Mujeres que hicieron historia (III). Victoria Kent contra el voto femenino

Almería

Esta malagueña luchadora fue la segunda mujer española en colegiarse como abogada. Llegó a ser una ilustre abogada y política republicana

Victoria Kent
Victoria Kent / D.A.

Almería/Resquebrajó los muros de los terrenos hasta entonces vedados para las mujeres, (Málaga 1892-Nueva York 1987). Hija de un sastre con ascendencia inglesa y de ama de casa, Victoria Kent se crió en un ambiente liberal. Pionera en muchos terrenos vetados a la mujer, abandonó Málaga para trasladarse a Madrid para acabar el bachillerato y licenciarse en Derecho por la Universidad Central en 1924.

Se alojó en la Residencia Femenina de Estudiantes, dirigida por María de Maeztu, y pagó sus estudios impartiendo clases particulares. En 1924, en plena dictadura de Primo de Rivera, fue la primera mujer adscrita al Colegio de Abogados. Defensora de la igualdad entre los géneros, fue nombrada por el presidente de la Segunda República, Niceto Alcalá-Zamora, directora general de Prisiones, cargo que ocupó durante casi dos años.

Siguió rompiendo barreras y en 1930, su nombre saltó a primera línea de la actualidad nacional e internacional al convertirse en la primera mujer del mundo en intervenir ante un consejo de guerra, consiguiendo la absolución de su defendido. Enrolada en las filas del partido Radical-Socialista, fue designada para formar parte de la candidatura republicana a las Cortes por Madrid, resultando elegida diputada, junto con Clara Campoamor, en 1931.

Kent con las aspirantes de la Escuela de Criminología de Madrid en 1932
Kent con las aspirantes de la Escuela de Criminología de Madrid en 1932 / D.A.

Sus discursos en contra del voto femenino le otorgaron cierta impopularidad; siguiendo la disciplina del partido, y con la convicción de que la mujer española del momento carecía de preparación social y política como para ejercer su derecho de forma responsable, defendía que el voto femenino se decantaría hacia el lado conservador, por influencia de la Iglesia y en detrimento de los partidos de izquierdas.

Fue responsable de la Dirección General de Prisiones y dedicó sus esfuerzos a reformar las cárceles españolas. Llegó a cerrar, por estar en malas condiciones, 114 centros y construyó la cárcel de mujeres de las Ventas. Durante los tres años que ocupó el cargo, tuvo un objetivo principal, dignificar y humanizar las prisiones así como priorizar la inserción por encima del castigo. Entre las distintas medidas que tomó para conseguir sus fines, se encuentran la mejora de las instalaciones, de la comida, la libertad de culto y la sustitución de las religiosas por funcionarias civiles formadas para ejercer su tarea. Quizás el gesto más significativo fue la eliminación de grilletes y cadenas que recogió para fundirlos y erigir una estatua en honor a otra gran mujer, Concepción Arenal.

Siempre comprometida con el frente republicano, no volvió a España hasta la muerte de Franco. “Yo no tengo otra pasión que España, pero no regresaré a ella mientras no exista una auténtica libertad de opinión y de asociación”, había dicho.

Victoria Kent
Victoria Kent / D.A.

MadameDuval

Con el estallido de la incivil guerra española, como muchos otros republicanos, Victoria marchó al exilio. Su primer destino fue París. Antes de marchar hizo distintos llamamientos a la población para que no abandonaran a los niños de los soldados que debían luchar en el frente. A muchos de ellos los acompañó en su evacuación hacia las provincias del norte para poder pasar la frontera. Debido a su dedicación, Victoria fue nombrada Primera Secretaria de la embajada española en París para que pudiera hacerse cargo de los niños refugiados, donde dedicó todos sus esfuerzos a los exiliados hasta que empezó la Segunda Guerra Mundial y se instaló el Gobierno colaboracionista de Vichy. En París fue perseguida por la Gestapo.

Victoria se refugió en la embajada mexicana donde permaneció un año hasta que la Cruz Roja le proporcionó un piso en el barrio del Bosque de Bolonia. Allí permaneció hasta 1944 con una identidad falsa. Aquellos años, convertida en "Madame Duval", Victoria escribió “Cuatro años en París”, un libro de marcados tintes autobiográficos. En 1948 Victoria marchó a su nuevo destino en el exilio. Esta vez a México donde permaneció dos años trabajando en la creación de la Escuela de Capacitación para el personal de prisiones. En 1950 marchaba a Nueva York a petición de Naciones Unidas, institución que reclamó su presencia y su experiencia en temas de prisiones. Fue en Estados Unidos donde vivió su más largo exilio.

Allí conoció a Louise Crane, una millonaria con quien Kent estrecha una gran amistad y cuya financiación le permite fundar la revista “Iberia por la libertad”. La publicación actuó como un órgano de información para exiliados que como ella permanecían lejos de su patria.

En 1977, casi cuarenta años después de marchar a Francia, Victoria Kent volvía a España donde fue recibida con cariño por todos aquellos que admiraron su labor. Pero Victoria terminaría sus días en su patria de adopción, los EEUU, donde moriría con 90 años, el 26 de septiembre de 1987. Atrás dejaba una larga vida de lucha por sus ideales.

Un debate extraordinario entre Kent y Campoamor

El discurso de Victoria Kent sobre el voto femenino en las Cortes de 1931 fue, sin duda, uno de los más polémicos de la historia española reciente.

Frente a Clara Campoamor, principal impulsora del sufragio femenino, Kent defendió que el voto femenino debía aplazarse por carecer las mujeres de la época preparación suficiente para ejercer su derecho de forma responsable: “Señores diputados, pido en este momento a la Cámara atención respetuosa para el problema que aquí se debate, porque estimo que no es problema nimio, ni problema que debemos pasar a la ligera; se discute, en este momento, el voto femenino y es significativo que una mujer como yo, que no hago más que rendir un culto fervoroso al trabajo, se levante en la tarde de hoy decir a la Cámara, sencillamente, que creo que el voto femenino debe aplazarse. Si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un periodo universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a todo la Cámara para pedir el voto femenino”.

El debate fue extraordinario y Kent fue considerada como la gran derrotada. Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de derechas, gran parte de los diputados del Partido Socialista y algunos republicanos.

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