Muere una adolescente por una explosión de gas en el Puerto
El lado oscuro de la Transición
Los hechos se remontan al 14 de abril de 1982 cuando coincidiendo con un escape de gas unas jóvenes que paseaban por el muelle de Levante encendieron una cerilla para buscar una bolsa de mano con libros
UNA adolescente, natural de Almería, Maria del Mar Sánchez López, de 14 años de edad falleció el pasado 14 de abril de 1982 en la residencia sanitaria Virgen de la Arreixaca de Murcia, victima de las graves quemaduras sufridas en un 90% de su cuerpo originadas unos días antes, como consecuencia de una violenta explosión de gas en la zona del muelle de Levante del puerto de la capital a la que posteriormente se sucedieron otras deflagraciones en cadena de menor intensidad planeando por unos momentos la sombra de una enorme tragedia.
Otras dos menores, Encarnación y Victoria Gracia Arcos hermanas y vecinas de la barriada del Zapillo resultaron heridas de diferentes pronósticos, con quemaduras de primer y tercer grado en la cara y extremidades como consecuencia de las llamaradas, aunque la mayor de las hermanas, Victoria Gracia, de 17 años de edad fue dada de alta medica la misma noche al sufrir solo contusiones de carácter leve. El escape de gas que originó las explosiones, según determinaron entonces los técnicos, ocurrió como consecuencia de producirse distintas fisuras en una de las cuatro tuberías de conducción de gas las que provocaron la deflagración cuyo impacto alcanzó a las jóvenes que esa tarde se encontraban en el puerto.
Se trataban de bolsas de gas producidas por múltiples emanaciones de los productos petrolíferos. La victima era la menor de cinco hermanos que en aquellas fechas estudiaba Graduado Social en el centro de enseñanza Servicio Doméstico de la capital.
Según la versión oficial, facilitada por el Gobierno Civil de Almería a los medios de comunicación de la capital varias horas más tarde de producirse el terrible incidente, el suceso se produjo en torno a las siete y media de la tarde del 11 de marzo cuando una de las menores encendió una cerilla con la intención de alumbrar una de las oquedades de las rocas para recoger una pequeña bolsa de mano conteniendo varios libros, que poco antes se les había caído y donde se estaba produciendo precisamente la fuga de gas.
Tras la violenta explosión, que alcanzó de lleno a las jóvenes estudiantes, en medio de una gran confusión, fueron trasladadas de urgencia hasta la Casa de Socorro de la calle Alcalde Muñoz y posteriormente, tras una primera asistencia médica, evacuadas en ambulancias a la residencia sanitaria "Virgen del Mar".
Allí, dos de ellas fueron intervenidas quirúrgicamente por espacio de varias horas. Dada la extremada gravedad de Maria del Mar Sánchez, los facultativos decidieron sobre las nueve y media de la noche, una vez estabilizada la situación clínica su traslado hasta la Unidad de Quemados de la residencia Virgen de la Arreixaca de Murcia al precisar cuidados especiales las heridas que padecía la adolescente. Las explosiones se produjeron en los aledaños de las tuberías de conducción de gasolina de Campsa que transcurrían enterradas bajo el pavimento del recinto portuario y comunicadas con la factoría ubicada a menos de un kilómetro y cuyo traslado de ubicación venia siendo reclamado insistentemente por los vecinos de la capital almeriense.
Los ciudadanos tenían sensibles temores de que se produjese algún incidente de este carácter, porque la capital estaba "viviendo" sobre un volcán que en cualquier momento podía originar una catástrofe de impensables consecuencias.
Desde que se produjeron las explosiones, los bomberos, Fuerzas de Seguridad, personal de la Junta de Obras del Puerto y voluntarios de la Cruz Roja de Almería mantuvieron aislada esta zona del puerto y cortadas al trafico las calles adyacentes, desalojando y aislando la zona ante cualquier incidente.
Desde el momento del suceso y hasta dos horas más tarde se vivieron momentos de tensión e incertidumbre entre los vecinos de la capital que desconocían realmente las consecuencias de estas explosiones que los mantuvieron en vilo.
Especialmente a los residentes próximos a la zona portuaria, al tiempo que se sucedían numerosas llamadas telefónicas a la comisaría de Policía e incluso a las redacciones de los diversos medios de comunicación de la capital demandando información sobre lo que estaba pasando. Hasta las once de la noche, varias dotaciones del parque contra incendios de la capital, estuvieron bombeando agua para limpiar las conducciones de gas y eliminar todo residuo de gasolina gasificada, ya que hasta poco antes de las diez de la noche se escuchaban pequeñas explosiones esporádicas procedentes de la zona de Las Almadrabillas.
Según trascendió entonces a los ciudadanos, a través de los medios de comunicación, unas semanas antes los operarios de la Junta de Obras del Puerto comunicaron a las autoridades de Campsa en Almería, la posibilidad de que se estuvieran produciendo algún tipo de escape en las tuberías de conducción.
Técnicos de la factoría de Campsa atendiendo la petición de los trabajadores efectuaron una inspección en la zona sin que se llegase a detectar ningún tipo de anomalía.
La reclamació se sustentó en base a la reclamación del comité de empresa de la Junta de Obras del Puerto, ya que unas semanas antes tuvieron que sacar semi asfixiando a un trabajador de una de las galerías de servicio del puerto, como consecuencia de las filtraciones de gases producidas en dicha galería.
La noticia días mas tarde de la muerte de Maria del Mar Sánchez en la residencia sanitaria de Murcia provocó una profunda consternación de dolor en la capital, siendo miles los almerienses que acompañaron a los familiares durante la celebración de los diversos actos fúnebres.
El debate que permanecía abierto, en torno al inminente traslado de Campsa de la zona, se acentuó especialmente tras el trágico suceso, aunque tuvieran que pasar más de tres años para que esta vieja aspiración de los ciudadanos se transformara en realidad.
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