Nadar y guardar la ropa
Después de casi 17 años de liderazgo incontestable, el PP en Almería estará unido a su nombre de por vida. Tomó las riendas en julio de 2004 después de la derrota en las generales de marzo y en plena crisis interna que provocaría la expulsión de Enciso
Gabriel Amat es un todoterreno de la política que ha ejercido un liderazgo incuestionable, sin ruidos, ni críticos ni crisis desde el principio hasta el final de su presidencia en el Partido Popular. Natural de Albuñol, localidad granadina en la que nació el 3 de agosto de 1944, casado y con dos hijas, el alcalde de Roquetas desde 1995 completará este verano su etapa al frente del PP almeriense en el que durante casi dos décadas lo ha sido todo. Desde que cogió las riendas de la formación en el congreso del 16 de julio de 2004, tras la dimisión del entonces máximo dirigente provincial Luis Rogelio Rodríguez-Comendador fruto de una situación interna convulsa que daría lugar a traumáticas escisiones, no ha habido ni un solo paso ni movimiento en su partido que no haya pasado por su tablero de juego.
Ha sido el factótum del PP de Almería al que se afilió en 1978 cuando todavía era Alianza Popular y uno de los artífices de su éxito incontestable convirtiendo la maquinaria de la organización almeriense en un rodillo electoral comicio tras comicio que ha venido arrasando a los socialistas en cada cita con las urnas en la provincia hasta que llegaron Pedro Sánchez y Vox. Ni su edad próxima a los ochenta, ni su responsabilidad al frente de uno de los ayuntamientos más pujantes de Almería le impidieron convertirse en todo un baluarte del cambio para el PP andaluz desde que era liderado por su 'hermano menor' y exministro Javier Arenas. El de Olvera, una de las personas a las que más admira y con la que mantiene un estrecho vínculo hasta tal punto que Amat bautizó a una de sus hijas, siempre lo consideró un referente dentro y fuera de Almería, todo un ejemplo para los alcaldes y dirigentes del partido y lo nombró presidente de la Comisión Electoral regional.
"Sabemos que eres el más honrado del mundo, contigo hasta el final", le espetó Arenas en un acto público cuando más arreciaban las críticas por una serie de pleitos que Amat acabó ganando. No ha habido ni un solo litigio que manche su historial, Amat ha sido el corcho que siempre sale a flote ganándose el respeto y la devoción de la familia popular almeriense que lo quería siempre sobre el escenario a pesar de su peculiar pronunciación y su mochila de refranes. Un joven agricultor y empresario de compra y venta de terrenos que tomó las riendas de un ayuntamiento que no tenía dinero para nóminas y lo situó entre los más inversores del país es el paradigma de su gestión, también en política orgánica. Gabriel Amat ha sabido siempre nadar y guardar la ropa, apostando por el caballo ganador y evitando los excesos y salidas de tono propias de los que se ciegan ante los espejos del poder.
En su legado quedará los más de 20 puntos que distanciaron a populares y socialistas en las generales de 2012, un hito en la historia democrática de la provincia al rozar casi el 58% de los votos igualando el registro del PSOE de Felipe González en 1982. El PP de Almería fue la principal fuerza política de la provincia durante más de una década y el liderazgo de Amat contribuyó como el que más al cambio de gobierno andaluz, incluso antes de que se produjera, siendo también la provincia que más respaldó a Arenas cuando ganó las elecciones autonómicas pero no logró gobernar. Tal fue el agradecimiento a su 'hermano mayor' roquetero que el exministro concurrió a la presidencia de la Junta por Almería y Amat le puso su nombre a una calle y lo nombró hijo adoptivo.
El alcalde de Roquetas nunca ha tenido tres días de vacaciones y ha demostrado una sobrecogedora visión de futuro, una de las razones de las 'salvación' de su partido que una vez superadas las escisiones de PAL y GIAL no ha sufrido bajo su presidencia ningún desgaste orgánico, si bien la inacción del Gobierno de Rajoy en la provincia le propició una caída en el respaldo de la provincia en las urnas. De hecho, pese a los amagos, no ha dado el relevo antes a su mano derecha, Javier Aureliano García, tratando de dejarle el horizonte despejado de posibles nubarrones internos. En la antesala del anterior congreso provincial, otro de sus hermanos políticos, Juan José Matarí, comentaba que su liderazgo dependía únicamente de su voluntad y así ha sido, nadie le ha marcado los tiempos y se ha ido cuando ha querido. Amat ha sabido nadar y guardar la ropa y el PP en Almería estará unido a su nombre de por vida.
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