Mercado Central de Abastos (I)
crónicasdesdelaciudad
Desprotegido. Incomprensiblemente, el histórico, bello y funcional inmueble carece de la consideración de Bien de Interés Cultural y no está en el catálogo de edificios nobles del PGOU
El sostenido aumento demográfico en la segunda mitad del siglo decimonono y el desarrollo económico auspiciado por la exportaciones de mineral de hierro, uva de mesa y barrilla, obligaron a las autoridades locales a dotar de servicios públicos elementales a una ciudad ya declarada capital de la provincia, en especial el Mercado Central cubierto, la Plaza para los nativos. A sus orígenes y vicisitudes dedicaremos las próximas Crónicas. Cerrado en mayo de 2009 y trasladado provisionalmente a Ctra. de Ronda, en julio de 2012 fue reinaugurado por el alcalde y consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía después de la profunda e inteligente rehabilitación llevada a cabo por la UTE Tejera-Sogeosa-Manzano, según proyecto del arquitecto Modesto Sánchez. Eliminando elementos añadidos, restañando viejas heridas y haciéndola lucir con el esplendor de sus inicios en 1893. El coste final se aproximó a los 16 millones de euros, abonados conjuntamente por Ayuntamiento y Junta.
Entre las mejoras introducidas en su tres plantas (en lugar de dos) destacan los 4.700 m/2 de mármol filabrés, escaleras mecánicas, doble conexión con el parking de Obispo Orberá, rampa de acceso por calle Juan Leal, medidas antiincendios, almacenes y cámaras de frío; oficina administrativa y de la Policía Local, área comercial independiente "La Plaza", etc. En total 8.000 m/2 rehabilitados y disponibles en pleno centro capitalino. Con 92 punto de venta (ocho abandonados): 45 de pescado y marisco (semisótano) y en la planta principal 21 casetas (barracas) perimetrales: carnicería, jamones -¡excelente el "cruzado" de Américo Díaz!- y charcutería; floristerías, cafetería o comestibles gourmet; y 24 mostradores distribuidos en tres espaciosas "calles" bajo el artesonado de madera restaurado del original y sostenido por airosas columnas de hierro: frutas y verduras; salazones y encurtidos; quesos y vinos, golosinas o bollería La Deliciosa. A expensas de experimentados profesionales que en buena parte se suceden de padres a hijos. Es el caso, por señalar uno entre decenas, del frutero Luis Díaz y de su esposa Juana Andújar, 4ª generación familiar, por separado, a los que prolongan sus hijos Luis y Mª del Mar. Con una trayectoria, la mayoría, merecedora de haberse reflejado en el libro que a semejanza de "La Casa de las Mariposas", editado por Cajamar, anunció Manuel Guzmán, concejal responsable en el proceso recuperador.
SIN CATALOGAR
Una intervención en definitiva de considerable mérito y satisfactorios resultados. Sin embargo carece, a nuestro juicio, de paneles informativos (español e inglés) que, sin abrumar, indiquen a sus numerosos visitantes -nacionales y extranjeros- la historia, cronología, arquitecto, promotores y singularidades del Mercado Central de Abastos almeriense, posterior al de Málaga y dos décadas anterior al de los modernistas de Valencia y La Unión (Murcia), pongamos por caso. Durante las obras quedó al descubierto una lápida sobre la fachada principal que el paso del tiempo me hizo imposible su lectura. Como reclamo turístico, hubiera sido asimismo oportuno señalizar sobre el pavimento circunvalatorio la primitiva muralla musulmana que, bajando de san Cristóbal, discurre bajo su suelo, acompañada igualmente de textos explicativos. Otra reivindicación de escaso coste económico y fácilmente asumible sería descubrir en lugar visible una placa que rindiese memoria a una de sus más ilustres visitantes: Marie Curie. Apelo a la sensibilidad del Sr. Alcalde.
De origen polaco, madame Curie, de soltera Marie Sklodowska (1867-1934), doble premio Nobel, de Física en 1903 y de Química en 1911, vino invitada por el gobierno de la República. Procedente de Granada, llegó la tarde del 1 de mayo de 1931, acompañada de "su bella hija, Eve", procedente de Granada; siendo atendidas por el gobernador, alcalde y cónsul francés. Tras pernoctar en el hotel Simón, a la mañana siguiente "la ilustre dama de ciencia, de edad respetable, trato afable y sencillo, pudo admirar la belleza que encierra Almería: calles y plazas típicas, nuestra gran Alcazaba, el Teatro Cervantes y el Mercado Público". Aquí, entre la admiración hacia su persona, unas floristas "obsequiaron a las ilustres visitantes con sendos ramos de claveles y rosas, y ellas agradecieron en extremo tal gentileza". ¡Olé por mis paisanas! Seguidamente marcharon a París, vía Valencia, no sin antes prometer "volver en época no lejana a visitar Almería para conocerla bien a fondo, pues le interesó sobremanera nuestra población".
Dicho lo anterior, la carencia más llamativa e incomprensible, y en la que la mayoría de almerienses estaremos de acuerdo, es su desprotección legal administrativa. El Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz contempla entre la provincia y capital 532 monumentos, edificios, espacios o lugares de interés histórico, cultural y etnográfico; inscritos como BIC o con expediente incoado para su registro. El Mercado Central no figura en tal Catálogo. Tampoco en el de inmuebles protegidos en el PGOU vigente, en ninguno de sus tres grados: 1º (39), 2º (91) y 3º (476). ¿Alguien entiende tamaño despropósito?, ¿han escuchado a algún colectivo reivindicarlo?
CIRCUNVALACIÓN
Cuando se abrió al tránsito la prolongación de la calle Castelar (Aguilar Campoo) terminó de configurarse la circunvalación del Mercado; anfiteatro peatonal exento en el lienzo que limita a Obispo Orberá, con un conjunto de edificios de dos alturas obra igualmente de Trinidad Cuartara. Rotulada con el nombre de "Ulpiano Díaz", hombre de asuntos taurinos que aquí disponía de vivienda y despacho, otros moradores fueron el bibliófilo Moreno Martín y José Antº Martínez de Castro, erudito promotor de la Revista de Estudios Almerienses.
Del vademécum de negocios abiertos en los bajos de dichas casas recordamos -en el sentido de las agujas del reloj- a partir de la escalinata de c/. García Alíx:
l La barbería del abrucenero y vecino de la calle Lepanto, Sebastián Hernández (heredada por su hijo Luis hasta el cierre definitivo); abierta en 1927 y por cuyo local pagaba 25 pesetas de alquiler a su propietaria, suegra de Antonio Férriz, asentador de la Alhóndiga
l Estanco y tostadero de Cafés Andújar
l Churrería de Manrique y bar El Cielo, de Luis Sierra, fundador del restaurante Club de Mar. Y más adelante la del cantaor Paco Barranquete, trasladado de frente al cuartel de La Misericordia
l Platería y zapatero remendón
l Congelados, zapatería, venta de carne equina, electrodomésticos Fermín, cuchillería La Tijera y, esquina a Aguilar Campóo, ultramarinos La Fama, de Francisco Cortés.
l Platanería El Hilero, casa de menús económicos y de huéspedes La Provincial; juguetería Don Pipo, el referido Ulpiano Díaz y tienda Spar de comestibles. Además de, a la vuelta, cestería y utensilios para el hogar y campo de Juan Navarro "El Prendo"
l Bazar Martínez, fundado en 1936
l Restaurante y pensión Bretones. Quedan pendientes el bar Habibi y el de Pepe Sorroche (Mogambo y hoy bar Barea)
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