El atlas celular humano
Preocupa el porcentaje de almerienses que se quedan en su pueblo
demografía
En el año 1900, el 50% de los ciudadanos de la provincia habitaba en la costa, ahora el 75%
Desde 1996, el 80% de los nuevos empadronados están en el litoral
Almería ha ganado 231.000 habitantes desde el año 1996. Es una de las provincias con mayor porcentaje de crecimiento poblacional. Es así porque la media de hijos es de las más altas de el país (1,6 de media por madre) y por el fenómeno de la inmigración.
Pero esa población adquirida no se reparte de la misma forma por todo el territorio almeriense. Ni mucho menos. Más del 80% de esos 231.000 habitantes se han ido a la costa. Es un proceso demográficamente evolutivo. Junto a la costa almeriense están las mayores opciones de encontrar y mantener un empleo, ya sea en el sector turístico o en las empresas relacionadas con la agricultura.
El caso es que el interior cada vez se encuentra más despojado de ciudadanos, y todo ello a pesar del esfuerzo de los municipios en crear fórmulas de negocio para mantenerlos. Pero no siempre es posible. Y es que, aunque los municipios que conforman el litoral almeriense aglutinan tres cuartas partes de toda la población de la provincia, no siempre ha sido así. En 1900, un 51% de todos los habitantes de Almería vivían en pueblos de interior.
Aun así, en pleno 2019, la situación de Almería no es tan compleja si se compara con el resto de provincias de la comunidad andaluza. Jaén es la provincia que más población retiene en zonas rurales, con un 28,1% del total. Le sigue granada, con un 25,8% y después se sitúa Almería, con poco más de un 25%.
Hay tres provincias que no superan el 15% de población en zonas rurales, son Sevilla (9,3%), Cádiz (11,6%) y Málaga (14,6%).
Zonas preocupantes y al alza
El problema está en el interior. Los Filabres y el Nacimiento lideran la pérdida de habitantes. La Alpujarra los mantiene a duras penas y situación similar vive el Almanzora, aunque todas estas comarcas tienen más pueblos que pierden población de los que ganan.
Por el contrario, el 85% de los municipios ha ganado población en el Poniente, el 87% en el Levante y todos los del área metropolitana, el 100%, han ganado habitantes.
Mientras que Roquetas de Mar ha sumado 61.000 ciudadanos desde 1996 y con 98.000 habitantes se ha situado como el segundo municipio con más población de la provincia o El Ejido se ha convertido en un auténtico referente tras haber surgido como una pedanía más de Dalías, la Comarca del Nacimiento, Los Vélez y el Almanzora se vienen abajo demográficamente.
De hecho, el 92% de los municipios del Nacimiento han perdido población en los últimos 20 años, el 63% de estos han pasado por el mismo trauma en el Almanzora, el 72% en la Alpujarra y el 75% en Los Vélez.
Pueblos sin partos
El caso es que en Almería hay 21 pueblos en los que no nacieron niños durante 2020 (último año del que hay datos actualizados en el el Instituto de Estadistica y Cartografía de Andalucía). Estos son Alcóntar, Alcudia de Monteagud, Alicún, Armuña de Almanzora, Bacares, Bayarque, Benizalón, Castro de Filabres, Cóbdar, Felix, Laroya, Lijar, Olula de Castro, Rágol, Senés, Sierro, Suflí, Tahal, Las Tres Villas, Velefique y Turrillas.
Hay casos extremos, como el de Alcudia de Monteagud, donde desde 2005 a 2020, solo nacieron dos niños en 2012. En Alicún no hay partos desde 2015; en Alsodux no hay datos de nacimientos desde 1996, lo mismo que sucede en Castro de Filabres; en Armuña de Almanzora no hay nacimientos ni en 2020 ni en 2019; En Bacares, el último nacimiento data de 2017; en Bayarque, de 2013; en Cóbdar sucede durante los últimos cuatro años; Íllar llevaba desde 2011 sin nacimientos hasta que en 2020 se produjo uno; en Olula de Castro, el último nacimiento data de 2005 y en Senés de 2015, mismo año que en Suflí; en Turrillas sucede lo mismo desde 2014 al igual que Velefique.
La población almeriense, al igual que la del resto del mundo, está destinada a vivir pegada a la costa. Así lo indica la evolución demográfica de los últimos años. De hecho, ahora, estos municipios linderos con la costa se enfrentan a un nuevo problema: dónde meter toda la población que suman y suman.
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