José Fernández Cerrá, un almeriense tras la matanza de Atocha
El lado oscuro de Almería
Se han cumplido cuarenta y dos años del brutal asesinato. Uno de los dos autores materiales de horroroso suceso, natural de Almería, fue detenido en la capital junto a Carlos García Julia
La noche del 24 de enero de 1977 nueve abogados laboralistas fueron ametrallados en Madrid en el segundo piso del numero 55 de la madrileña calle de Atocha, sede un grupo de abogados de CCOO vinculados al Partido Comunista cinco de los cuales fueron asesinados a sangre fría. Se han cumplido cuarenta y dos años del brutal asesinato.
Uno de los dos autores materiales de horroroso suceso, José Fernández Cerrá, natural de Almería, fue detenido varias semanas más tarde en nuestra capital junto con el otro asesino, Carlos García Julia coautor del terrible asesinato y una mujer que fue procesada en su día como encubridora. La matanza de Atocha ha sido uno de los hechos criminales más destacados que marcó la transición española.
La detención de estos criminales reveló una de las tramas más oscuras de la extrema derecha española con numerosos puntos no esclarecidos a pesar de los años transcurridos.
El asunto trajo de cabeza a la Policía porque tras el brutal atentado los asesinos desaparecieron. No se sabía nada de ellos. Sin embargo, unos días mas tarde se supo en el Grupo de Información de la Comisaría que algunos de los implicados podrían estar en Almería, a raíz de unas conversaciones oídas por los agentes a un funcionario del antiguo sindicato vertical al que alguien desde el Sindicato de Transportes de Madrid le había pedido ayuda para que se protegiera a un amigo que estaba metido en un gran problema. A la semana siguiente la Policía fijó la investigación en tres personas, sospechosas de que pudiesen estar involucrados en los hechos centrando sus sospechas en Fernández Cerra.
Mientras tanto en Madrid la Brigada Central de Información seguía de cerca los movimientos de Carlos García Juliá y Gloria Hergueda, por entonces compañera sentimental de José Fernández Cerra. Un día antes habían sido detenidos Fernando Lerdo de Tejada y Francisco Albaladejo. La mañana del 12 de marzo García Julia y Gloria Hergueda fueron detenidos en la Estación de RENFE de Almería nada mas apearse del tren expreso procedente de Madrid.
Policías de de Madrid venían con ellos en el tren, pero fueron detenidos por el grupo de Información de la Policía de Almería nada mas bajarse. Gloria Hergueda llevaba una pistola 6,35 oculta entre las ropas. Casi en simultaneo los otros funcionarios de la Brigada Político Social detenían en casa de unos familiares a Fernández Cerra”.
El almeriense llevaba ya casi quince días en la capital e incluso era frecuente verle en el Bar Puga de la capital donde en ocasiones llegaron a coincidir con los propios agentes que seguían sus pasos como uno de los sospechosos del crimen aunque entonces desconocían que fuese éste el individuo que buscaban. Fernández Cerra vivía en aquellas fechas en una calle muy céntrica del casco viejo de la capital y antes de marcharse a Madrid, en su juventud tras finalizar los estudios empezó a trabajar en una agencia de publicidad de la capital donde estuvo un par de años, después paso a unos laboratorios médicos y finalmente trabajaba como vendedor de libros de la empresa Espasa-Calpe.
La misma mañana en que fueron detenidos Carlos García Julia y Gloria Huergueda fueron trasladados a Madrid en un vehículo camuflado de la Comisaría de Policía de Almería que en aquellas fechas dirigía el comisario José Guirao. Almería, una vez más en su lado oscuro, volvía a ser protagonista a nivel nacional en los medios de comunicación aunque en esta ocasión la noticia de alcance desvelaba el final de una trama que durante casi dos meses había suscitado comentarios y especulaciones de todo tipo.
Los asesinos, miembros del comando “Roberto Hugo Sosa” vinculados a la triple A el día de los hechos buscaban al dirigente comunista Joaquin Navarro por el tema de la huelga del Transporte. Al abrirle la puerta del despacho una de las victimas el abogado ya no estaba allí. Ciegos de odio, armados con pistolas y una metralleta Ingra se introdujeron en el piso.
El primero en caer fue Ángel Rodríguez que fue quien le abrió la puerta a los asesinos. Después tras sacar de sus despachos a los abogados le dispararon a quemarropa tras colocarlos indefensos contra la pared de la sala principal de la vivienda.
Rodríguez Leal, Luis Javier Benavides y Enrique Valdevira murieron en el acto. Serafín Holgado y Francisco Javier Sauquillo un día más tarde en La Paz. Los otros cuatro resultaron heridos y algunos de ellos hoy día le han quedado graves secuelas.
Según la sentencia judicial dictada en febrero de 1990, el crimen se gestó en la sede del sindicato franquista de Transporte cuyo máximo responsable era Francisco Albadalejo. El comando lo formaban tres personas, aunque uno de ellos Fernando Lerdo de Tejada no intervino directamente en los asesinatos. No obstante fueron procesados y condenados Fernando Lerdo de Tejada, Leocadio Jiménez y Francisco Albaladejo.
La Audiencia Nacional en Junio de 1980 condenó al almeriense Fernández Cerra y a Carlos García Juliá a 193 años de prisión a cada uno como autores materiales de los cinco asesinatos. Otro de los implicados Lerdo de Tejada no fue juzgado. Se dio a la fuga en abril de 1979 al otorgársele un permiso de Semana Santa cuando se encontraba encarcelado en la prisión de Ciudad Real.
García Julia autor de los asesinatos de Holgado y Sauquillo salió en libertad condicional en 1991 tras pasar catorce años en prisión. Alguien le ofreció trabajo en Paraguay y no volvió más.
El almeriense Fernández Cerra condenado a 193 años de cárcel por tres asesinatos, salió en libertad provisional en marzo de 1.992. Tenía entonces 50 años. Durante los catorce años que permaneció recluido en la prisión del Dueso estudió Teología y Derecho Mercantil. Una vez en libertad se le relacionó con una empresa de Seguridad.
Fernández Cerrá antes de pertenecer a Falange estuvo en la Guardia de Franco y siendo casi un niño en la OJE y Frente de Juventudes en Almería. Se llegó a decir que también estuvo en Guipúzcoa formando parte de los ATE, los comandos antiterroristas de ETA. Se casó con una mujer del País Vasco de la que posteriormente se separó y con quien tuvo dos hijas. A mediados de 1976, meses antes de la matanza de Atocha se separó de su mujer y se unió sentimentalmente con Gloria Hergueda que también fue condenada por este caso.
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