La Policía Científica sigue las huellas de los ladrones

¿Cómo actúa la Policía Científica en cuanto a los robos en viviendas?

Gabriel Pérez, Jefe de la Brigada Provincial de la Policía Científica en Almería, abrió las puertas de su despacho a este periódico para explicar el procedimiento que realizan en estos casos.

Tras recolectar las denuncias por robos en viviendas, contactan con el denunciante para realizar la inspección ocular, por lo que se le cita en el domicilio donde han ocurrido los hechos ya que el propietario debe estar presente. Para dicha inspección suelen acudir dos miembros de la policía científica, siempre que se trate de casos normales, ya que para inspecciones oculares más complejas se cuenta con refuerzos.

Los denunciantes deben explicar qué ha pasado, detallando, por ejemplo, por dónde creen que entraron los ladrones a la casa, qué rompieron, las habitaciones que revolvieron, o cuál creen que fue la vía de salida... Cualquier detalle que consideren relevante para ayudar al trabajo policial. Tras las entrevistas, los policías llevan a cabo la inspección ocular propiamente dicha. Observan atentamente el lugar de los hechos y buscan diferentes vestigios que les puedan llevar al autor del delito.

Entre estos, se encuentran los vestigios lofoscópicos, que se corresponden a las huellas dactilares o palmares que pudo dejar el ladrón. Para descubrirlos, se utilizan polvos magnéticos o reactivos químicos, que aplicados sobre las superficies de los objetos, revelan los dibujos dactilares. La policía los busca en objetos de los que hay cierta seguridad fueron manipulados y tocados por los ladrones, y siempre hay objetos más apropiados que otros por su material, no todos los objetos tienen las condiciones para poder revelar una huella.

También buscan vestigios biológicos: objetos que puedan contener material genético de esa persona, como son colillas o restos de pelos, saliva, o sangre que podría encontrarse en un cristal roto. Mediante técnicas de análisis de ADN se puede individualizar a una persona por su perfil genético. Si se tiene la certeza de que esos vestigios pertenecen al autor de los hechos, se mandan a analizar a los laboratorios de Madrid o Granada.

Otros vestigios son pisadas de algún tipo de calzado determinado, o marcas de alguna palanca, destornillador o cualquier objeto que pueda tener alguien concreto y le identifique.

Tras la inspección, se coordinan con la Policía Judicial para que investiguen los hechos. Otro añadido son las propias conclusiones que sacan los policías sobre cómo fue el robo, según los indicios y su experiencia.

Las pruebas obtenidas se reflejan en un acta escrito al que se adjuntan las fotografías del lugar y las muestras tomadas.

Los datos obtenidos del análisis de los vestigios, son comparados con las bases de datos policiales a nivel nacional. En el caso de tratarse de una persona sin antecedentes penales, no se puede identificar en ese momento, pero esto no significa que quede impune. Si el denunciante sospecha de alguien de su entorno, la policía puede citarle para una extracción de material genético y proceder a su análisis y posterior comparación con el del lugar de los hechos. O si en un futuro, el autor es detenido por otros motivos, se le tomará entonces la reseña decadactilar, un registro de las huellas de todos los dedos de las manos que se le realiza a todos los detenidos y que es introducido en la base de datos del SAID (Servicio Automático de Identificación Dactilar), y tras la cotejación con los datos ya almacenados, aparecerá entonces la coincidencia con las huellas registradas en el momento del delito de robo. Una vez identificado el autor, se procede a su detención, y si tras las gestiones pertinentes no dan con él o ella, se lanza una búsqueda a nivel nacional hasta que se le detiene.

En Almería, se realizan unas 120 inspecciones oculares mensuales, de las que un 40% son por robos en viviendas, y en lo que llevamos de verano, se aprecia una bajada en comparación con el anterior.

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