La Legión y Viator cumplen dos décadas de provechosa alianza
Almería se vuelca con la conmemoración de la unidad militar que la representa dentro y fuera del país Exposición fotográfica, concierto y un cupón de la ONCE complementan el acto de hoy

En los actos del LXXV aniversario fundacional de la Legión, el 20 de septiembre de 1995, el general jefe al mando de la BRILEG, Carlos Gabari, se dirigió a los más de 4.000 militares desplazados a la base Álvarez de Sotomayor y, en presencia de los Reyes, afirmó que por fin se materializaba el antiguo "sueño legionario" de tener una gran unidad con el deseo de ser la mejor, empleada como punta de vanguardia del Ejército español. Y así ha sido. Terminó su discurso con tres vivas a España, al Rey y a la Legión antes de que entonaran "Soy el novio de la muerte", el himno de los caballeros legionarios. Aunque la base de Viator fue creada en 1924, inaugurada por el general Primo de Rivera como campamento de tránsito para las unidades que iban y volvían de África tras la sangrienta guerra del Rif, no fue hasta ese año 1995 cuando se produjo el desembarco masivo de efectivos gracias al Plan Norte del Ministerio de Defensa. El 1 de junio partieron los legionarios desde el Campamento Benítez de Ronda en convoy a las seis de la mañana para estar a las doce del mediodía en Almería, tierra con la que desde entonces mantienen un estrecho vínculo y, según el propio Rey Juan Carlos, una "deuda de gratitud" por el cariño con el que los recibió. La creación de la Brigada de la Legión (BRILEG) fue fruto de una resolución del 31 de mayo de 1995 que determina el cambio de ubicación geográfica del mando de la Legión, heredero de la antigua subinspección, desde Málaga hasta Almería. Por otra resolución, del 11 de agosto, el Mando de la Legión (MALEG), ya en Almería, pasó a denominarse Cuartel General de la Brigada de la Legión (BRILEG). Era el origen de una de las unidades más prestigiosas del Ejército a la que, tras diversas adaptaciones orgánicas, se incorporarían el resto de las unidades que inicialmente la constituyeron. La BRILEG se organizó sobre la base de los Tercios Don Juan de Austria, 3º de la Legión, y Alejandro Farnesio, 4º de la Legión, a los que unieron las Unidades de Apoyo de la disuelta Brigada XXIII: Grupo de Artillería, Grupo Logístico y Unidad de Zapadores. Todas las unidades se instalaron en la base Álvarez de Sotomayor situada en Viator con la excepción del Tercio 4º que permaneció en el acuartelamiento malagueño de Ronda.
La fama de pendencieros, de tipos con barbas que celebraban la muerte, preocupó y mucho a los vecinos de Viator cuando se comenzó a plantear el posible traslado a finales de 1993. El Plan Norte del Gobierno contemplaba la conversión de la Legión en brigada y también su mudanza a Almería. Respondía, según se explicó desde Defensa en aquella época, a un cambio sustancial de la doctrina aplicada por el Ejército en la que se concede mayor peso a su implantación homogénea en el territorio nacional y se aumenta la capacidad de participación en misiones con nuestros aliados y con Naciones Unidas. Todo un eufemismo propio de las comunicaciones oficiales de entonces. "Ronda se quedará huérfana sin la Legión", lamentó el portavoz del PP Cristóbal Carrasco. Los empresarios rondeños aseguraban que los legionarios percibían 2.000 millones de pesetas, de los que buena parte se invertían en bienes y servicios de la localidad y se irían para Almería, donde el partido político CDS pidió una consulta previa a los ciudadanos que no llegó a efecto. En Viator ya tenían claro, tanto la corporación municipal como los propios habitantes, que le Legión sería el revulsivo que necesitaban. El primer teniente de alcalde de la época, Cristóbal Urrutia, confiesa que visitaron Ronda para ver si eran formales los legionarios. "Venían de maniobras a la base y tenían mala fama, pero cuando llegaron se difuminó esa preocupación". La convivencia desde aquel 1995 ha sido "ejemplar" y, de hecho, son muchas las familias de militares que se han instalado en el Bajo Andarax en la última década. Recuerda el que años después sería primer edil que la Policía Militar era bastante severa y en cuanto se producía un mínimo exceso acudían al municipio a buscar a los responsables. "A veces los llamábamos desde el Ayuntamiento, pero eran incidentes muy puntuales".
Cuando llegaron a jurar bandera en los tiempos de la antigua mili más de 6.000 soldados en el campamento eran 38 los bares y discotecas y un cine lo que les brindaba el municipio. Una oferta de ocio que pocas localidades tenían en la década de los noventa. Hoy no se concibe la historia de Viator sin la Legión, parece que llevan toda una vida juntos y eso que su relación todavía no ha cumplido las bodas de plata. "Nos pedían la barredora y ellos nos dejaban a nosotros el escenario y sillas cuando organizábamos las fiestas patronales y otros actos oficiales", añade Urrutia, mano derecha del alcalde Joaquín Álvarez. En los últimos veranos, por ejemplo, los cursos de natación de los niños de Viator se impartieron en la piscina de la base y no hay año en el que no haga escala el Día de la Bicicleta en el campamento. Después de dos décadas de provechosa alianza, la Legión forma parte del paisaje de Viator y, en definitiva, de la idiosincrasia almeriense. Representan a la provincia dentro y fuera de España, son un pilar más de la marca Almería. Hermanados con un sinfín de municipios, cuyas cofradías se pelean por tenerlos en sus desfiles de Semana Santa, la unidad más popular y joven del Ejército de Tierra es también un referente internacional. Han participado en misiones humanitarias en Bosnia, Albania, Kosovo, Macedonia, Irak, Afganistán, República Democrática del Congo y Líbano. Han sobrevivido a metralla y mortero en su lucha por la paz, un sacrificio que ha estrechado sus lazos con la sociedad almeriense. Más de 200 personas suelen participar, un par de veces al año, en la jura de bandera de civiles. Y no hay nada más que ver el calado de la conmemoración del XCV aniversario con exposición fotográfica, concierto y hasta un cupón de la ONCE. El subdelegado de Defensa en Almería, Javier Soriano, lo explica con acierto: "La Legión siempre ha dejado huella, el que pasa por la base de Viator nunca lo olvida. El lazo de unión se mantiene de por vida".
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