Indaliano y canjilón Emilio Esteban Hanza

obituario

Sobre las 17:30 horas de la víspera de la festividad litúrgica de la Anuncia, en las redes sociales acabamos de enterarnos, en mi caso, a través del canónigo archivero y cura párroco de la iglesia de Santiago Apóstol de Almería, Muy Ilustre Francisco Escámez Mañas, el triste fallecimiento del feligrés y colaborador parroquial Emilio Esteban Hanza, quien ha entregado su alma a la Tribuna Celestial para compartir la eternidad junto al Señor de la Vida y la Esperanza.

Emilio Esteban Hanza, en compañía en la gala del Aniversario de Diario de Almería / Diario De Almería

Almería/Emilio Esteban Hanza, uno de los confundadores de la Caja Rural de Almería, jurista e historiador desde la praxis empírica de los sentires más tradicionales de la cultura almeriense, especialmente, todo lo relacionado con la religiosidad popular y con especial devoción hacia el municipio de Canjáyar, de la que era el cronista oficial del Ayuntamiento por ser de espíritu y cuerpo un predilecto canjilón, al igual que lo es su amada esposa Doña Gracia.

Mis primeros recuerdos hacia Don Emilio, como le llamaba siempre que tenía ocasión de encontrarme con él y le saludaba, viene de mi padre Juan Aguilera Ruiz de la misma edad, que estudió el bachillerato en el Instituto Masculino, junto con dos profesores que marcarán sus improntas por diferentes caminos, la catedrática de Literatura Celia Viñas y el fundador de la Cofradía de los Estudiantes, el catedrático de Matemática Francisco de Asís Sainz Sanz. También, ambos pudieron presenciar en una tarde fatídica del mes de agosto, la cogida en Linares y posterior muerte del torero Manolete. Ambos, cogieron campos académicos diferentes, uno el ámbito jurídico, llegando a ser un Letrado jefe de los servicios jurídicos de Caja Rural y abogado de reconocido prestigio y mi padre en la Escuela de Comercio, Profesor Mercantil. Hasta que volvieron a reencontrarse juntos en 1974 y hasta su jubilación en la Caja Rural. Posteriormente, tuve ocasión de participar y escuchar su Pregón de la Semana Santa en el antiguo convento de los Padres Franciscanos, iglesia de San Agustín, quien certificó en sus palabras de exhortación su gran amor a la Iglesia diocesana y doméstica, y al prójimo.

Emilio Esteban Hanza miembro destacado del Instituto de Estudios Almerienses y del Ilustre Colegio Oficial de Abogados, publicó un elevado número de obras literarias, así como de artículos en revistas especializadas sobre los campos jurídicos e historiográficos de nuestra vetusta y señera Almería, jugando un papel fundamental en su filantrópica actividad pastoral en la Diócesis como colaborador y cooperador en charlas y conferencias a novios, matrimonios y familias, cuyas experiencias y temáticas de los Sínodos convocados por el Papa Francisco fueron recogidas en el libro “Amoris Laetitia”.

Emilio Esteban Hanza / D.A.

A Don Emilio, de una profunda concepción humanística cristiana, bastaban sus siempre primeras palabras para prender de inmediato la atención de cuantos llenábamos sus encuentros culturales, literarios, iconográficos, pictóricos. Porque quienes nos encontrábamos presentes, creíamos muchos, que estábamos ante una lección magistral, ante un discurso de corte académico, pleno de sabiduría y erudición. Como anécdota en su pasión por ajustarse a criterios historiográficos y evitar tergiversaciones en determinadas cuestiones, fundamentó y argumentó de forma notoria y fehaciente por qué el llamado “Sol de Portocarrero” debería de ser nombrado desde una perspectiva eclesial “Sol de Villalán”Sol de PortocarreroSol de Villalán.

Su formación, reciamente cristiana, lo llevó desde sus primeros años de estudiante a comprometerse de forma activa en las organizaciones de acción católica, lo que junto a su entusiasmo por nuestras religiosas tradiciones le convirtieron en momentos complejos en la sociedad tras la Transición política, en admirador fervoroso y entusiasta defensor de nuestra piedad popular, manifestando hasta tal punto su espíritu, que la Agrupación de Cofradías le nombró para ser el pregonero de la Semana Santa, y nunca podré olvidar, ahí está escrito, que el pregón entre aires trémulos franciscanos tuvo una virtud especial: el darnos una visión conjunta y completa, visión de síntesis, que nos hizo actualizar y perfeccionar todo lo que la belleza de espíritu y de virtud transformadora encierra nuestra Semana Mayor.

Quiero terminar con dos conversaciones del WhatsApp. Uno se refería a la preocupación que le asistía en su corazón, por lo que instaba a sus amigos y amistades, que debíamos de hacer todo lo posible por escuchar la Santa Misa en TV2, para que viendo los gestores la audiencia no decidieran dejar de retransmitirla, lo que ocasionaría un grave dolor a aquellas personas que no pueden moverse de casa como enfermos, ancianos y hospitalizados.

Debo finalizar este testimonio de recordatorio a su gran figura intelectual y como fiel cristiano, las palabras que nos dirigió en verso con motivo de la Noche Vieja entre la Familia:

Cuando un Año más acaba para todos,

y recibe al Nuevo con aura de misterio.

Quisiera que esta noche que entre

dos Años cabalga sea para la Familia

experiencia de lo excelso y de lo bueno.

Sea ágape de amor y llama del afecto.

Signo cuasi real de Eucaristía,

imagen que evoca el Sacramento.

Porque nada como una cena familiar,

vivida en amor y sentimiento.

Se asemeja tanto en teología

al concepto sagrado de lo eterno.

Canto mi felicitación en esta noche excelsa,

y aunque alguno como la misma

Noche seamos viejos,

Lo es solo en cuanto al cuerpo,

gastado y flagelado

por el cruel e inexorable tiempo.

Sentimos renacer la juventud

Qué nuestra mente invade sin esfuerzo,

es la savia juvenil que siempre aflora,

en auténtica armonía de sentimientos,

si mayores y menores piensan juntos,

es el beso del nieto y el abuelo.

Cuando todos compartimos el cariño

aunque no podemos compartir el techo.

Por ello levantemos nuestra copa

En alegre y fraternal festejo

Conscientes de que el mundo y la distancia

No separan jamás lo que es eterno.

Espero y deseo que el Alcalde y su cabildo municipal puedan poner su nombre en algún rincón del casco histórico y monacal de esta ciudad, junto a su Virgen de la Soledad y el Sagrado Corazón de Jesús, a fin de que desde la eternidad pueda seguir percibiendo los ayes de las saetas, los sonidos de las campanas de clausura, que llaman a las horas litúrgicas, y las fragancias del incienso penitencial.

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