Séptima legislatura de la Alta Velocidad
Desde aquella promesa del Euromed en el año 2005, no ha habido campaña electoral en la que no se proyecte un fuerte impulso inversor a la línea del AVE entre Almería y Murcia
Séptima campaña con promesas de cuantiosas inversiones y obras para la llegada de la Alta Velocidad en una provincia históricamente maltratada y condenada por los sucesivos gobiernos al ostracismo ferroviario. Y no se cortan ni en sus mítines ni en los actos sectoriales con plataformas como la Mesa del Ferrocarril o los empresarios. La política almeriense es frustrante, está llena de zalameros y durante los últimos veinte años sobrada de demagogia en torno al AVE. Ya en el año 1998 el entonces ministro de Fomento, Arias Salgado, decía que el Euromed llegaría a Almería en 2005 y poco después Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno, confirmaba en visita a Diputación que coincidiría con la celebración de los Juegos Mediterráneos.
Era evidente que los anuncios no tenían fundamento y el titular que le sucedió en Fomento, Francisco Álvarez Cascos, cambió Euromed por el AVE pero habría que esperar hasta el año 2007. El candidato al Senado hoy y entonces presidente del PP almeriense, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, también repetía en aquella época del boom inmobiliario, ajena a la contención y ahorro de los tiempos de la crisis, que la línea de Alta Velocidad que discurre entre Almería y Murcia se pondría en funcionamiento a lo largo de 2007. Han pasado ya 18 años de aquel augurio que quedó, como todos los anteriores y los que se han sucedido después, en agua de borrajas. Es más, en la actual campaña ha insinuado que como pronto habrá que esperar a 2025, dos años más tarde de lo previsto en la última fecha con la que han querido calmar el desagrado de los almerienses a los que han mentido gobierno tras gobierno.
Mientras regaban con millones otros tramos del Corredor Mediterráneo y de los ejes central y atlántico, aquí se toreaba sin miramiento tanto a la patronal como a los sindicatos y agentes sociales alegando que no había fondos para obras faraónicas y buscando excusas como la de que había que priorizar la finalización de la Autovía con Málaga. Desde el PP almerienses casi que intentaron computar el gasto de los tramos de la A-7 en la vecina Granada en el desglose de los presupuestos provinciales en un intento de enmascarar la dura realidad de los hechos. No se había invertido un euro y las partidas para estudios ya no tenían recorrido como consecuencia de sus años de literatura de incumplimientos.
Cero traviesas en los siete años de Rajoy y se dejaron de invertir los más de 600 millones que anotaron en las cuentas para la provincia. La cifra es similar a la que sustrajo el Ejecutivo de Zapatero que si bien tiene a su favor la construcción de los dos únicos tramos existentes, con una inversión de 750 millones de euros, juega en su contra que era una época de bonanza, con un sinfín de despilfarros, en la que se podría haber impulsado más si era realmente una prioridad. Pero no lo fue. De ahí que desde Fomento se diera orden de dilatar el plazo de licitación de 12 a 24 meses. Entonces llegó la crisis y Almería siempre ha salido perdiendo cuando se coge la tijera de la austeridad selectiva.
El kilómetro cero de Rajoy tuvo un momento crítico cuando ADIF decidió en 2014 tapiar los túneles de los Arejos generando un gasto en mantenimiento de 50 millones anuales y dejando completamente abandonado el trazado levantado entre Vera y Sorbas. Desde 2011 no se construyó absolutamente nada, tampoco se licitó, en la peor de las etapas para el futuro del AVE en la provincia. Fue un jarro de agua fría que no ha frenado a los populares almerienses en las campañas de 2015 y 2016 y posteriormente en las de 2019, siendo ya oposición, seguir con los anuncios de que su formación es la único que garantiza la llegada de la Alta Velocidad. Ni el tirón de orejas de la Unión Europea, que calificó el tramo entre Almería y Murcia como el eslabón perdido, sirvió para agilizar la marcha de la infraestructuras más ansiada en la provincia y encima se revisaron los proyectos a la baja que nos condena a un AVE low cost.
Y los socialistas que lucían una estadística de los días sin obras, el contador d e la vergüenza y olvido ferroviario almeriense, tuvieron que pararlo en julio de 2018 tras la investidura de Pedro Sánchez. En año y medio han repetido que hay voluntad y presupuesto, pero no se ha movido una sola traviesa. De hecho, exhiben en campaña el contrato de 8,8 millones para suministrar estas piezas metálicas sobre las que se asientan los raíles, pero el cartel electoral no ha podido hacerse en uno de los tramos con trabajos. El soterramiento se ha retrasado por un modificado del proyecto y en la línea del AVE a Murcia sólo se han realizado desbroces. Durante las últimas semanas han recordado que en los 17 meses de Gobierno del PSOE la provincia ha recibido 2,4 millones diarios en licitaciones y contratos, que nunca se había visto algo así en Almería, pero no es precisamente palpable.
El cronograma del exministro Íñigo de la Serna, ese que decía que en 2023 cerrando inversiones plurianuales y proyectos, no podrá cumplirse y será un nuevo jarro de agua fría para las esperanzas de los almerienses que estoicamente han aguardado ese vagón de última generación que los lleve en tres horas y media a Madrid y en cuatro y media a Barcelona. Y no será el único plan postergado. La conexión con Granada, que se iba a integrar con ancho internacional en el Corredor Mediterráneo, ni se ha nombrado desde que Sánchez está en la Moncloa. Kilómetro cero con Rajoy vende el PSOE, año en blanco repite ahora el PP, Ciudadanos lo integra en un plan estatal de infraestructuras. Pero todos se apuntan a la legislatura del AVE. Una vez más. Suelen olvidar, como Ortega y Gasset ya advirtiera, que toda realidad ignorada prepara su venganza.
Empresarios y Mesa del Ferrocarril
La patronal y Mesa en Defensa del Ferrocarril han sido las principales víctimas de los permanentes engaños de los diputados y senadores almerienses y, por supuesto, de la sucesión de ministros de Fomento y presidentes del Gobierno. No hay una campaña o periodo electoral en el que no los busquen con sus promesas de desbloqueo si los amparan en las urnas o de lo contrario si no lo hacen. No puede faltar la foto y, después, si te he visto no me acuerdo. Pero la pirotecnia de los partidos que no falte.
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