El pez Garra Rufa, protagonista en el profundo lavado de los pies

La 'ictioterapia' ha llegado al Levante de la mano de Kristina Varnaite, lituana de origen y mojaquera de residencia · Esta técnica de peeling que emplea peces terapéuticos es muy demandada entre los británicos

El pez Garra Rufa, protagonista en el profundo lavado de los pies
El pez Garra Rufa, protagonista en el profundo lavado de los pies
Ricardo Alba / Mojácar

02 de septiembre 2011 - 01:00

Lo habitual hasta ahora es hacerse la pedicura en la consulta de un podólogo, en un salón de belleza o en el baño de casa, sin excluir paradas de autobús o el banco del parque, ámbitos, entre otros, cochinamente utilizados también para el limado de asperezas mientras se entretiene el tiempo. Cosas de educación. De otro lado, ¿quién no ha tirado pan a los peces del puerto o del estanque o del riachuelo? ¿quién no ha sucumbido a la tentación de darle un toque a un platito de chanquetes? Vale, usted no, de acuerdo. Todo esto viene a cuento de unos pececillos succionadores de las células muertas de la epidermis humana.

Alguna vez, seguro, habrá oído lo de 'pez grande se come al chico', o esto otro de 'tiene más peligro que un bidé lleno de pirañas'. Bien, pues el caso es que existen peces terapéuticos, a ver, entendámonos, se utilizan con fines beneficiosos. Es el caso del pez Garra Rufa, cuyas propiedades fueron descubiertas a finales del siglo XIX por bañistas con psoriasis que observaron mejoras en la piel tras sumergirse en las aguas termales de Kangal, una pequeña ciudad de Turquía. Una cosa llevó a la otra y poco a poco la 'ictioterapia' se difundió por el mundo como un proceso alternativo de 'peeling' natural. Incluso ha llegado al Levante almeriense de la mano de Kristina Varnaite, lituana de origen y mojaquera de residencia. Cuenta Kristina que ésta práctica "está muy extendida en el Reino Unido y, por lo tanto, es muy bien aceptada por los ciudadanos británicos ya sean residentes en la zona o turistas". Nicola Raw y Ronald Raw dan buena muestra de ello. Sin ningún temor o prejuicio se sientan ante la correspondiente pecera, se someten a un profundo lavado de pies ejecutado por Kristina, así como a una minuciosa inspección de que no haya heridas en las extremidades. Después de este riguroso control, pies adentro. Se tarda más en contarlo que en verlo, los peces ¡zaaaaaas! a por los pies. Se apelotonan alrededor de ellos como un enjambre de abejas y comienzan con su función.

¿Qué tal Ronald? ¡This is beautifull! Nicola y Ronald dejan traslucir en sus caras la sensación placentera que perciben mientras los Garra Rufa trabajan en la eliminación de las células muertas de la piel de sus pies. Los pececillos hacen una exfoliación selectiva a través de la micro succión, no tienen dientes, y, a su vez, estimulan los puntos de acupuntura además de exfoliar los excesos de queratina, o sea, durezas, cayos y cosas del mismo estilo. "Tras una sesión de quince minutos", explica Kristina, "los peces han de descansar y, a pesar de que la pureza y estabilidad del agua están aseguradas gracias a los sistemas de filtrado y la no existencia de bacterias o virus debido al tratamiento intensivo con rayos UV, el agua se cambia cada hora con lo que se garantiza una óptima condición higiénica durante todo el proceso". ¡Ronald, que se duerme! "No, no, relax".

Además del efecto mecánico de peeling, los Garra Rufa, también llamados 'pez doctor', segregan una enzima, el dithranol, con propiedades que rejuvenecen la piel y que se usa en tratamientos curativos. Muchas personas prefieren probar la sensación de cosquilleo que hacen estos peces, que se difumina y suaviza a medida que la piel se acostumbra con el paso de los minutos. Los minutos pasan para Nicola y Ronald, la sesión finaliza. Pasados unos minutos otros pacientes tomarán asiento; son españoles, de Madrid. "Paseábamos por el Parque Comercial y mira, nos hemos encontrado con esto". Kristina les examina los pies mientras aguardan el descanso del pez doctor.

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