Sequía, temperaturas al alza y viento: alerta máxima por riesgo de incendio en Almería

Almería se enfrenta este verano a uno de los momentos más difíciles en su batalla contra los incendios forestales porque se han mezclado todos los ingredientes necesarios para que el riesgo sea mayúsculo y ahí tiene mucho que ver el cambio climático y sus progresivos efectos. El estrés hídrico de una vegetación prácticamente sin humedad por la sequía y falta de lluvias en casi toda la provincia, unido a las elevadas temperaturas estivales que vienen pulverizando registros máximos año tras año y las fuertes rachas de viento que caracterizan la meteorología almeriense son un auténtico quebradero de cabeza para un Plan Infoca que se mantiene en alerta máxima desde el primer día de junio conscientes de que se van a enfrentar a un verano muy complicado.

Aún no ha acabado el sexto mes del curso actual y la provincia ya ha superado todas las estadísticas anuales (doce meses) de la última década de superficie forestal que ha sido pasto de las llamas. Habría que remontarse hasta 2014 para encontrar un ejercicio con mayor incidencia del fuego, con más de cinco mil hectáreas arrasadas en dos graves siniestros forestales que se registraron en primavera en la Sierra de Gádor y Lucainena de las Torres. Desde aquel año hasta hoy, los balances del Infoca en Almería han ido oscilando entre un máximo de 1.030 hectáreas afectadas en 2019 y 1.182 de 2021 y el mínimo que marcan las 69 y 72 hectáreas que se calcinaron en 2015 y 2016. El curso actual ya comenzó con mal pie con un grave incendio en Enix que arrasó casi 640 hectáreas el 9 de febrero.

De ahí que al inicio de la temporada de alto riesgo fueran ya 674 hectáreas afectadas, más del doble que en todo el ejercicio anterior. Con la suma de las 1.800 hectáreas calcinadas por el fuego en el paraje El Jabonero de Níjar hace apenas unos días, el contador de 2024 se aproxima a las 2.500 hectáreas, su peor registro en diez años y uno de los más negativos de la historia porque entre los años 1992 y 2002 sólo se superó esa cifra en 1994 con 7.815 hectáreas afectadas. En esa serie histórica del cambio de siglo, los incendios afectaban a una media de 1.538 hectáreas al año en Almería, una proporción por encima de la tasa regional que es de 849. En cuanto al número de incendios la media son 77 en una estadística que oscila entre los 117 de 1998 y los 56 de 1996. Entre los años 2014 y 2024 sólo se superó la barrera de las mil hectáreas en 4 ocasiones, incluyendo el ejercicio actual, y el registro de incendios es sensiblemente inferior con un máximo 25 en 2014, precisamente el ejercicio de mayor daño medioambiental.

El subdirector regional del Plan Infoca en Andalucía, Rafael Yebra, explica que este año de momento no se está registrando un volumen elevado de siniestros, pero los que se consuman son graves como ha ocurrido con los de Enix y Níjar y las condiciones meteorológicas tan adversas, más bien extremas, han tenido mucho que ver. El que ha sido responsable del Centro Operativo Provincial durante los últimos quince años explica que el estrés hídrico de la vegetación hace que los incendios sean más intensos y veloces en su propagación y que tengan comportamientos más impredecibles.

Esa situación se ha venido agravando en los últimos meses, y se prolongará este verano que previsiblemente arrancará con los termómetros muy por encima de los valores habituales, y las condiciones del matorral son distintas a las del ejercicio anterior cuando la vegetación aguantó la humedad de combustible hasta mediados de julio por las lluvias de principios del periodo estival. Este año no ha llovido en primavera en gran parte de la geografía provincial y, a juicio de Yebra, los días de viento van a ser de “riesgo máximo”. De ahí que haya que extremar las precauciones y desde el Plan Infoca inviten a todos los almerienses a implicarse en la lucha contra el fuego y evitar cualquier peligro innecesario. “Cuantas menos igniciones se produzcan el riesgo de incendio forestal será menor”, añade.

El 62% por negligencias humanas

El subdirector regional considera que en un escenario de riesgo por la sequía y vegetación sin humedad hay que intentar que las causas humanas no estén detrás de ningún siniestro al menos en el periodo catalogado de alto riesgo comprendido entre el 1 de junio y mediados de octubre. Casi el 62% de los incendios forestales del pasado año en la provincia, según el balance del Comité Asesor del Plan Infoca en Almería, se debieron a negligencias de la ciudadanía, un 7,8% a causas accidentales y otro 10% fueron intencionados. Entre los principales errores humanos se encuentran las quemas agrarias o en trabajos forestales, las hogueras mal apagadas, los cigarrillos o cerillas que se tiran en zonas forestales, la maquinaria o herramientas que producen chispas, el lanzamiento de cohetes, las líneas eléctricas o los vertederos de residuos sólidos urbanos. Los dos graves incendios de 2024 han sido, sin embargo, por una tormenta eléctrica en Níjar y por la rotura y caída de parte del tendido del suministro de luz.

El dispositivo del Infoca cuenta con 455 profesionales desplegados por la provincia y una quincena de vehículos pesados: 2 nodrizas (con capacidad de 9.000 a 11.000 litros), 12 autobombas (de 3.000 a 4.000) y una unidad móvil de meteorología y transmisiones. En el operativo hay tres aeronaves, un helicóptero semipesado para los grupos especialistas y capacidad de lanzamiento de 1.300 litros y otros dos ligeros de transporte de retenes y capacidad de 900 litros. Además, la estructura provincial dispone de tres centros de defensa forestal en Serón, Alhama y Vélez-Blanco y dos subcentros en Abla y Laujar, así como un aeródromo en Gérgal, 115 balsas para la toma de agua y 10 casetas con sistemas de vigilancia y detección de incendios. La aprobación del primer Plan Infoca en 1995 introdujo un modelo de prevención y lucha que se ha consolidado a lo largo de los años y ha sido un ejemplo para otras comunidades autónomas. En 2011 el dispositivo se reforzó como plan de emergencias con una estructura organizativa y unos procedimientos de intervención que incluyen la protección de las personas y de los bienes de naturaleza no forestal.