"Quiero ser una niña libre y no tener miedo a los jabalíes de Cabo de Gata"

Los niños de Cabo de Gata han expresado con dibujos sus sentimientos y emociones por las vivencias que están teniendo ante la presencia en su barrio de jabalíes. Lo que para algunos puede ser una curiosidad es para los pequeños residentes en este núcleo urbano constituyen un factor que les limita la vida hasta el punto de tener “miedo” a salir de sus casas.

Es el denominador común de las ilustraciones de los alumnos del colegio Virgen del Mar de Cabo de Gata, que han representado las situaciones que sufren a diario y que les ha llevado a solicitar soluciones inmediatas porque, como explican, los animales se cuelan en su centro de enseñanza y tampoco el parque es un lugar seguro para ellos.

“Quiero vivir tranquila y no tener miedo, quiero ser una niña libre y que mi familia no tenga problemas por culpa de jabalíes”, narra una niña en la carta audiovisual que dirigen a la alcalde de Almería, María Vázquez, y de la que forman parte estas viñetas de malas experiencias que les empuja a solicitar la captura de los animales cuya presencia se ha convertido en una perturbadora rutina.

“Los jabalíes han roto el coche de mi tío, han tirado un hombre al suelo y una mujer ha ido en silla de ruedas todo el verano por su culpa. Hay una plaga y necesitamos que alguien los cace. Es un desastre”, cuanta otra de las alumnas en el mensaje audiovisual que circula por las redes y al que le precede un comentario del profesorado que aún espera respuesta de la alcaldesa para estos niños.

Que “los cacen ya. Se meten en el colegio y las limpiadoras están asustadas”, comentan junto a otras situaciones que, aseguran, les impide hacer una vida completamente normal como ir a jugar al parque. “Está vacío por culpa de los jabalíes”.

Expresan también situaciones que afectan a sus familias y vecinos como los encuentros en los contenedores a los que los animales suelen acudir en busca de alimento fácil. “No podemos tirar la basura, la gente deja las bolsas tiradas porque les puede atacar” y narran los cuanto menos incómodos tropiezos cuando van a comprar “porque, cuando los clientes, salen con bolsas de las tiendas les persiguen”. Se muestran preocupados por las repercusiones económicas para el comercio, la hostelería y el turismo.