Gana el socialismo, pierde Adela Segura

La Agrupación Local se le atraganta a la secretaria de Movilización El economista Paco Giménez arremete en su intervención contra la "parcialidad" de Pérez Navas

Javier Menezo y Paco Giménez durante el recuento. En la segunda imagen el portavoz del Grupo Municipal, Joaquín Jiménez, con una urna repleta de papeletas.
Iván Gómez Almería

01 de mayo 2013 - 01:00

Un PSOE fuerte para recuperar la confianza de los almerienses. Era el título del manifiesto con el que Fernando Martínez, exalcalde de Almería y catedrático de la UAL, se ganó el apoyo mayoritario de la militancia de la capital en la noche del lunes. Con más de cien votos de diferencia sobre Paco Giménez, la alternativa real a la candidatura de la vieja guardia, el hombre del consenso y de una nueva forma de hacer política, el Giorgio Napolitano almeriense, era legitimado en las urnas para cerrar las viejas heridas que en los últimos años, por no hablar de más de una década, hicieron de la Agrupación Municipal una particular casa de los líos. Pero antes de abordar las pulsiones solidarias e integradoras que se sucederán en los próximos días para cerrar filas en torno al líder y su nueva ejecutiva tienen que analizarse los errores del pasado para no seguir cometiéndolos en el futuro. Hay que tener claro que los ganadores no son guerristas, sino históricos que apuestan por la revitalización de un partido que se ha burocratizado dejando de tener presencia en el tejido asociativo y los movimientos sociales. "En mi vida, nunca, he sido guerrista, de hecho me tuve que enfrentar con Nono cuando con otros compañeros fui pionero en la defensa de las primarias junto a otros militantes del PSOE en Andalucía". Así de tajante se expresa Fernando, un precursor de la participación que guía los cauces del socialismo en la Fundación Alfonso Perales.

"La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana". La frase de John Fitzgerald Kennedy es hoy por hoy un mandamiento en política. Ya se habla de unión y de cerrar filas, pero también se hizo hace seis meses y la aventura de integración la explotó en la cara a Pepa Requena. El 26 de mayo de 2011, tras la dura derrota en las municipales, la Agrupación aprobó un comunicado con la unanimidad de sus miembros en la que se pidió unir fuerzas y no dedicarse a abrir luchas internas entre familias dentro del seno del partido. El secretario general en ese momento era Juan Carlos Usero quien, después de pasar por la presidencia de Diputación, iniciaba su destierro político. Un año le duró el intento. Su equipo dimitió casi en bloque y todavía hoy se pregunta los motivos. Ni atisbo de crítica. No supo poner cara a la derrota y se le ocurrió culpar a Nono Amate, anterior portavoz del Grupo Municipal.

El gran perdedor de la votación del salón del hotel Tryp Indalo no fue Paco Giménez, el economista que ya amagó con presentar su propia lista hace seis meses, ni Javier Menezo ni Antonio Ruano. La derrotada de la asamblea es Adela Segura, maestra zurgenera llegada hace ya tiempo a una Agrupación de la capital que, tal y como vienen cuestionando un notable número de voces dentro y fuera de la organización, ha querido desestabilizar una y otra vez desde su responsabilidad en la Ejecutiva Provincial del PSOE como Secretaria de Movilización y Acción Electoral. Ahora le toca recapacitar y dejar de realizar esos movimientos políticos que tanto preocupan a los históricos de la Agrupación que han dado un paso adelanto en beneficio de Fernando Martínez. Y es que la participación fue considerable, inferior a la suscitada cuando se enfrentaron en noviembre de 2004 las listas de Mari Carmen Ortiz y Antonio Solís, pero desde entonces la más consistente con medio millar de votos. Hoy son 835 los militantes, una cifra que queda lejos de los más de 1.200 que se alcanzaron hace tiempo, si bien las colas para depositar los sufragios, entre las nueve menos cuarto y poco antes de las diez de la noche, se habían olvidado. Son el mejor signo de la recuperación del PSOE, de su fuerza también en los procesos internos. El hijo de Nono acudió desde Sevilla y se volcó con el exalcalde, al igual que la comunidad universitaria y Martirio Tesoro, a la que algunos vincularon intencionadamente con la candidatura de Giménez.

El disgusto de Adela Segura era evidente. Nerviosa, paseaba de un lado para otro, tratando de conseguir mentalmente que le cuadraran las cuentas a su amigo Paco Giménez. Pero los números no le salieron al economista que ya en su discurso llegó a criticar al secretario de Organización de los socialistas, Juan Carlos Pérez Navas, por su parcialidad. "El árbitro ha decidido tirar penaltis", lanzó, un duro golpe encajado estoicamente por la corriente que acabaría ganando. Su web y redes sociales, de permanente actividad, quedaron paralizadas en "expectación por conocer los resultados de la votación". Ya no hubo tiempo para más.

El histórico Diego López, el del escándalo de los asesores de la Diputación, no votó por poco. En la próxima cita estará. Y es de los que saben mover hilos. Tiene el alta solicitada en el PSOE desde hace un mes. Antonio Castillo, hábil negociador vinculado a los críticos, se ha ganado un hueco en la ejecutiva. Fernando quiere un equipo homogéneo y sabe lo que le interesa. Ayer, tan sólo un día después, llamó a los vencidos para ofrecerles que formen parte activa de su proyecto político.

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