Mujeres que hicieron historia (V). La belleza rebelde de Mariana Pineda

Almería

Mariana Pineda fue ejecutada en 1831 por no querer delatar a sus compañeros liberales. Tras su muerte, la joven Mariana se convertiría en una mártir por la libertad

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Mariana Pineda, mártir por la libertad
Mariana Pineda, mártir por la libertad / D.A.
Julio Gonzálvez

04 de febrero 2024 - 06:00

Almería/Hace ciento noventa y tres años que Mariana de Pineda fuera ejecutada en una plaza pública de Granada. Granada resultó conmocionada tras el vil agarrotamiento. Estaban en plena Década Ominosa, de vuelta al absolutismo de Fernando VII de infame memoria, cerrado el Trienio Liberal por los Cien mil hijos de San Luis, un ejército enviado por la reacción europea. Las ciudades de España vivían frecuentes ejecuciones públicas por delito de rebelión, al amparo de un Real Decreto que establecía pena de muerte para quien conspirara por la libertad. Así ocurrió con Mariana Pineda. La represión política era cotidiana. El absolutismo, el “rey neto”, el grito de “Vivan las caenas”, el orden eran impuestos y asumidos por una población aterrorizada. Entre los intentos de alzamiento de los liberales constitucionalistas vinieron las consiguientes medidas de represión, con el ministro Calomarde a la cabeza.

Mariana nació en Granada en 1804 y fue hija natural. Su padre, capitán de navío y caballero de Calatrava, nunca se casó con la madre, María de los Dolores Muñoz y Bueno. Tuvo una infancia complicada y estuvo sometida a la tutela de varias personas. Se casó a los quince años con Manuel de Peralta, desafecto al régimen absoluto del Rey Felón. Quedó viuda con dieciocho años. Tuvo dos hijas. En opinión de sus biógrafos en el periodo conocido como Trienio Liberal se acentuó su ideología progresista.

Mariana Pineda fue a lo largo del siglo XIX un símbolo nacional de los liberales, entendidos como defensores del poder constituyente nacional y de los derechos y libertades, partidarios de la limitación de las prerrogativas absolutas del rey, poseedor exclusivo de la soberanía y del poder basados en su origen divino. Mariana Pineda era una heroína de la democracia. En 1931 se alzó un monumento en Granada, en su centenario, con presencia del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, mediando el granadino ministro de Justicia, Fernando de los Ríos. Era la primera celebración. García Lorca afirmaba en 1924 que estaba muy olvidada.

Escritores tan importantes como Antonio Carvajal, Martín Recuerda, Antonina Rodrigo y el propio Federico García Lorca han puesto su pluma al servicio del mito.

En 1862 Juan Antonio Vera Calvo pintó el dramático momento en el que la heroína parte para el cadalso. Una mano en el pecho y la otra extendida hacia el suplicio, hacia el Campo del Triunfo en el que le espera el garrote vil. Había estado encerrada en la cárcel de mujeres, en el convento de las “Arrecogidas de Santa María Egipciaca”. Tenía solo 26 años.

Retrato de Mariana Pineda
Retrato de Mariana Pineda / D.A.

Tuvo varias relaciones amorosas, la más importante posiblemente con el abogado José de la Peña, con quien tuvo una hija. Está probado que ayudó a varios perseguidos por la justicia real por sus ideas políticas. El 18 de marzo de 1831 fue detenida en su domicilio por el afamado Pedrosa, alcalde del crimen, ejemplo de reaccionario y que según las leyendas amaba a Marianita. Se vengó por no ser correspondido.

La ejecución de la piadosa Mariana conmocionó Granada. La tradición oral la elevó a mito popular. No llegó el perdón real y la ciudad del Genil y la Alhambra quedó sobrecogida. El delito era de rebelión. Sus colores, los de la masonería, entonces feudo liberal, pero restringido a mujeres, como aduciría su defensor.

Esta defensa intentó demostrar que no era una bandera sino un a modo de repostero para decorar una logia masónica. Esta es la hipótesis que hoy se acepta como más plausible; de hecho, los colores de la supuesta bandera eran los correspondientes al grado 22 masónico, el de Caballero de la Real Hacha, del rito escocés antiguo.

¿Cómo era la presunta bandera? Era morada con un triangulo equilátero de color verde en el centro y rodeando los lados las palabras: Libertad, Igualdad y Ley; además de otras letras que podrían formar un lema. Estaba a medio bordar y la definieron como una enseña “revolucionaria”.

Es sorprendente que la palabra ley fuera tan sospechosa, pero es justamente el concepto de freno a la tiranía y al capricho, al abuso de poder, tan frecuente en las dictaduras de toda índole.

García Lorca contribuyó con su “Mariana Pineda. Romance popular en tres estampas”, estrenada en 1927, a mitificar su martirio, en donde expresamente quiso hacer hincapié en el aspecto humano, personal y lírico de esa mujer valerosa y nada en el político, como le diría a Melchor Fernández de Almagro y a Francisco Ayala.

Mariana, ferviente religiosa, se mantuvo fiel a sí misma y a su ideario y plantó cara al sanguinario represor Pedrosa, negándose a delatar a nadie a cambio de la promesa de libertad y alimentando la leyenda de negar sus favores al represor, como recogería el cancionero popular. Posiblemente no quiso mencionar el nombre de su amante y primo, Álvarez de Sotomayor, a quien había ayudado a escapar de la cárcel facilitándole vestimentas de fraile y que unos años más tarde acabaría delatando a sus compañeros desde Gibraltar.

Hitos importantes en su vida

Carrera del Darro: Al principio de esta emblemática calle, a la vera del río Darro, pasó a vivir con sus tíos hasta que fue adoptada.

Calle Recogidas: Tras casarse, con tan solo 15 años, Marianita va a vivir con su marido a esta calle, al antiguo número 20. Allí tiene a sus dos hijas.

Calle Águila: Viuda desde los 18 años y al morir su hija, tras varios problemas por su vinculación con el grupo de liberales granadinos, en 1829 tiene otra hija, viviendo ya en el número 19 de esta calle.

Beaterio en Recogidas: Tras encontrar la bandera liberal en su casa, es encarcelada, después de un intento de escapar es trasladada al Beaterio de Santa María Egipciaca, en calle Recogidas.

Chancillería y cárcel: Tras el proceso en la Real Chancillería es trasladada a la Cárcel Baja, frente a la Puerta del Perdón.

Plaza de la Libertad: Dos días después, el 26 de mayo de 1831, la sentencia se consuma siendo ejecutada por garrote vil en el cadalso del Campo del Triunfo, junto al monumento a la Inmaculada.

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