Finos San Antonio, lo mejor de cada lugar
Es hora de llenar la despensa
Es uno de los comercios más antiguos de la capital y el trasiego de clientes no cesa en estas fechas tan especiales
Los fogones que cocinan por ti son tendencia

Cuando se trata de llenar la despensa de cara a los días más especiales del año, son muchos los que acuden a la tradición que se ha perpetuado de generación en generación, los que no cambian de comercio porque es un habitual en su día a día, y los que optan por un comercio con encanto, donde no solo encuentran caprichos gastronómicos, sino una atención digna de elogio. Los almerienses saben bien dónde está la calidad y el trasiego, sin parar, de clientes en Ultramarinos Finos San Antonio es una seña inequívoca de que este es sin duda el lugar ideal. Un auténtico templo para dar gusto al paladar.

Turrones, mazapán, mantecados, chocolates, frutas escarchadas, rollos de bizcocho para hacer brazos dulces o salados, embutidos, conservas, licores, legumbres a granel, jamón al corte, variedad de quesos, bacalao, especias, caramelos, patés y frutos secos..., son sólo algunos de los productos más demandados en estos días en los que las mesas se suelen vestir con las mejores viandas. Y como dice su propietario, “aquí se puede encontrar lo mejor de cada lugar” y los artículos para cada temporada.
Está en la calle Castelar 10 de la capital, en pleno centro de la ciudad de Almería y en el bajo de un edificio de arquitectura clásica muy cerca del Paseo y de la Plaza de San Pedro. Su fisonomía, estanterías y escaparates, y la forma en la que presentan los productos está prácticamente intacta, lo que hace que las generaciones de jóvenes de hoy se hagan una idea de cómo eran los antiguos colmados de la ciudad donde los vecinos hacían sus compras. Un comercio que aúna tradición, solera y calidad.
José Emilio López Puertas es el dueño de Ultramarinos Finos San Antonio. Explica que heredó el comercio de su padre y ya con la mente puesta en la jubilación, señala que hace tiempo que prepara su sustitución. Pero mientras tanto, él no tiene horarios. “Mientras que haya gente la tienda estará abierta. Queremos que la gente se luzca en su mesa y que nadie se quede sin atender”.
Una tienda de toda la vida, donde la calidad habita
Por los años que lleva con sus puertas abiertas, por la cantidad de clientes que siguen acudiendo a ella, por las bondades que se cuentan de boca en boca... y por derecho, Ultramarinos Finos San Antonio es la tienda donde la calidad habita. Allí no hay nada al azar ni nada que esté para rellenar huecos. Todo se elige de forma concienzuda, por demanda, por tradición y por ser lo mejor de cada rincón de España.
Maribel Capel e Isabel María Sierra, madre e hija, llevan semanas preparando el menú de los días más especiales y han acudido a San Antonio como cada año en busca de fruta confitada, marrón glasé, pasteles de gloria y una sábana de bizcocho para elaborar los canapés. “Mi marido era asiduo de aquí y si Dios quiere el año que viene aquí estaremos de nuevo por estas fechas”.
Maravillas Guerrero es una de las clientas que acude a Finos San Antonio cada año en busca de los mantecados de Laujar, como lo ha hecho tradicionalmente su familia. “Hay una tradición de una serie de productos que no pueden faltar”, señala.
Francisco Escámez ha hecho sus compras de última hora también en este colmado, turrones, chocolates... por su estupenda calidad y la amabilidad de sus dependientes. “Es la tienda que más me gusta de Almería, mi preferida sin lugar a dudas, y lo mejor de todo, la atención que nos prestan”.
Abrió sus puertas en plena posguerra y sigue tras 84 años
Ultramarinos San Antonio, casa fundada en 1940 por Enrique López Andrés, es regentada desde 1981 por su hijo y sucesor José Emilio, después de que su padre se jubilase con 71 años. Este establecimiento tan “de los de antes” fue fundado en plena época de la posguerra y a día de hoy atiende a clientes de toda la vida y a otros que vienen expresamente a San Antonio en busca de ese producto de confianza que sólo allí encuentran o simplemente para ser aconsejado por José Emilio. Clientela fiel que ha ido fidelizándose de padres a hijos y nietos. Y eso sin contar los numerosos turistas que hacen una parada para ver en persona cómo era una tienda de las de antaño en esta ciudad.
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