Pasodobles y rumbas llenan los veranos de música de verbena en las plazas de los pueblos

Las verbenas populares se convierten en las discotecas del verano · Tradición y diversión más unidas que nunca

Los vecinos se animan a bailar pasodobles en las fiestas del pueblo.
Los vecinos se animan a bailar pasodobles en las fiestas del pueblo.

Llega el verano y las verbenas populares, las de toda la vida, vuelven a resurgir para invitar al baile a los ciudadanos con las mejores versiones de los grandes éxitos.

Al caer la noche la plaza Hermanos Martín Escudero de Aguadulce se encuentra más abarrotada que nunca. Algunos se animan a salir a bailar, solos o en pareja, con coreografía preparada o sin ella, mientras que los más tímidos observan la escena desde sus asientos. Es la magia de la verbena, el ambiente familiar de estas veladas hacen de ellas una de las maravillas de las noches estivales.

Hay quien las define como las discotecas del verano, en las que los más veteranos disfrutaban bailando cuando eran jóvenes y ahora lo hacen en compañía de sus hijos y nietos. Unas fiestas catalogadas por muchos como en peligro de extinción debido a que cada año son menos las personas que las frecuentan.

Estos singulares guateques ofrecen la posibilidad de compartir las noches de verano acompañados de la mejor música en directo, la de la orquesta. Pasodobles y rumbas son los principales géneros con los que la banda deleita al público allí concentrado.

Entre las versiones musicales que se pueden escuchar en estas celebraciones la gente suele decantarse por los grandes clásicos. Rocío Jurado y Manolo Escobar son los reyes de las verbenas, sin olvidar, claro está, a Paquito el Chocolatero y a ese caballo que lleva tantos años caminando pa' lante y pa' trás. Durante más de cinco horas la orquesta interpreta un repertorio de música variada animando al público a que salga a la pista de baile.

Antonio Ibáñez es un vecino de Almería que se desplaza en compañía de su mujer hasta las verbenas más cercanas para disfrutar de estas mágicas fiestas. En esta ocasión disponen de una curiosa coreografía ensayada dejando boquiabierto a más de uno de los allí presentes. Si algo está claro, es que los asistentes participen o no, lo pasan realmente bien.

Después de varias horas de espectáculo, a las cuatro de la mañana llega la hora de recoger y poner fin al baile. La orquesta se despide y con la última versión, Paquito El Chocolatero, todos los asistentes se animan a participar. Los más trasnochadores vuelven a sus casas tras una agotadora noche. Deben descansar y recargar las pilas, próximamente les esperará una nueva verbena.

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