“Prohibido dejar comida a los gatos; esto es un colegio”

Convivencia y civismo

El CEIP Rafael Alberti advierte con carteles del peligro para el alumnado que suponen los restos de salchichas y cereales que le ponen a los felinos callejeros en el patio

La dirección del colegio ha colocado carteles en la valla del patio advirtiendo del peligro que corre el alumnado con este tipo de prácticas
La dirección del colegio ha colocado carteles en la valla del patio advirtiendo del peligro que corre el alumnado con este tipo de prácticas / María José Uroz

La cantidad de gatos callejeros que campan por la ciudad de Almería pone en jaque la salubridad de los patios de los colegios entre otros muchos espacios como los parques infantiles. Son varios los centros educativos que han manifestado a este periódico e incluso a las administraciones públicas tener un problema con estos animales que han hecho de este tipo espacios un lugar para vivir. Cuanto menos altamente frecuentados, en buena parte atraídos por la gente que les deja comida allí.

Uno de los colegios que desde el inicio de curso lleva lidiando con el problema es el CEIP Rafael Alberti de la capital, en las inmediaciones de la Avenida Cabo de Gata, cuya dirección ha tenido que tomar cartas en el asunto ante la cantidad de excrementos, mal olor a orines e insectos que éstos atraen y que afectan al normal funcionamiento de las clases. Pero también por el peligro que supone que a diario haya restos de comida tirados en determinados rincones del patio. Salchichas, pienso, cereales y otros alimentos aparecen cada mañana en la zona de juegos de este centro educativo. Se trata de alimentos que la gente les deja dentro de las instalaciones educativas. Lo hacen fuera del horario lectivo, especialmente cuando ya es de noche, según han indicado testigos que han visto el ritual de llevarles la cena cuando cae la tarde. Los mismos testigos, e incluso la dirección del centro, aseguran que “la comida se la suelen poner en platos de cartón, latas, plásticos o incluso directamente en el suelo”, con el consiguiente riesgo de que algún menor pueda coger los restos de comida y comérselos.

El mal olor, mosquitos y suciedad se apoderan del patio en el que juegan los niños de 3 hasta 12 años

En el CEIP Rafael Alberti estudian niños y niñas de 3 a 12 años de edad y el patio lo usan tanto para el recreo como para realizar algunas clases al aire libre y para la asignatura de Educación Física.

La dirección del CEIP Rafael Alberti explica que tanto el personal de limpieza del centro como los propios docentes se emplean cada día en revisar las zonas donde la gente suele dejarle la comida a los gatos. El objetivo es retirar lo que haya y evitar cualquier riesgo para el alumnado. La retirada de excrementos por parte del servicio de limpieza también diaria, así como la desinfección de las zonas donde más huele a orines.

Personal de limpieza y docentes se implican en retirar los envases de los alimentos y excrementos

Desde principios de esta semana, en la valla del CEIP Rafael Alberti se han colocado carteles en los que se solicita “ayuda y colaboración” a los ciudadanos y vecinos del barrio. Les informan de la prohibición de dejar comida a los animales en el interior de las instalaciones educativas así como en la vía pública, y les advierten del peligro al que están sometiendo a los estudiantes menores de edad.

La comunidad educativa de este colegio de la ciudad espera que el mensaje sea captado por quienes acuden cada día a colocar comida a los felinos callejeros y que no tengan que adoptar otro tipo de medidas para erradicar el problema. La dirección ha dado parte de lo sucedido al Ayuntamiento de Almería.

Sanciones que van desde los 120 a los 3.000 euros

El Ayuntamiento de Almería tiene una ordenanza que recoge la prohibición de dar de comida a los animales como gatos callejeros o incluso palomas en la vía pública. Únicamente están autorizadas a poner comida a las colonias de felinos controladas las personas que tengan un carné otorgado por la propia administración local. Las sanciones por llevar a cabo este tipo de actuaciones, consideradas incívicas, puede ascender a los 120 euros o incluso los 3.000 euros, dependiendo de la gravedad de la infracción. La nueva ordenanza establece tres tipos de sanciones en su régimen disciplinario; leves, graves y muy graves.

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