“Roquetas aún puede crecer más, sostenible y ordenadamente”
Almería y sus personajes I Juan Antonio Pérez Martínez (Abogado)
Nació en Almería pero pasó su infancia en El Marchal
Es funcionario del Ayuntamiento desde 1980 y fue alcalde de Roquetas (1983-87)
A pesar de que actualmente vive y trabaja en Almería, fue el segundo alcalde de Roquetas de Mar tras la llegada de la democracia a España. Por entonces Roquetas era un pueblo de 30.000 habitantes que comenzaba a despuntar en el mundo del turismo, aunque se parecía bien poco al de ahora, 40 años después.
–Aquella Roquetas y ésta deben parecerse como un huevo a una castaña, como suele decirse.
–¡Ja, ja, ja! Es cierto. Yo tomé posesión de alcalde de Roquetas el 24 de mayo de 1983 y encontré un pueblo cuyas calles estaban mayoritariamente sin asfaltar, no había alcantarillado más que en el centro e igual sucedía con el alumbrado público. Esta fue mi primera preocupación: las obras públicas, que todo el pueblo tuviera los mismos servicios que la zona más céntrica.
–Un pueblo con mucho potencial turístico ya entonces.
–Sí, se habían creado las Urbas de Aguadulce y de Roquetas, habían abierto los primeros Hoteles Playa y el turismo comenzaba a aflorar. Por entonces se censaban en la localidad 30.000 vecinos, de los cuales 5.000 habían llegado recientemente de la Alpujarra granadina al reclamo de los invernaderos. Y aprobamos un Plan de Ordenación Urbana para evitar un crecimiento desordenado.
–Un alcalde de tan sólo 28 años, lo que produjo algún equívoco...
–¡Ja, ja, ja! Fue tras tomar posesión del cargo. La Corporación nos fuimos a tomar unas cervezas y, al acabar, volví al Ayuntamiento a coger unos papeles. El guardia aún no me conocía y no consintió dejarme pasar... y menos cuando le dije que iba al despacho del alcalde. Tuvieron que acudir otros compañeros para ayudarme.
–Políticos ‘amateurs’, no como los de ahora...
–Pues mira, sueldo teníamos aunque no demasiado; pero no teníamos ni Seguridad Social. En mi currículum figuran estos cuatro años (1983-87) en blanco, como si no hubiese trabajado. La gente acudía a la política por ideales, no por dinero.
–¿Limpiaste finalmente el camposanto de Aguadulce?
–¡Ja, ja, ja! Un concejal de la oposición (yo era del PSOE) propuso en el Pleno limpiar en camposanto de Aguadulce y mi concejal de limpieza me dijo en voz baja: “Eso es imposible. ¿Cómo vamos a meter las máquinas de la limpieza en la iglesia?”.
–Oye, ¿te llevas bien con Gabriel Amat?
–Ya veo por dónde vas. Esa legislatura fue la única que el actual alcalde no estuvo en el Consistorio desde las primera elecciones democráticas; estaba en el fútbol. Pero sí, me llevo muy bien con él y reconozco lo mucho que ha hecho y hace por Roquetas.
–¿Dejaste muchos amigos?
–Bastantes y de todos los partidos. Entonces había mejor ambiente en política que hoy día. Juan Ortega, Manolo Villanueva, Sánchez Reyes, Adrián Martínez y algún otro que ya ha fallecido.
–Terminas el mandato y cambias de Ayuntamiento...
–Yo soy funcionario del Ayuntamiento de Almería desde 1980, cuando entré como Técnico Administrativo. Luego, en 1995, pasé a ser Letrado municipal ya que soy abogado y es lo que a mí me gusta. Es decir, llevo 43 años allí, con el intervalo de la alcaldía.
–Aunque tú eres de El Marchal de Enix...
–Bueno, no exactamente. Allí me fui con un año por problemas de salud aunque yo nací en Almería. Curiosamente, allí sólo había un colegio y mi madre era la maestra por lo que fui su alumno los primeros cursos. Luego pasé interno a La Salle e hice Bachillerato en el instituto de El Ejido recién abierto por entonces.
–Algún día te jubilarás y podrás dedicarte a tus hobbies...
–Tengo 68 años pero no hay prisa por jubilarme. Soy muy feliz con mi trabajo. Me gusta mucho leer, caminar (he hecho dos Caminos de Santiago aunque tú me ganas) el fútbol... pero sobre todo el ejercicio de la abogacía. Mientras pueda, seguiré en ello.
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