Pescadería ‘amarra’ la escultura con la que Almería rinde homenaje a las familias marineras

Caras de emoción y también con cierto encogimiento de estómago entre los vecinos de Pescadería, quienes han vivido esta mañana el minuto a minuto de la milimétrica operación llevada a cabo para dejar reposar la escultura con la que Almería va a rendir homenaje a los pescadores y a sus familias. La emoción contenida no es para menos, no solo por su peso, 370 kilogramos, sino porque han sido ocho años esperando este momento.

Obra original del escultor Francisco Javier Galán Domingo, el conjunto, conformado por tres figuras, padre, madre e hijo, y elaborado en bronce, era trasladado mediante una grúa a la ubicación escogida entre el Ayuntamiento y la comunidad de vecinos: justo antes de la rotonda de Pescadería, en la intersección de la carretera de Ronda (Vía Parque), y la calle Cordoneros.

Aquí es donde ha sido amarrada como testimonio del respeto de los almerienses hacia los profesionales de la mar, un “oficio duro e inestable” al que muchas ciudades han rendido con anterioridad este tributo en reconocimiento a la severidad de un trabajo que es también una manera de vivir, como ensalza el presidente de la Asociación Cultural Pescadería-La Chanca a Mucha Honra, José Campoy, quien ha batallado por conseguir hacer realidad esta iniciativa, con el respaldo también de otros colectivos como la Asociación de Vecinos la Traíña, la Asociación de Vecinos San Roque, la Hermandad Nuestra Señora Virgen del Carmen de Pescadería, la Asociación de Empresarios de la Pesca de Almería (Asopesca) y la Asociación de Mujeres del Mar Galatea.

“La idea surgió por esa necesidad de reconocimiento de Almería para el pescador y sus familias, pues el sector pesquero fue el único productivo antes de que llegaran la agricultura, la construcción y el turismo. Y todas las penurias y huelgas por las que han pasado hicieron que nuestra asociación pensara que estas familias son merecedoras de un homenaje por parte de la ciudad de Almería”.

La previsión es que mañana martes la escultura, inspirada en iconografía de los años 40 y 50, sea oficialmente inaugurada por la alcaldesa, María Vázquez, acompañada por concejales de la Corporación y, por supuesto, por las familias marineras a las que se les viene a reconocer, simbólicamente, su trabajo, sacrificio y esfuerzo, formando parte del paisaje y patrimonio cultural de la ciudad.

Campoy pertenece a una de ellas y, entre sus recuerdos de la infancia, guarda especialmente uno que denota la dureza del oficio y la implicación en el mismo de las mujeres. “Mi padre era pescador y pasaba mucho tiempo en la mar, tanto que, cuando tenía cuatro o cinco años, al verle regresar pregunté: ¿quién es? No me acordaba”, relata el presidente del colectivo cultural y vecinal para dejar su propio testimonio del “gran sacrificio” de este trabajo, que Almería lleva en su ADN, y que requiere de la implicación de las madres.

“Son mujeres fuertes y abnegadas, siempre encargadas del cuidado de los hijos y en primera fila en cada una de las huelgas que ha protagonizado el sector”.

En cuanto a la tercera figura de esta escultura, de 2,20 metros de alto y 1,50 de ancho sobre una peana de mármol, representa “el niño que somos todos”, tal y como apunta José Campoy.