoras alemanas están en el punto de mira de los productores almerienses: "Los agricultores están sometidos a la tiranía de las cadenas de distribución, especialmente en el caso Lidl y Aldi, que están estableciendo precios en origen por debajo del coste de producción y además exigen certificaciones de calidad", así lo decía ayer Francisca Iglesias, secretaria general de la Unión de Pesqueños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Almería durante un acto de protesta por la crisis de precios que padece el sector.
La organización agraria tiraba en la Rambla miles de kilos de pimiento, calabacín y pepino, concretamente, según UPA, 20 toneladas de hortalizas que estaban etiquetas por las empresas, como Murgiverde y Unica Group, para la destrucción. Iglesias señalaba, en contra de lo que manifiesta la a Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), que es la gran distribución la que establece los precios, además de acusarlas de fijar sus propios sistemas de certificación que solamente son para una cadena de alimentación determinada y no dan garantía alguna de calidad al consumidor.
El lema que centraba la protesta de UPA jugaba con el eslogan Lidl: "La calidad no es cara, porque la pagan los agricultores". Según la organización agraria, tanto Lidl como Aldi compran el 48% de la producción de hortalizas almerienses. "Si un agricultor está cobrando por un kilo de pimientos 0,48 euros, en este caso, Lidl lo vende a 1,59 euros", ponía de ejemplo Iglesias.
"Los agricultores están hartos de hacer certificaciones para grandes cadenas que nos ponen el precio, nos establecen los márgenes y donde nosotros nos encontramos indefensos porque no hay normas que establezcan un comercio justo". En este sentido, la secretaria provincial de UPA indicaba la ausencia de normas que garanticen la renta del agricultor, así como hacía un llamamiento a la unidad del sector para sentar las bases para que esta situación no vuelva a repetirse, con independencia del clima o de acusaciones como las recibidas por los agricultores almerienses por parte del Gobierno alemán en relación con la crisis de la E. coli.
Aunque las organizaciones agrarias y las comercializadoras y alhóndigas no se han puesto de acuerdo para realizar las reivindicaciones conjuntas, sí han elaborado esta semana un documento común (Asaja, Coag, UPA, Cooperativas Agroalimentarias, FIAB y Promarca). Se trata de un decálogo sobre los principios fundamentales para reequilibrar la cadena alimentaria. El primero se refiere a la buena fe en las negociaciones comerciales y en el equilibrio de los derechos y obligaciones contractuales; también la existencia de un contenido contractual mínimo en el que se incluya un precio determinado. Por otro lado, está el reforzar el poder negociador de los productores por lo que entre los fines de las organizaciones interprofesionales debe incluirse la negociación de los contratos de entrega de productos, la capacidad de gestionar la oferta y la comercialización y la adaptación de la producción al mercado. El decálogo también recoge la necesidad de contar con un organismo independiente que controle la aplicación de estos principios.
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