La ‘Plaza’ está de moda
La circunvalación del Mercado Central renace como enclave de ocio y restauración. A los establecimientos ya abiertos para tal fin, en breve se sumarán al menos otros dos
Almería/La plaza Ulpiano Díaz está cambiando su imagen y su fin y, pronto, lo hará aún más. El cierre de establecimientos tradicionales está dando lugar a una nueva etapa en la que el ocio se abre paso. Y es que este espacio reúne una serie de elementos que lo hacen muy atractivo para la restauración como es ser una zona peatonal en la que tienen cabida terrazas, sombra por la tarde, su ubicación en el centro de la capital y, en su epicentro, uno de los enclaves más visitados de la ciudad no sólo por los almerienses, sino también por los turistas: el Mercado Central, obra señera de Trinidad Cuartara, inaugurado en diciembre de 1893.
Como narra el historiador Antonio Sevillano en uno de sus artículos publicados en este diario, Mercado Central de Abastos (I), cuando se abrió al tránsito la prolongación de la calle Castelar (Aguilar Campoo) fue cuando terminó de configurarse la circunvalación del Mercado; “anfiteatro peatonal exento en el lienzo que limita a Obispo Orberá, con un conjunto de edificios de dos alturas obra también de Trinidad Cuartara”. El rótulo que le da nombre se refiere a la persona de Ulpiano Díaz, que como señala el historiador fue un hombre de asuntos taurinos que aquí disponía de vivienda y despacho, mientras otros moradores fueron el bibliófilo Moreno Martín y José Antonio Martínez de Castro, erudito promotor de la Revista de Estudios Almerienses.
Con algunas modificaciones urbanísticas como la fachada trasera de lo que fue en su día Marín Rosa, hoy edificio vacío tras albergar dependencias de la Junta de Andalucía y que algunos ya apuntan como futurible sede hotelera, el entorno del Mercado es de los pocos espacios que conserva aires nostálgicos del pasado de la capital y esto tiene su encanto y, por ello, tras la remodelación de la plaza de abastos que concluyó en 2012, la clausura de varios locales y la reactivación de la zona, son distintos los negocios que tenían puestas aquí sus miras. Son distintas firmas las que han desaparecido como la barbería del abrucenero, Sebastián Hernández, la Churrería de Manrique, ultramarinos La Fama, de Francisco Cortés, Platanería El Hilero, casa de menús económicos y de huéspedes La Provincial o el Restaurante y pensión Bretones, si bien otros locales comerciales están asentados desde más o menos tiempo, como la juguetería Don Pipo, la tienda hortofrutícola Grosella & Menta, Cafés Ortega, el estanco de Nuria, la joyería Díaz, Tea Salud, la ferretería Fermín -recientemente reformada con la rehabilitación del edificio contiguo, los bares Barea o Habibi, la cuchillería La Tijera, el Bazar Martínez o el que fuera tiempos atrás el Bar Cielo, que ha dado paso al Plaza Central, un lugar, como se dice actualmente para ir de ‘tardeo’ y donde alternar el café y las copas. Pero este no es el único establecimiento en la zona con tal fin, ya que desde antes de que el Plaza Central se reconvirtiera de tapas y raciones a cafés y copas en la circunvalación ya funcionaba el Plaza Market, un espacio que desde su apertura siempre ha recibido gran afluencia de clientes y, que ahora, cuando la gente busca, más que nunca con la crisis sanitaria, espacios al aire libre para pasar el rato, siempre suele estar lleno.
En breve, pues ya han comenzado las obras, se unirán al menos dos locales más destinados al ocio y la restauración. Uno, ubicado donde hasta hace unos meses se encontraba el Spar y, otro, junto ente la joyería y Fermín, cuyo local se está reformando pues lleva en desuso una retaíla de años.
Aún quedan espacios libres en este enclave. Por los aledaños del Mercado Central que un día, por mayo de 1931 visitó madame Curie, doble premio Nobel, invitada por el gobierno de la República, -hecho que gracias a la iniciativa de Sevillano se recoge en una placa en la plaza de abastos-, hay locales disponibles. Uno, que hasta hace en torno a un año albergaba la tienda de fotos trasladada a Obispo Orberá y otro el de la preciada herbolistería Hierba Luisa, junto al bar El Quinto Toro, que cerraba sus puertas el pasado 30 de junio.
Además, hay otra iniciativa puesta sobre la mesa por parte del Ayuntamiento de Almería, si bien no termina de cuajar y sobre la que lo último que se conoce es un informe solicitado por el Consistorio. Se trata de transformar el Mercado Central también en un espacio gastronómico en el que conviva la restauración con la venta de alimentos, al estilo del Mercado de San Miguel al que siguieron otros tantos en Madrid o La Ribera en Bilbao, por citar sólo algunos ejemplos.
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