Juan Breva en Almería

Crónicas desde la Ciudad

Antonio Ortega Escalona "Juan Breva" (Vélez Málaga, 1844-1918) fue considerado, justamente, referente de los cantes "abandolaos" malagueños y creador de estilo propio. Residió cuatro años en la céntrica calle Trajano

Juan Breva en Almería
Juan Breva en Almería
Antonio Sevillano / Historiador

27 de febrero 2010 - 01:00

EL pasado fin de semana daba inicio el VII Ciclo de Divulgación del Cante, organizado por el Área de Cultura municipal, con una velada inaugural dedicada a los "Cantes Abandolaos", es decir, al conjunto de estilos de la Andalucía Oriental que se acompañan a la guitarra con un mismo patrón rítmico. En ellos se incluyen los fandangos locales, rondeñas, tarantas, jaberas, granaínas, malagueñas o verdiales. Al detenerme en estos dos últimos ponderé la figura del velezano Antonio Ortega, anunciado con el popular nombre de Juan Breva. Y es que el insigne cantaor malacitano -junto a Silverio Franconetti y Antonio Chacón- conforma la santísima trinidad primera del Cante. Después vendrían los Manuel Torre, Pastora Pavón, Caracol, Marchena, Mairena, Fosforito o Camarón (la lista está abierta al particular criterio de cada cual), pero los señalados van a misa. Fueron los mimbres con los que se urdió el hermoso cesto musical andaluz.

Ante la cita a Juan Breva la mayoría mostró su extrañeza, interesándose por él al concluir el recital. No es de extrañar, los flamencos son poco dados a la lectura. Desde siempre. Por no leer, y no exagero, no leen ni los textos incluidos en los discos y cedés. Salvo, quizás, "Mundo y Formas del Cante Flamenco", de Antonio Mairena y Ricardo Molina; texto sostenido contra viento y marea por los mairenistas como la "biblia del Arte Andaluz" (no descarto volver a ella), salvo este libro, digo, el resto de títulos se quedan apilados en la editorial para desesperación de los autores. Pero vayamos a nuestro protagonista y a su vínculo con la "Almería dorada" que piropeara Antonio Machado.

ANTONIO ORTEGA ESCALONA

Nació y creció pobre -como todos los artistas populares de su época- en Vélez Málaga. El apodo y oficio lo heredo de su abuelo, de cuando éste voceaba el rico fruto por las calles de Málaga. Y en el malagueño Café de la Paloma subió por primera vez a un escenario. De aquí, con un contrato sustancioso avalado por el revuelo que armó, pasó al Café del Sevillano. La suerte estaba echada: había nacido un cantaor, de los grandes. Madrid le esperaba y fue tal su triunfo que llegó a actuar en tres escenarios distintos en un mismo día. Naturalmente lo hacía por fandangos y malagueñas, pero a su manera, creando y recreando hasta conseguir un sello propio, a imitar hasta nuestros días. Se cuenta, y así se anunciaba en la Prensa, que cantó en distintas ocasiones ante Alfonso XII, quien le distinguió con su amistad y le proporcionó algunos favores en compensación por placer de escucharle.

Fernando el de Triana corrobora las actuaciones de "aquel ruiseñor humano" ante el rey y Dª María Cristina, "el único que mereció tal honor, pues aunque otros cantadores también les cantaron a los reyes, siempre lo hicieron en el palacio tal o en el palacio cual, que no es lo mismo".

García Lorca leyó, seguro, el capítulo que le dedicó el cordobés Núñez del Prado a un "cantaor de malagueñas que se llamó Juan Breva, que llenó a España con los gritos de su corazón; corazón inmenso de un artista gigante, que subyugó a todos los públicos con las inimitables melodía de su alma, que ensordeció todas las regiones con el eco de sus victorias". A Federico le debió parecer adecuada la definición de artista gigante, hasta el punto que le inspiró un conocido y descriptivo poema:

¡"Juan Breva tenía / cuerpo de gigante / y voz de niña. / Nada como su trino. / Era la misma pena cantando / detrás de una sonrisa. / Evoca los limonares / de Málaga dormida, / y hay en su llanto dejos / de sal marina. / Como Homero, cantó / ciego. Su voz tenia /algo de mar sin luz / y de naranja exprimida".

JUAN BREVA EN ALMERÍA

No tuvieron excesivo acierto sus biógrafos (Miguel Berjillos y Gonzalo Rojo) en cuanto a la relación humana y artística del malacitano con Almería. En el año 1905 -escribe Berjillos- abre de nuevo sus alas por toda España, y sobre todo por la parte levantina, para después detenerse en Almería, donde siempre encontraba muchos amigos y muy buenos aficionados (aquí de acuerdo). Allí habló de sus deseos de encontrarse un negocio que le permitiese vivir (…) Le sugirieron el traspaso de una churrería, lo que aceptó, considerando que alternando su negocio, aunque pequeño, con su cante en la localidad podría salir adelante con su familia. Cierra el capítulo almeriense afirmando que al cabo de un año regresó con su mujer a Vélez Málaga.

El segundo autor insiste en el año 1905 y que su estancia fue muy corta: "Durante algunos meses vive feliz con la familia y amigos (…) Pese a los sesenta y un año que el cantaor tenía, el sedentarismo a que se encontraba sometido en Almería no le llegaba a satisfacer, por lo que decide regresar a Málaga". Pues bien, ni en 1905, ni unos pocos meses, ni con esa edad. Y acompañado sólo de su mujer.

El Padrón Municipal de 1914 (distrito 2º) no ofrece dudas:

C/. Trajano, 16 bajo. Antonio Ortega Escalona, de 71 años; natural de Vélez Málaga, industrial. Casado con: Antonia Gálvez Portillo, de 68 años, Vélez Málaga.

La Prensa tampoco. Vean una gacetilla ((LCM 16/07/1913) desmintiendo su fallecimiento: "El periódico El Cronista, de Málaga, publica en su último número un artículo dedicado a la muerte de Juan Breva, que según el citado colega había ocurrido en nuestra capital, donde reside hace tiempo. La noticia no resulta exacta pues el famoso cantaor, que tanta fama alcanzara en sus buenos tiempos, continúa vivo y al frente de su establecimiento de la calle Trajano". La Crónica Meridional insiste al mes siguiente negando la infundada noticia. Los datos aportados demuestran que residió aquí casi un lustro. Suficiente para facilitar un fluir recíproco y enriquecedor de conocimientos -músicas y letras- entre el maestro malacitano y aficionados locales. Entre ellos su vecino, Ciego de la Playa, en una tertulia de la barbería de las Cuatro Calles.

Sin embargo, el grueso de sus comparecencias profesionales coincidió con su etapa de declive físico. Debutó en el teatro Apolo, reconvertido en Café cantante, el 09/12/1896, alternando durante quince días con Amparo Pozo "La Gaditana" y La Garabita Chica. El 15 de este mes se produce un interesante mano a mano con el ídolo local José Sánchez "El Marmolista" en el teatro Principal (tenemos publicado cartel, "palos" y coplas interpretadas, guitarras). Tras una prolongada ausencia reaparece -contratado por tres semanas- el 10/08/1912 en el Salón Victoria (c/. Concepción Arenal), junto al Niño de la Isla, Niño de Medina, tres bailaoras y Manuel Clemente "Macaca" y Melgadillo, guitarristas paisanos.

Previo a la Feria de 1913 inauguraron el Salón-cine Trianón (Plaza Circular) y al mes siguiente Juan Breva, con Manuel Gil a la guitarra, cubrió cuatro noches en los intermedios de películas (mudas) de largo metraje. Su despedida, dos años antes de morir, tuvo lugar el 30 de agosto de 1916. Esa noche en el Salón Ideal, Sagasta (Martínez Campos), coincidió con la Niña de los Peines. Dos genios. Uno con los ojos ya cerrados al mundo. La sevillana iniciando una carrera imparable de triunfos. Como la vida misma.

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