Así sufren el coronavirus las personas con trastornos obsesivos compulsivos
Coronavirus Almería
"Lo que más me afecta es el encierro porque me disminuye el estado de ánimo, provocando que compulsione más", explican
Algunos afectados que sufren este trastorno irracional aumentan sus compulsiones para bajar su ansiedad durante los días de la pandemia
Estar en casa, remedio para contrarrestar el miedo
“Debo darle al pulsador del gel de manos 20 veces. No, mejor 200. O 555. No, eso no, que es un número impar. Venga, 600 y así seguro que no le pasa nada a mi familia. Si no hago eso, quizás los míos no estén sanos y les golpee alguna enfermedad”. Es uno de los múltiples pensamientos que se le pasa por la cabeza a un paciente con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). 24 horas, 12 meses, 365 días. Porque el TOC no entiende de vacaciones ni de confinamientos. Este trastorno se caracteriza por pensamientos que aparecen una y otra vez, llevando a la persona a realizar conductas, y en ocasiones a repetirla muchas veces, con la intención de reducir la ansiedad que provocan esos pensamientos intrusivos y repetitivos.
Llevar una vida activa es fundamental en los pacientes con TOC. De ahí que en la cuarentena por el coronavirus algunos compulsión en sobremanera, aunque depende del caso. “Hay más preocupación. Tenemos dos grupos en whatsapp, uno con los pacientes y otro con los familiares. En el primero apenas hay mensajes habitualmente y ahora, con la crisis del coronavirus, tiene más actividad que nunca. Tienen dudas de si ir o no al médico, de si lavarse o no, si tienen o no el virus... En el grupo de familiares también hay muchas preguntas”, explica el coordinador de Ayuda Mutua TOC Almería, Juan Antonio Varona. Porque este trastorno no es ninguna comedia, a diferencia de lo que refleja la película ‘TOC TOC’. No en vano, a quienes trabajan día a día con el problema les molestó que se banalizase en el largometraje un tema que afecta al 2% de la población, quien sufre este agotador trastorno mental, así como el análisis posterior del mismo por parte de Pablo Motos, “donde se puso observar sus risas, su falta de sensibilidad y empatía”, según el presidente de la Asociación TOC Granada, Aurelio López, una referencia mundial. Y es que teniendo controlado el trastorno, los individuos pueden realizar una vida absolutamente normal.
Ana Luque, paciente de TOC
"Durante estos días no saldría sola a la calle por miedo a contagiarme”
Tanto el coronavirus como el confinamiento puede hacer mella en algunos de quienes están aprendiendo a gestionar su problema. “Mi hija no está saliendo de la calle estos días, pero cuando nosotros llegamos de comprar no quiere que le toquemos. Llevamos años diciéndole que no se lave tanto las manos y ahora las recomendaciones sanitarias indican todo lo contrario. Estos días intento no poner noticias porque es un tema que no le beneficia. Parece que todo se nos va al traste y ahora hay que empezar otro camino. No sabemos cómo reaccionará cuando termine la crisis. A lo mejor nos dirá que hay otros muchos virus más en el aire”, comenta Inma Beltrán, madre de una adolescente con TOC.
Como el trastorno es irracional y el coronavirus real, todo depende del afectado. “Nos ha sorprendido gratamente cómo la mayoría de nuestros pacientes están afrontado esta situación, identificando cuándo el TOC intenta camuflarse entre las recomendaciones de lavado frecuente, por ejemplo, con pensamientos propios del trastorno, tipo ‘¿me he lavado las manos durante suficiente tiempo?’, utilizando la prevención de respuesta, es decir, no realizando la compulsión, que es lo que mantiene y agrava el trastorno. La clave está en identificar cuál es la función del lavado: si reducir el riesgo de expansión del virus o de forma ritualística por el TOC”, dice la psicóloga Noelia Hernández. “En apenas tres días se han sucedido toda una serie de rápidos e impredecibles cambios en nuestra rutina. ¿Qué pasa cuando esto sucede? Me siento en peligro y también pueden estarlo las personas a las que quiero. Aparecen pensamientos intrusivos como ‘¿y si me contagio?’. Ahí aumentan los niveles de ansiedad”, explica la psicóloga Sara Escudero.
Juan Antonio Varona, coordinador de TOC Almería
"El grupo de whatsapp que tenemos con los pacientes tiene más actividad que nunca”
A algunos afectados el coronavirus no les ha supuesto problema en su tratamiento, incluso el estado de alarma ha provocado ir a casa de sus familiares para pasar estas duras semanas. Sin embargo, a otros pensar en la pandemia no le hace ningún bien. “El coronavirus, el estado de alarma y el confinamiento han hecho que tenga momentos de más rumiar, compulsionando más. Me agoto física y mentalmente. Me satura esta situación porque intento controlar todo, siendo muy perfeccionista y ahora no puedo. El coronavirus en sí no me da miedo, pero sí enfrentándome a situaciones diferentes, por ejemplo, convivir con mis padres las 24 horas, aunque cada vez va a mejor. Eso sí, dispongo de herramientas que antes no tenía y que ahora las uso junto ellos”, cuenta Sergio Contreras, afectado de TOC, y que ahora realiza las terapias vía Skype, ya que, por las diferentes recomendaciones sanitarias, sus sesiones presenciales han sido suspendidas.
“No tenemos dudas sobre tratarlos de manera presencial, prefiriendo esta modalidad por encima de cualquier otra, pero esta situación, no sólo por nuestra propia salud, sino por la de los propios pacientes y sus familias y de la sociedad en general, es la mejor alternativa temporal dadas las circunstancias”, explica Hernández, buscando que los pacientes no se queden en mitad de su proceso terapéutico, máxime en estos tiempos nada sencillos, ya que la atención en torno al virus puede reforzar los pensamientos que generan ansiedad, siendo normal que algunos afectados aumenten sus pensamientos intrusivos.
“Lo que más me afecta es el encierro porque me disminuye el estado de ánimo, provocando que compulsione más. Mi novio sí toma más precauciones si va a comprar como no tocarse la cara, yo no tengo esa necesidad de hacerlo; si lo hago es más por el ‘y si’ que por tener esa necesidad . Ahora no saldría sola a la calle por miedo a contagiarme”, destaca Ana Luque.
Por otro lado, están aquellos afectados que viven con menos ansiedad la cuarentena, ya que asocian su hogar con un lugar seguro, alejado de las situaciones diarias que provocan que afloren los pensamientos obsesivos. “Como no salgo a la calle, no considero que mi casa esté contaminada. Intento no ver las noticias durante mucho tiempo, siendo fundamental una higiene normal, sin ‘dejarse’ por no haber sudado durante todo el día”, expone el paciente Antonio Arroita. “El coronavirus me preocupa como cualquier persona. No es un pensamiento obsesivo”, matiza, por su parte, Vanesa Rodríguez, misma opinión que su compañero Ramón Castillo. “Yo no llevo mal estas semanas porque estoy acostumbrado a estar muchas horas en la casa. No le doy muchas vueltas al coronavirus. No me ha venidomal volver a casa de mis padres a pasar el confinamiento”, comenta.
Sea como sea, la clave está en aplicar en este duro torneo lo ensayado en los entrenamientos durante la semana. “Estoy algo más nerviosa, pero sé como manejar la situación. Noto que los pensamientos me quieren atacar, pero sé combatirlos. Hay que identificar al TOC porque éste intenta atacar en los momentos más difíciles. No hay que asustarse y sí estar distraídos porque aunque haya que quedarse en casa, se pueden hacer diferentes actividades”, aconseja Marina Sanchidrián, ya recuperada.
Además, los afectados de TOC tienen distintas recomendaciones durante estas semanas en las que a algunos pueden aumentarle la atención selectiva: normalizar las emociones sentidas estos días; no usar la mascarilla a menos que se tenga el virus; lavarse las manos sólo antes de comer, después de estornudar o toser, al usar el baño, antes de cocinar y al tocar objetos fuera de la casa; pedir al entorno que no manden vídeos y noticias; restringir las noticias a una vez al día; y evitar estar en pijama todo el día.
¿Saldrán más caso de TOC tras la cuarentena? “No lo creo, entiendo que se plantee esta duda, ya que las recomendaciones que primero se dan es lavar frecuentemente las manos y esto se asocia muy a menudo con el TOC, pero para que exista un TOC no sólo ha de estar presente la conducta compulsiva, como lavarse mucho las manos. La diferencia es la función que cumple dicha conducta: no es lo que se hace sino porqué se hace. Si nos lavamos las manos por el coronavirus es una conducta recomendable y adecuada basada en evidencia. También la población general está teniendo conductas compulsivas de compra en supermercados que nada tienen que ver con compulsión de TOC”, expira Hernández.
Monachil. Refernecia mundial con pacientes almerienses
A algo más de una hora y media de la capital almeriense, en Monachil, se encuentra la Asociación TOC Granada, una referencia mundial. Atiende a un centenar de personas entre terapias intensiva y ordinaria, procedentes de toda la geografía española, incluso de otros países de Europa o América (además, en torno a 40 personas en lista de espera). Aparte de las terapias, la asociación brinda talleres de diferente temática (la mayoría, de forma gratuita) como complemento. En estos días de cuarentena algunos se han adaptado para hacerlos a distancia. La Asociación TOC Granada se constituyó a finales de 2014, aunque su fundador y presidente, Aurelio López, estuvo antes un año y medio atendiendo y alojando a afectados en su hogar. El equipo de trabajo lo forman una docena de psicólogos, así como psiquiatras, biólogo molecular, terapeuta ocupacional, trabajadora social y monitores de los distintos talleres. La asociación, que recibe cada año entre 4.000 y 5.000 llamadas, tiene incluso su propia editorial de libros que ayudan a entender mejor el trastorno. En tierras almerienses existe el grupo de Ayuda Mutua TOC Almería, con servicios para pacientes y familiares, colaborando con la de Granada (para más información: tocalmeria.com o 669536106).
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