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El astronauta Miguel López-Alegría se suma al Rey Felipe VI, al científico Ginés Morata, premio Príncipe de Asturias, o a Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, entre una veintena de personalidades e instituciones que han sido condecoradas antes con la más alta distinción de la Universidad de Almería, con su Medalla de Oro.
En el marco de las XII Jornadas Astronómicas, un evento científico de primer nivel en el que el astronauta hispano-americano ya participó en el año 2008, la institución académica almeriense ha dado su reconocimiento más importante a uno de los principales protagonistas de la humanidad en su conquista del espacio. No en vano, en 2020 entró en el Salón de la Fama de los Astronautas de Estados Unidos y desde este martes simboliza la proyección que la UAL y la provincia de Almería quieren tener en las aportaciones mundiales a la Astronomía y a la carrera espacial.
En el primero de los dos días de su visita al campus, ya que este miércoles volverá para ofrecer una conferencia en las instalaciones universitarias, ha sido recibido por José J. Céspedes, ha firmado el Libro de Honor acompañado por el astrofísico John Beckman y por Pedro San José, director de las Jornadas Astronómicas, y ha mantenido una reunión con el equipo de gobierno de la UAL, al que se ha sumado José Antonio Garrido, director del Secretariado de Divulgación Científica. Este último ha sido el encargado de pronunciar el laudatio con los méritos que hacen de López-Alegría merecedor de la Medalla de Oro que le ha impuesto el rector en un acto público, una vez que Isabel Ortiz, secretaria general de la UAL, ha leído el acta de concesión. En los discursos ha estado presente el potencial del cielo almeriense, con referencias a Calar Alto, y la implantación de la nueva titulación de Física.
El astronauta se ha mostrado agradecido “tanto a la Universidad de Almería como a la comunidad universitaria” por lo que siente como “un gran honor y un privilegio”. En una muestra de la humildad de su carácter ha manifestado que no es una distinción para él, sino para todos los que le han “ayudado y permitido hacer estos viajes de exploración tan interesantes”. En esa línea, ha querido acordarse de quienes le han “educado desde pequeño hasta el postgrado, porque el papel del profesor, el transferir conocimiento a sus alumnos, es fundamental para el ser humano”. Igualmente ha compartido la medalla con los que ha llamado sus “colegas”, en referencia a “los científicos, ingenieros, astronautas, técnicos, no solo de la NASA sino de las empresas privadas, miles de personas que forman estos equipos y que han hecho posible que yo tenga el privilegio de subir al espacio”. Por último, ha agradeciendo a sus personas cercanas “su amor, aliento y ayuda, sin la que no habría llegado hoy a esta universidad, tan ligada al cielo y al espacio”.
El rector de la UAL, José Céspedes, ha reconocido el “gran orgullo que representa para la Universidad de Almería entregar su máxima distinción honorífica a una personalidad de méritos tan brillantes”, alguien que “encarna una trayectoria profesional y vital que tanto aporta al avance de la humanidad”. De hecho, “esta medalla es el símbolo de un vínculo forjado con la materia del reconocimiento, la admiración y la gratitud”, honrándose la UAL de que López-Alegría forme parte “de su cuadro de honor”. Dirigiéndose al homenajeado de modo directo, sus palabras textuales han sido “ya te sentíamos como alguien muy cercano, y hoy pasas a ser, en efecto y por derecho, uno más de nosotros”. Además, ha deseado que esto sea solo un inicio: “Estamos seguros de que en el futuro podremos seguir contando con tu enriquecedora contribución a nuestras misiones científicas y académicas”.
El rector ha sostenido que la UAL tiene a la ciencia “en primera fila de la escala de prioridades en todas sus vertientes”, docencia, investigación, divulgación y transferencia, siendo una manera de introducir la relevancia que se le otorga a la Astronomía a través de cursos, observaciones, un aula divulgativa y el apoyo a estas Jornadas Astronómicas de Almería. Todo ello irá incluso a más con la implantación del Grado en Física, “contexto académico idóneo para su desarrollo”, teniendo una ambición máxima: “La alianza con centros de referencia” como Calar Alto y “el estrechamiento de relaciones científico-académicas con expertos internacionales de primer nivel, serán factores determinantes para que la Universidad de Almería resuene, cada vez con más fuerza, en el panorama mundial de la Astronomía”. En ese camino ha pedido “contar con la complicidad y las sabias orientaciones” de López-Alegría.
José J. Céspedes ha contextualizado la admiración hacia el astronauta en un recorrido histórico desde el nomadismo prehistórico, pasando por “los grandes viajes de exploración de los navegantes” del XV y el XVI y “las expediciones de geógrafos y naturalistas del XIX, hasta el increíble momento del año 1969 en que un hombre pisó por primera vez la luna”, todos “hitos en los que la humanidad se ha asomado a los confines de lo ignoto para desvelar sus misterios, convertirlos en conocimiento y transformarlos en progreso”, de los que Miguel López Alegría es uno de sus exponentes actuales: “Eres un ejemplo sobresaliente de esa condición humana que tiende a ensanchar los horizontes de nuestro mundo, y no hay una condición más acorde con los principios y fines de una institución como la universidad”.
En su laudatio, José Antonio Garrido ha repasado los datos biográficos de un hombre nacido en Madrid en 1958, hijo de un oficial de infantería del ejército español y de una funcionaria de las fuerzas aéreas americanas, que con un año y medio emigró a California, que fue seleccionado por la NASA en 1992 como candidato para formar parte de la promoción número 14 de astronautas y que en sus 20 años de servicio ha conseguido logros que lo han convertido en un personaje esencial: “Una de las cuatro personas que más han volado al espacio, uno de los pocos que ha realizado hasta diez actividades extra vehiculares, segundo astronauta que acumula más horas en este tipo de misiones conocidas como caminatas espaciales”.
Ha enumerado sus tres misiones del transbordador espacial, en los años 1995, 2000 y 2002, y ha subrayado su participación como comandante en la Expedición 14, “de siete meses de duración en la Estación Espacial Internacional que fue lanzada a bordo de una nave espacial rusa, la Soyuz TMA-9”. Garrido ha hecho referencia, por último, a sus últimos vuelos “por ahora”, el quinto y el sexto de su carrera, los dos desde la iniciativa privada formando parte de la empresa Axiom Space y ambos en la nave Crew Dragon, a lo que ha querido introducir un matiz importante: “No han sido solo misiones turísticas, sino mucho más, ya que en ellas también se llevan a cabo investigaciones y experimentos que impulsan la innovación en áreas como la medicina, la biología o la nanotecnología, en claros ejemplos de cómo los consorcios público-privados van a ser fundamentales en la actual y próxima carrera espacial”.
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