Parque Nicolás Salmerón Del buen comer y beber (II)

Crónicas desde la ciudad

En la primitiva calle Pescadores (Aguilar Martell y actual de Nicolás Salmerón) se alternaba un paisaje de modestas casas obreras con barrilerías y almacenes de esparto, maderas y lubricantes

Parque Nicolás Salmerón Del buen comer y beber (II)
Parque Nicolás Salmerón Del buen comer y beber (II)
Antonio Sevillano / Historiador

26 de febrero 2011 - 01:00

ERA la principal arteria de Las Almadrabillas, salpicada por dos modernistas edificios en el que destaca Casa Ferrera, hermoso edificio comercial con fachada de ladrillo vidriado. Toda la zona sufrió devastadores bombardeos durante la guerra, obligando al Ayuntamiento a reurbanizarla a su conclusión. Por estos lares discurrirá la segunda visita guiada a bares y similares: unos ya cerrados (El Vagón, Augusto Césare, Port of Spain, del francés Christian Salas) y otros últimamente incorporados, casos del restaurante árabe Marrakech, pub Mae West y kiosco Las Olas, frente a la Cruz Roja. De tres o cuatro más sólo conocemos el nombre y algún detalle: El Puerto, Maestranza, La Bodega o Los Dos Hermanos

De la cervecería El Barril son responsables Antonio y Ramón García Cuenca, nietos del propietario del inmueble de cuatro plantas -esquina a Arapiles- proyectado por el arquitecto Guillermo Langle (1927) para Francisco Alonso Rodríguez, exportador frutero y abogado. Siendo almacén de bebidas y bar El Neblí, lo alquiló el cámara inglés "Ginger" Gemmel, convirtiéndolo en local de culto cinematográfico frecuentado por artistas y personal de producción hospedado en el cercano Gran Hotel. Sus paredes, decoradas con cientos de fotografías y afiches, son testigos del diario trajín desde 1971. Incluso el nombre posiblemente fuese en homenaje a "El bulevar del ron", película rodada en el Muelle.

Aunque el restaurante El Parque (en el nº 9) lo inició Nicolás Arrufat, es a partir de 1988, con Eduardo y José Ronda Clemente, más su hijo José, cuando cobra merecido crédito. Su eslogan, "Pescados y mariscos de la Bahía de Almería" lo dice todo: de Almería. Además de experiencia tras una barra, pertenecen a una familia marinera propietaria de tres barcos arrastreros (pesquera de fondo): El Rojas, El Ronda y El nuevo Ronda; por tanto saben bien de la frescura y calidad del material que oferta su carta.

El Regina, bar donde impartía magisterio flamenco Juan Ronco Canales, antecedió a la célebre Casa Cuco de José Murcia Montoya, nacido en el propio barrio en octubre de 1899. Ocupaba los bajos del nº 40 del Parque Viejo y la vivienda familiar (con su esposa Julia Ruano y seis hijos) su planta alta. Desde su apertura en los años treinta Casa Cuco se convirtió en santo y seña de las noches golfas de vinos y rosas de posguerra. Lugar de sonoras juergas -pese a la censura reinante- en sus cuartos reservados, con guitarristas y putas llegadas de Las Perchas y Lugarico. Allí sentó plaza el cantaor Diego Ramírez "Niño de Almería" y fue parada y fonda de Pepe Marchena o Canalejas cuando ambas figuras venían al Cervantes y Tiro Nacional. Al morir el titular le sucedió su hijo Diego, quien lo mantuvo abierto paralelamente al kiosco de igual nombre en la zona ajardinada frontal hasta el incendio de este, al parecer intencionado. Posteriormente Diego y su hermano Juan montaron distintos locales de "alterne": La Gata Negra, en el Zapillo; Sala de fiestas Carrousel, en Vícar; Cafetería Mónaco, en Avda. de Cabo de Gata, y Rey Chico, en la Vega de Allá, junto a la Universidad.

Al núm. 45 se trasladó hace cuatro años Bodega El Patio cuando por derribo le obligaron a cerrar en la C/. Real de la Cárcel. Aquí Pepe Nache, hijo y nieto de Ramón Nache, suma ya la cuarta generación de propietarios (Luis García Romero fue el primero). Mantiene las viejas estanterías, anaqueles, bocoyes y parte de la botellería. También una de sus tapas estrella: las patatas al horno adobadas con aceite, sal y pimienta. El nuevo local, de barra reducida y trastero espacioso, ocupa un anterior garaje del que se conserva un arco de carga -de piedra roqueña- del primitivo inmueble del XIX. Seguimos.

-La Cartuja, Aguilar Martell, 22 (esquina a Santísima Trinidad); bar propiedad de Manuel Ojeda Navarro y finalmente de Pepe Perals. Ver anuncio

-La Reguladora, en el nº 38 de la misma calle. Se trataba de una sucursal de la bodega-matriz en Plaza del Carmen, de Federico Estrella.

-Bodegas de Carmelo Briñón, en el Malecón (frente a la Comandancia de Marina), fundada en 1900. Así se anunciaba: "Proveedor de la Marina. Grandes existencias de todas clases de vinos, aguardientes y licores. Garantiza los tipos de vinos destinados al consumo de las tripulaciones de los buques. Especialidad en vino Manzanilla".

-Miramar del Ruso, andén de Costa (rotonda donde está la fuente de Los Peces), de José Jurado Sierra. Bar y restaurante se publicitaba en 1908: "En dicho establecimiento se servirán los jueves y domingos helados de mantecado, limón y avellana. Además varios manjares, incluso la rica paella a la Valenciana que sirve esta Casa. Servicio a domicilio". Admitían abonos de comidas a precios económicos.

Desprovisto del apelativo "El Ruso", Joaquín López lo continuó durante la República ampliando la oferta de vino, cerveza, tapas y ponches matutinos con los muy solicitados coñac Oxigenado y Tres Cepas. Famosa se hizo en un kilómetro a la redonda su radiogramola con las coplas, cuplés y discos de flamenco de mayor éxito.

-El Amanecer (esquina a C/. Santa Cruz, aledaño a la hoy Bodega el Patio). Cerrado hace lustro y medio al ser declarado en ruinas. En los meses de faena de la uva era habitual punto de reunión de exportadores, consignatarios, arrumbadores, transportistas, trabajadores del Puerto y carabineros. En su segunda fase estuvo a cargo del que fuera boxeador y vendedor en el Mercado Central, Manolo González, y en el que colaboraban hermanos y familia. Al igual que la mayoría del ramo, su especialidad era el pescado y marisco, frito o a la plancha, además de guisos de cocina.

Junto a la primitiva Puerta del Mar, la antigüedad del Café-bar La Marina -todo un clásico al comienzo de la calle Real- se remonta a siglo y medio; aunque al principio se dedicó casi exclusivamente a la venta de pescado al por menor. Lo que había sido almacén y cuadras anexas a la Posada del Mar lo acondicionó Miguel y Ramón Nache en la década de los treinta. En 1952 pasó a manos de Adolfo Valverde y a su fallecimiento a los de su primogénito. De siempre presumió de buenos camareros; de excelentes profesionales que paulatinamente se independizaron: Juan López, Antonio Hernández o Paco el del bar El Arco, entre otros. Hoy La Marina, lo mismo que muchos negocios de la zona, está regentado por un ciudadano musulmán.

Con "El Rincón de Pepe" finalizamos el catálogo, no exhaustivo, de locales veteranos y primerizos. La historia del kiosco es intensa. Lo fundó Antonio López Ramón, un hombre emprendedor nacido en Los Molinos. Se estrenó en 1950 con un chiringuito en la Plaza Circular, junto a la estatua de La Caridad. Nueve años después marchó junto al ancla de la rambla de Maromeros, despachando refrescos, café y lo que se terciara, y en 1967, definitivamente, al final del Parque (primero con el nombre de "Tibet"), a la sombra de los ficus que miman. Con el patriarca colaboraron sus hijos Antonio, Indalecio, Francisco y José, actual encargado, y su hijo, José, ya en 3ª generación de López.

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