Misión: Nuestros sanitarios se van a sanar a centro África, en plena selva

Esto es humanidad

Un equipo de profesionales sanitarios del Hospital Torrecárdenas viaja a centro África para operar, repartir medicinas e instruir a profesionales del lugar

Una labor altruista aprovechando parte de sus vacaciones

Misión: Nuestros sanitarios se van a sanar a centro África, en plena selva

En Almería son eminencias. En el hospital todos los profesionales los describen así, médicos, enfermeros, celadores, auxiliares... Y fuera de la profesión también, pues su nombre es conocido en la ciudad y en la provincia por su buen hacer, humanidad y profesionalidad. Llevan toda una vida luchando en primera línea para sanar a sus pacientes. En su día a día están rodeados de vida, pero también de muerte. Aún así, a pesar de la extensa experiencia, de haber sido testigo de multitud de situaciones complicadas..., nada comparado con el escenario en el que se han involucrado durante la misión que acaban de realizar en centro África.

El doctor Antonio Huete y el doctor Gabriel Fiol junto a los profesionales sanitarios de Bagandou a los que han estado instruyendo durante 14 días
El doctor Antonio Huete y el doctor Gabriel Fiol junto a los profesionales sanitarios de Bagandou a los que han estado instruyendo durante 14 días

Antonio Huete, neurocirujano; Gabriel Fiol, ginecólogo; Álvaro Alabarce, anestesista; Carmen Pérez Garrido, anestesista; Rocío Fiol, enfermera de quirófano y Yaco Climent, fisioterapeuta, conforman el equipo de profesionales sanitarios del Hospital Universitario Torrecárdenas que, de forma voluntaria y bajo la bandera de la Asociación Sara Allut Plata, ha viajado a centro África y a la selva más profunda para intentar aliviar el dolor de cientos de mujeres, niños y hombres, y llevar medicinas donde antes nunca habían llegado. Hablamos de algo tan básico como analgésicos o antiinflamatorios, además de antibióticos y antiparasitarios, entre otros. Algo al alcance de todos en el primer mundo y que en lugares como este son un lujo al alcance de nadie si no es a través de misiones humanitarias como esta.

Antonio Huete: "Fue muy duro ver cómo un niño se nos moría en brazos por malnutrición y sin poder transfundir sangre”

“Allí prácticamente todos los niños tienen parásitos, es decir gusanos en las heces, hay malnutrición y los hombres son como esclavos, por lo que los analgésicos y antiparasitarios son vitales”, explica el doctor Huete, quien con la voz entrecortada por la emoción de recordar imágenes de extrema dureza, señala que “de las doce veces que ha viajado para realizar una misión semejante, esta ha sido la más complicada y especialmente dura”. “Jamás se me olvidará que un niño de siete años se nos murió en los brazos por malnutrición y allí dejamos a otro en muy malas condiciones que Dios sabe si habrá sobrevivido o no..., seguramente no. Algo insólito en el siglo en el que vivimos, que un niño muera por esta causa, qué injusto, cuando a pocos kilómetros de donde estábamos había minas llenas de valiosos diamantes (explotadas por los rusos), eso en medio de tanta miseria y necesidades, qué injusto”, lamenta el doctor Huete muy afectado.

"Estuvimos en zonas de la selva, con los pigmeos, donde jamás habían llegado las medicinas antes”

Han estado en el hospital de Bagandou, al sur del país, ayudando a las hermanas combonianas que lo dirigen, en tareas de atención sanitaria a niños, mujeres, pequeños con malnutrición infantil y operando a mujeres con problemas ginecológicos.

Durante la atención a un bebé
Durante la atención a un bebé

De igual modo, se han hecho pequeñas misiones a lugares alejados de la población, en plena selva para llevar atención médica a los pigmeos, grupo étnico especialmente maltratado socialmente por la pobreza y el abandono.

Cirugías, reparto de analgésicos, antiinflamatorios y fisioterapia

Su labor durante los 14 días ha sido ardua, sobre todo por el afán de querer atender a cuantas más personas pudieran y de enseñar a los sanitarios de allí a realizar atenciones de este tipo. Han realizado sobre todo cirugías ginecológicas a mujeres, muchas con miomas, pero también han intervenido a pacientes con tumores subcutáneos, entre otras patologías. Toda esta labor la han realizado con anestesia raquídea, es decir, medicamentos que insensibilizan partes del cuerpo para bloquear el dolor, porque allí no es posible la anestesia general dado que no existen equipos para la intubación, según explica el neurocirujano Antonio Huete. Han trabajado para instruir a los sanitarios del hospital con el objetivo de que progresen y puedan atender durante todo el año a toda la población. Y han tenido el privilegio de conocer a un grupo de médicos jóvenes que estaban recién llegados de acabar sus estudios y se iban a convertir en el segundo nefrólogo, el primer reumatólogo y el primer especialista en Medicina Interna. Todos son nacido en centro África, se fueron a estudiar Medicina fuera y, una vez concluidos los estudios, han vuelto para aportar sus conocimientos y ayuda a la gente de su país.

Sólo para hacernos una idea de la situación, cuenta Huete que “en el hospital sólo había un médico para atender a una población de 50.000 personas. Que no existen los TAC o Scanner y que para hacer una radiografía había que hacer un trayecto de más de cinco horas hasta la capital. Toda una odisea para una prueba que en el primer mundo es básica para diagnosticar una simple rotura ósea. Casi todos los hombres tienen problemas de espalda y dolores por los trabajos que realizan, por lo que los masajes del fisioterapeuta fueron un bálsamo para ellos.

Los sanitarios durante una consulta de atención a la población
Los sanitarios durante una consulta de atención a la población

Allí, estos seis sanitarios del Hospital Torrecárdenas han intentado llevar un poco de luz, de dignidad y de ternura a aquellas personas necesitadas de alguien que les miren a los ojos con cariño y que respeten su dignidad. Han recibido con creces mucho más de lo que hayan podido dar en estos catorce días, como así señalan los protagonistas de esta historia. Una nueva misión bajo la bandera de la Asociación Sara Allut Plata que acompaña a los más pobres del planeta intentando llevar ayuda sanitaria y sobre todo, el abrazo humano a los más pobres.

“Ayudar”, objetivo de la Asociación Sara Allut Plata

La Asociación “Sara Allut Plata” pretende sencillamente ayudar y esta es precisamente su carta de presentación en la página web de la organización. Nace de una idea que surge como hijos para recordar la figura de nuestra madre, una enfermera de quirófano, instrumentista de cirugía cardiaca, madre de 4 hijos, con unas dotes excepcionales por su bondad, sencillez y ganas de ayudar a los demás. La Asociación tiene como fin la ayuda directa, sin intermediarios de ningún tipo, a las mujeres y niños de los países más pobres del mundo, con especial dedicación a los países africanos, donde cada verano se realiza una misión humanitaria. En esta ocasión el equipo de sanitarios ha estado en Bagandou – República Centroafricana durante 14 días. Unos días que le han quitado a su periodo de descanso en vacaciones para aportar su grano de arena en esta causa.

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