Sueño y cansancio están detrás de uno de cada diez accidentes de tráfico en Almería
Seguridad vial
La somnolencia es uno de los mayores enemigos al volante, factor concurrente en un centenar de siniestros al año. Entre 2022 y lo que va de 2023 son 5 fallecidos, 14 heridos graves y 242 leves
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Detrás de muchas salidas de vía, de numerosos alcances traseros o de distintos tipos de distracciones se encuentra un conductor que no había descansado suficientemente la noche anterior, que estaba bajo la influencia de determinados fármacos sedantes o que padecía algún trastorno del sueño. La somnolencia y el cansancio se han convertido en uno de los mayores enemigos en las carreteras. Otros factores de riesgo permiten un mínimo control del vehículo. Sin embargo, si te duermes al volante, no hay posibilidad de respuesta. Y no sólo se manifiesta por la noche, cada vez son más los accidentes diurnos en los que la somnolencia es uno de los factores implicados porque las capacidades para circular con seguridad quedan gravemente afectadas. Las decisiones que se toman con sueño suelen ser erróneas, la concentración es menor y repercute en mayor tiempo de reacción ante imprevistos, alteración de los sentidos y movimientos más lentos y automatizados.
En verano, además, se intensifica la incidencia al ser la época más peligrosa del año con una tasa de mortalidad un 20% más alta que en los periodos no vacacionales precisamente por la fatiga de los conductores por la duración de los desplazamientos y la mayor densidad de la circulación. De hecho, se estima que las personas con insomnio crónico provocan dos veces y media más accidentes que las que duermen bien. Pero no es necesario sufrir esa cronicidad para que sea un factor de riesgo, una sola noche de pérdida de sueño tiene consecuencias negativas en el rendimiento y la vigilancia en la conducción.
El sueño y cansancio fue un factor concurrente en 119 accidentes de tráfico con y sin víctimas en el último año en Almería, casi el 10% de los 1.250 siniestros que se registraron en las carreteras de la provincia.
Entre el 1 de enero y el 1 de agosto de 2023 han sido ya 82 los percances en los que la fatiga, principalmente del conductor, ha estado presente de un total de 919 accidentes por todo tipo de causas. Así lo han trasladado a este periódico fuentes de la Jefatura Provincial de Tráfico de Almería que contabiliza en este epígrafe de la estadística de la siniestralidad vial entre los años 2022 y 2023 hasta cinco muertes en 201 accidentes al volante, así como 14 heridos de gravedad y 242 leves. La Dirección General de Tráfico explica que los problemas del sueño son, después del alcohol, la principal causa de los accidentes de circulación y argumentan que estuvieron presentes en el 7% de los siniestros mortales de 2021. Los estudios de siniestralidad vial demuestran que la somnolencia interviene, directa o indirectamente, en entre el 15 y el 30% de los accidentes de tráfico en España. Teniendo en cuenta los datos de la última década, cada año perdieron la vida una media de 75 personas en España y otras 250 resultaron heridas graves.
La DGT celebró en julio la jornada sobre Somnolencia y Conducción para debatir sobre un factor con una notable incidencia directa en la siniestralidad vial. El director general de Tráfico, Pere Navarro, explicaba que el 42% de los accidentes mortales son salidas de vía y un 38% están asociados a la distracción, “un cajón de sastre donde incluimos el móvil, en el que nos hemos centrado mucho en los últimos años, pero también la somnolencia y la fatiga, que son los grandes olvidados a los que quizás no les hemos dedicado la suficiente atención”. Álvaro Gómez, director del Observatorio de Seguridad Vial de la DGT, argumenta que el siniestro tipo en el que la fatiga y el sueño están presentes es una salida de vía, en autopistas de madrugada, sin dejar huellas, con visibilidad, sin pasajeros ni otros factores concurrentes.
La epidemia de la privación del sueño
El general jefe de Operaciones de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, Tomás García, señala la importancia de parar al menor síntoma de somnolencia. “No está interiorizado por la sociedad que el sueño sea un riego de siniestralidad vial y es algo que tenemos que cambiar”. Más de la mitad de los conductores afirman que fuerzan y siguen conduciendo a pesar de sufrir somnolencia y un 31% reconoce que ha tenido microsueños, según un estudio reciente de la Fundación Línea Directa. Una de las aportaciones más destacadas del foro de expertos la realizaba el director de AdSalutem Instituto del Sueño, que consideraba la privación del sueño como una epidemia generalizada si se tienen en cuenta los siguientes datos: el 30% de la población sufre algún tipo de trastorno del sueño, un 45% duerme por debajo de las 7 horas mínimas y los españoles duermen un 10% menos que el resto de Europa.
Esta privación del sueño tiene consecuencias importantes en la vida como el debilitamiento del sistema inmunitario, trastornos cardiovasculares y metabólicos, enfermedades neurodegenerativas, problemas de fatiga y salud mental y, por supuesto, un mayor riesgo para la seguridad vial que puede ser de cuatro veces más en el caso de que el conductor haya dormido entre 4 y 5 horas o se multiplica por once si ha dormido menos de 4 horas. Desde el punto de vista de la salud laboral, uno de los sectores más afectados es el de los conductores profesionales, en su mayoría autónomos con trabajos precarios en los que el sueldo va en relación con los kilómetros recorridos y las entregas realizadas y no pueden parar a descansar porque la conducción es su herramienta de trabajo.
En los últimos años se está avanzando en la implementación de avances de la automoción que ayuden a detectar el sueño, principalmente basadas en tecnologías de inteligencia artificial que monitorizan la conducción y detectan la somnolencia en base a comportamientos erráticos del que se duerme o fatiga. Sin embargo, es fundamental que se aborde como un reto sanitario que permita establecer circuitos urgentes en coordinación con las instituciones públicas y privadas para diagnosticar y tratar a estos conductores profesionales en el menor tiempo posible y en la prevención y promoción del sueño de la sociedad en su conjunto. Porque, tal y como manifestó, Irene Cano, jefa de la Unidad del Sueño del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, la privación del sueño es prevenible y que afecta a la calidad de vida de las personas, por tanto, lo primero que ha apuntado es la necesidad de ser conscientes que estamos ante un problema de salud.
La DGT fue pionera en 1997 cuando legislativamente recogió los trastornos del sueño en la conducción, pero entonces se le dio un carácter prohibitivo, porque no regula la asistencia del paciente y lo que la hace es que sea percibida por el conductor como punitiva, en vez de beneficiosa. Este planteamiento, unido a la falta de coordinación entre las instituciones públicas relacionadas con la conducción, genera que el cumplimiento de la actual normativa sobre somnolencia y conducción sea muy precario. Es un problema de salud con un incidencia directa en el tráfico que se debe abordar desde una respuesta asistencial al conductor con la prevención, identificando los riesgos y ayudando a evitarlos con la promoción del sueño.
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