“Traduciendo a Bernhard Schlink me siento muy entusiasmada”
Almería
Trinidad Plaza ha traducido ya dos libros del alemán al castellano, y ahora tiene en el horno el tercero, La Nieta de Bernhard Schlink, con el que se siente muy cómoda

Almería/Hoy traigo una entrevista con Trinidad Plaza García (Almería, 1956), una traductora y escritora, a la cual conocí hace unos años en el grupo WhatsApp de la asociación “Filosofía en la calle”, con la que yo colaboraba como comisario de exposiciones. Ella estudió Filosofía en Granada y obtuvo una beca de lectorado en Bremen (Alemania), lugar que le cautivó, hasta el punto de que el año que pasó en aquella ciudad marcó el comienzo de su interés por la lengua y la cultura alemana que siempre han estado presentes en su vida. Casada y con dos hijos, trabajó durante veintidós años como profesora de Filosofía y Ética en diversos centros de Secundaria en Almería. Al jubilarse anticipadamente antes de lo previsto y con tiempo libre para volver a estudiar, ya con 52 años, se matriculó en Filología alemana, estudios que terminó a los 57, aunque antes, a los 56, se fue de Erasmus a Berlín, donde realizó cursos y seminarios sobre literatura del romanticismo alemán en la Universidad de Humboldt. Poco después de hacer un máster en Traducción, Trinidad empezó a realizar traducciones del alemán al español de artículos de revistas de filosofía, y a día de hoy, además ha traducido dos libros, uno de ellos ya publicado. Actualmente traduce La Nieta de Bernhard Schlink. Reencuentro en el Wannsee, publicado por Kiros Ediciones, es el título de su primer libro, lanzado en 2021, una novela realista, psicológica, donde se dejan entrever algunas cuestiones filosóficas. El origen de esta novela fue uno de los seminarios que la autora realizó en Berlín sobre Heinrich von Kleist, el dramaturgo alemán más significativo del siglo XVIII.
G. F.: Comencemos hablando de tu novela. ¿Por qué el título de Reencuentro en el Wannsee?
Trinidad: El título “Reencuentro en el Wannsee” resume la intención de la protagonista a lo largo de la novela, ya se había encontrado con el autor (Kleist) muchas veces, leyendo sus obras, pensando sobre sus personajes, quería tener otro encuentro (un reencuentro), tal vez el final, y depositar a los pies de su tumba una flor azul (símbolo del Romanticismo) que le había prometido. También sería un reencuentro con ella misma. Durante mucho tiempo había estado inserta en el mundo ficticio de la literatura y quizás fuera un momento para despedirse de esa etapa y comenzar otra. Se trataba en verdad de un doble “reencuentro”.
G. F.: ¿Cómo es Helena (la protagonista)? ¿Tenéis algo en común la protagonista y tú?
Trinidad: Helena es un personaje de ficción. Era el vehículo para hablar sobre las obras de Kleist y contar algo sobre Berlín y su historia. También quise plasmar en ella la idea de que una mujer, independientemente de la edad que tenga, puede darle un giro a su vida cuando considere oportuno y dirigirla a donde quiera. Helena es una mujer serena, que afronta la vida como le viene, que tiene capacidad para aislarse del mundo que le rodea y comunicarse con él lo estrictamente necesario y ella misma es capaz de conformar su propio mundo; se encierra en un rincón de su casa y llena su vida con la lectura de las obras de su admirado dramaturgo. Y en un momento dado decide ir a Berlín a tener un monólogo con él (tal vez una despedida). Quizás tengamos en común tener una visión realista, pero no trágica de la vida, la habilidad para horadar y trazar caminos cuando nos encontramos ante un callejón sin salida y el entusiasmo por la literatura y la lengua alemana.
G. F.: Reencuentro en el Wannsee es una novela corta, pero toca muchos temas: la justicia, la amistad, la homosexualidad, el abuso sexual, la identidad personal, la unificación de Alemania...
Trinidad: Sí. Son todos ellos temas que nos rodean, que los encontramos en nuestro contacto con la gente y en los medios de comunicación. No podemos desconectarnos de ellos. Muchos de estos temas, casi todos, los trata Kleist en sus obras, por eso es un autor que, aunque vivió a finales del siglo XVIII y principios del XIX es muy moderno, y además universal porque trata problemas universales que le han preocupado al hombre de todos los tiempos, y una de las intenciones de Reencuentro en el Wannsee es comentar la temática de las obras de Kleist, difundir sus obras. Esta pequeña novela está dedicada a su personalidad como escritor y a sus obras.
G. F.: La fotografía de la cubierta es del fotógrafo almeriense Domingo Leiva, al cual conozco y le mando un saludo desde aquí. ¿Por qué la elegiste y por qué te gustó?
Trinidad: La foto tiene su historia. Domingo, Lola (su mujer), Gabi (mi marido) y yo somos amigos desde el principio de los tiempos. Éramos compañeros cuando estudiábamos bachillerato. También nos encontramos de nuevo todos en Granada cuando estudiamos allí la carrera. Nos hemos seguido viendo, hemos viajado juntos. Esa foto la hicimos en un viaje a Suecia. Era un día gris, le gustó lo que se le ofrecía a la vista y, sin pensarlo, paró el coche. Se bajó con su inseparable trípode para hacer fotos. Comenzó a chispear, me bajé yo también y le sujeté el paraguas mientras hacía la fotografía. Aparte de la historia de la foto, que tiene un componente afectivo, se puede ver a Kleist en ese marco muy similar al que presenta el Wannsee. Además, la pequeña barca que se ve retirada del embarcadero me sugiere la soledad que sintió en vida y su prematura retirada de esta (se suicidó con treinta y cuatro años).
G. F.: ¿De dónde arranca tu pasión por Alemania?
Trinidad: Mi primer contacto con la lengua alemana fue cuando comencé mis años de Filosofía, cuando me tropecé con algunos términos de difícil traducción al español que había que entender y aprender en alemán. Ahí surgió mi curiosidad. En el último año de carrera asistí a cursos de alemán en el Instituto Goethe en Granada. Cuando terminé mis estudios solicité una beca de lectorado para Alemania, me la concedieron para Bremen. Ese año fue cuando me enamoré de verdad de la lengua y la cultura alemana. Experiencias, amigos, paisajes, lengua, costumbres me han acompañado siempre. Cuando pude comencé a estudiar Filología alemana en Sevilla y fue allí donde adquirí conocimiento de la historia de la literatura alemana y aprendí mejor el idioma.
G. F.: ¿Qué razones te llevan a interesarte por las etapas de las literaturas del romanticismo alemán y la surgida a raíz de la unificación de Alemania en 1989?
Trinidad: Más que la literatura propiamente romántica, me entusiasmó el movimiento del Sturm und Drang, precursor del Romanticismo. Este movimiento surge en la segunda mitad del siglo XVIII. Es una reacción a la Ilustración. Para el Sturm und Drang (Tormenta e ímpetu) tiene mucha importancia la libertad del individuo, la subjetividad, la expresión de sentimientos. El sentimiento va a prevalecer a la razón, se denuncia la hipocresía y el encasillamiento en las estructuras sociales, se da importancia al genio creador, el escritor de esta época es un auténtico revolucionario. Es una etapa muy interesante de la literatura. Las etapas de juventud de Goethe (Las desventuras del joven Werther) o de Schiller (Los Bandidos, Don Carlos). “La literatura del cambio” como así se llama a esta etapa de la literatura, que surge después de la caída del Muro de Berlín, es muy interesante. Se pone en evidencia la caída de las viejas utopías, se hace una crítica de la República Democrática Alemana, dirigida de alguna manera por la antigua Unión Soviética, como también de la República Federal, y del mundo occidental, se pone en tela de juicio la “libertad” de occidente para el que no tiene recursos económicos, la diferencia entre la ciudadanía de la antiguas Alemanias del Este y del Oeste después de la unificación. Esta etapa ha dado muy buenos escritores, que han aportado una fantástica narrativa, autores como Eugen Ruge, Jens Wonneberger, Ingo Schulze, Lutz Seiler, Thomas Hettche, Thomas Brussig y un largo etcétera, aunque son poco leídos en España.
R. G. F.: Ahora, hablemos acerca de traducción... ¿Cómo surgió la oportunidad de traducir al alemán la obra Habla o muere de Jens Wonneberger (aún sin publicar)?
Trinidad: Siempre que he viajado a Berlín he asistido a presentaciones de obras y de escritores que se hacen en la Casa-Museo de Brecht. Uno de esos días Jens Wonneberger presentaba su obra. Leyó algunos textos. Me esperé al final de la presentación, adquirí el libro allí y me esperé al final. Cuando terminó de firmar libros, le dije que estaba interesada en traducir su libro, que me diera un par de semanas para leerlo y si me decidía, se lo haría saber. Me decidí y se lo comuniqué. Es un libro especial. Espero publicarlo próximamente.
R. G. F.: ¿Y cómo fue la experiencia de traducir el libro del alemán al castellano: Cabo de Gata, de Eugen Ruge, publicado por Confluencias en 2017?
Trinidad: Fue la primera obra que traduje, Cabo de Gata, y lo hice por casualidad. Una amiga alemana me envió un artículo publicado en un periódico alemán de la novela que este autor había publicado. La adquirí lo antes que pude y comencé a leerla. Me gustó mucho su forma, su lenguaje y sus ideas. Además, resultó ser uno de los autores pertenecientes a esta generación que surge en el periodo de la unificación de Alemania. En la novela manifiesta los problemas que presentaban estas personas, desubicación, poco conocimiento de otras culturas, desestabilización emocional, etc... La traducción de esta novela fue una experiencia magnífica. Entré en contacto con el escritor y la editorial alemana, y conseguí la autorización para la traducción, la presenté a la editorial Confluencias y esta tuvo a bien publicarla.
R. G. F.: Andas envuelta en la traducción de La Nieta de Bernhard Schlink. ¿Cómo llegó tu interés por esta obra de este escritor y jurista alemán? ¿Y a él le conoces?
Trinidad: La nieta estaba catalogado como uno de los mejores libros aparecidos en 2021 en el ranking de novelas de ficción en Alemania. Lo leí en alemán y me decidí a traducirlo. No conozco a Schlink. Espero hacerle una visita y comunicarle mi interés por su obra. Tiene un lenguaje claro y cuenta una historia muy interesante. Esto no es una novedad en él. En su novela El lector cuenta una historia que cautiva. La novela La nieta es la historia de una pareja mixta, ella procedía de la zona oriental y él de la occidental. Una historia de amor, deseo, culpa, pasado nazi... pronto llegará a su fin y buscaré una editorial que le interese publicarla.
R. G. F.: ¿Qué formación has tenido para poder dominar la traducción? ¿Y qué formación consideras tú que debería tener un traductor?
Trinidad: Un traductor debería conocer la lengua a la que traduce como si fuera bilingüe, saber de todo y mucho. Esto es algo menos que imposible, a menos que el traductor en cuestión sea realmente bilingüe. La mayoría de los traductores son conocedores de la lengua y de la cultura del país. Pero además del conocimiento de la lengua es preciso tener cierta habilidad para esta tarea, saber transmitir y pasión por hacerlo. En Filología aprendí mucha literatura y gramática. Realicé un máster de Traducción organizado por la universidad de Sevilla muy interesante, y por lo demás todas mis lecturas son en esa lengua. Es la única manera de aprender más y más el idioma, refrescarlo y estar en contacto con él permanentemente.
R. G. F.: Cambiando de tema, como profesora de Filosofía y Ética que has sido durante veintidós años. ¿Cuál era el objetivo de tu enseñanza? ¿Y a quienes enseñabas?
Trinidad: Les di clase a alumnos de bachillerato. Teníamos un programa que dar, eso era inevitable. El curso con vistas a la selectividad había que darlo entero y con vistas a la prueba. Nos teníamos que ceñir al programa, a pesar de eso me esforzaba en que la asignatura no se redujera a memorizar las filosofías de los autores que nos exigían, procuraba soltar frases e ideas que les hicieran pensar y dar pie a polémicas en la clase. En el curso de primero de Filosofía la cosa era distinta. Aunque teníamos un programa establecido, podíamos ser más elásticos y se podía hablar más. En general mi interés ha ido por posibilitar que la mente se abriera a nuevos interrogantes y a incitar al alumno en el asombro.
R. G F.: ¿En qué consistió tu participación en el libro publicado para el segundo curso de Bachillerato L.O.G.S.E., titulado Historia de la filosofía 2, y editado en 2001 por Algaida Editores?
Trinidad: Eso fue una grata experiencia. Un grupo de compañeros formábamos parte de un grupo de investigación, dirigidos por Cayetano Aranda, profesor de filosofía de la Universidad de Almería. Nos repartimos los temas y elaboramos un libro de texto. Si no me equivoco, a mi me tocó tratar el tema de la Escuela de Frankfurt y Jürgen Habermas.
R. G. F.: Gran persona, Cayetano. ¿Y para finalizar, cuáles son tus libros favoritos?
Trinidad: La montaña mágica de Thomas Mann y El tambor de hojalata de Günter Grass, Kruso de Lutz Seiler, En tiempos de luz menguante de Eugen Ruge,… hay muchos.
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