La Sierra de los Filabres, bajo estudio
Consecuencias del cambio climático
Medio Ambiente analizará la zona debido al decaimiento forestal motivado por la sequía y las plagas.
Las últimas lluvias, ungüento momentáneo.
La zona oriental de la comunidad andaluza lleva años enfrentándose a una dinámica climática peculiar. En Almería, las temperaturas medias anuales han aumentado en los últimos años hasta situarse en torno a los 19.3 grados y las precipitaciones no ayudan. No aportan porque, aunque las lluvias de las últimas semanas han decorado el resultado, este sigue siendo pobre y hay zonas como Los Vélez y municipios del interior que tienen que seguir abasteciéndose de cubas durante una buena parte del año.
Pero todo esto está afectado sobre la fauna y, principalmente, sobre la flora. La Sierra de los Filabres, que constituye el principal macizo montañoso de Almería, no está pasando por su mejor momento. Su paisaje siempre se ha caracterizado por ser vigoroso gracias a la vegetación. En las décadas de los 50 y 60 se llevó a cabo una gran repoblación. Pero el pino laricio, el que históricamente fue ejemplo de su vegetación, no se utilizó, y en su lugar se dio paso al pinus sylvestris, del que no existe evidencias históricas de su existencia natural en las zonas calizas de la sierra.
Y no es que estén muriendo de uno a uno al completo, pero los daños son más que evidentes. La falta de agua de los últimos años, el aumento de las temperaturas y, como consecuencia, la aparición de plagas, están dañando a los ejemplares, creando extensa zonas de pinos marrones en lugar de verdes. Algunos de ellos, debido al cúmulo de todas estas circunstancias, están muriendo. Investigadores de la Universidad de Córdoba relacionan la mortandad en dos especies de pino (silvestri y nigra) en Almería con el cambio climático y la reducción de la disponibilidad hídrica en masas artificiales.
Pero ahora, junto al estudio que ha venido realizando la Universidad de Córdoba, será la Junta de Andalucía la que analice la situación con sus propios métodos. En la actualidad está llevando a cabo un estudio de detalle de la Sierra de Baza, su estado es preocupante y las plagas no paran de dañar su ecosistema. La cochinilla corticícola y la procesionaria no paran de dañar su vegetación.
Y esto, si nadie lo remedia, podría hacerse extenso al resto de zonas montañosas del mismo corte que se encuentran en la zona oriental de la comunidad andaluza. De ahí que junto al estudio que está desarrollando la Universidad de Córdoba, la Junta de Andalucía, mediante su área de Medio Ambiente, tenga previsto realizar otro de similares características al que se está llevando a cabo en la Sierra de Baza, donde, si cabe, las consecuencias de todos estos factores están siendo mucho más graves que en la provincia almeriense, llegando incluso a crearse un movimiento solidario para salvar este espacio de la provincia de Granada mediante la recogida de firmas.
Al igual que en la Sierra de Baza, tal y como explican desde Medio Ambiente, el criterio seguido para la elección de especies de las repoblaciones incluyó variables edáficas y topográficas. El pino negral, en concreto, fue implantado en altitudes intermedias (800 - 1.750 m), situado por encima del pino carrasco y por debajo del pino silvestre (Pinus sylvestris). También se tuvieron en cuenta los datos climáticos (precipitaciones y temperaturas) de la serie histórica que se disponía en el momento, correspondiente a los años 1940-1970.
Las repoblaciones fueron realizadas con una densidad elevada (por encima de 2.000 pies/ha). El desarrollo inicial fue exitoso, si bien con el paso del tiempo se han puesto de manifiesto situaciones de desequilibrio puntual achacables a factores como la competencia por alta densidad, la incidencia de agentes biológicos nocivos, la falta de adaptación de las especies de pinos en algunas de las localidades o los efectos de episodios de sequía prolongada en el tiempo. Estos desequilibrios no son exclusivos de esta área, de hecho en distintas partes del mundo se han identificado fenómenos de decaimiento forestal que está siendo objeto de la atención científica, con frecuencia enmarcados en los efectos del cambio climático. Por lo tanto, se va a cuantificar y situar geográficamente la superficie afectada por el decaimiento. La cartografía de daños se llevará a cabo mediante visitas de campo y la explotación de imágenes satélite y aerotransportadas que permitan el seguimiento de parámetros biofísicos a partir de la puesta a punto del modelo de daños (Universidad de Córdoba).
Además, se realizará un estudio de detalle de la zona afectada por el episodio de decaimiento. Como resultado, se dividirá el área en rodales según criterios como las características del medio físico (pendiente, tipo de suelo, orientación), el grado de afección de la masa de pinar y de la potencialidad de regeneración natural. Este estudio de detalle permitirá establecer propuestas para la planificación de actuaciones en la zona afectada, tanto de corta como de restauración. De manera urgente se abordará el estudio de riesgo de incendio para proponer medidas preventivas.
De la misma forma, en Baza, y consecuentemente en la Sierra de Baza, se llevará a cabo una toma de muestras de acuerdo con el protocolo de detección del nematodo de la madera del pino. Para hacer el seguimiento de la incidencia de esta posible plaga.
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