Entrevista a un talabartero. La talabartería wéstern de Álvaro
Almería
Álvaro Alonso, talabartero artesano madrileño, dedicado al diseño de artículos wéstern: pistoleras, alforjas para caballo, chaparreras, cinturones y cintas de sombrero

Almería/Hay artesanos que tienen la oportunidad de aprender el oficio por herencia familiar. Otros que lo hacen formándose con otros maestros y asistiendo a cursos. Y hay quienes se lanzan a experimentar y a base de pruebas y errores y más pruebas, se forjan con valentía día a día en una profesión hasta convertirse en los primeros de su especialidad. Álvaro Alonso Benito (Madrid, 1997) es uno de estos últimos. Un artesano al que ese afán de crear y experimentar, unido a una gran pasión por las películas del Oeste, le han llevado a crear su propia talabartería artística especializada en artículos wéstern. Álvaro es joven, tiene sólo 25 años, y desde hace más de una década es el propietario de Talabartería A. A. B. Y, pese a que su taller de trabajo está domiciliado en Madrid, ciudad donde él vive, me asegura que nada más y nada menos que el ochenta por ciento de sus ventas en España va a parar a su clientela de Almería.
R. G. F.: Cuéntame para empezar en qué consiste el oficio del talabartero.
Álvaro: El talabartero es el artesano que trabaja el cuero, creando y desarrollando todo tipo de artículos, desde accesorios de moda como pueden ser cinturones, mochilas, bolsos, hasta artículos para animales como collares y correas para perro, incluso riendas y monturas de caballo, también fundas para armas, fundas de cuchillo y un sinfín de productos.
R. G. F.: Explícame cómo ha sido tu aprendizaje, cómo has conseguido llegar a ser talabartero.
Álvaro: Desde muy pequeño siempre he sido un acérrimo amante del wéstern. Recuerdo que pasaba tardes enteras viendo perplejo una y otra vez todas las películas que podía de este género, y que soñaba con tener una pistolera como las que veía en aquellos míticos largometrajes. Pero evidentemente me era imposible llegar a comprar una, ya que eran carísimas y casi imposibles de conseguir en España. Es así que ya no siendo tan niño, decidí probar a hacérmela yo mismo, y bueno, ahí nació el "Álvaro talabartero". Quedé completamente enamorado del oficio y, poquito a poco, probando y tras muchísimas horas de trabajo de ensayos y errores, conseguí aprender lo básico para elaborar ciertas piezas con acabados muy sencillos, lo que me motivó a querer mejorar y perfeccionar mis trabajos. Gracias a mi labor constante y esfuerzo he conseguido llegar donde estoy ahora, logrando fabricar de forma totalmente artesanal piezas de la mejor calidad, hechas con los mejores materiales.
R. G. F.: ¿Cuándo iniciaste tu empresa y cuál es la especialidad?
Álvaro: La empresa la inicié hace ya más de diez años, aunque no la hice oficial hasta haber cumplido la mayoría de edad. En Talabartería A. A. B. mi especialidad son los “artículos wéstern”, no siendo éstos los únicos que fabrico.
R. G. F.: ¿Y qué artículos tipo “wéstern” fabricas en tu taller?
Álvaro: En el taller hago de forma totalmente artesanal toda clase de artículos wéstern: pistoleras de distintos tipos, alforjas para caballo, chaparreras, cinturones, cintas de sombrero, etcétera.
R. G. F.: Por curiosidad, ¿cuál es para ti la pistolera ideal?
Álvaro: Si me tuviera que decantar por alguna lo haría quizás por las que me resultan más cómodas, que son las pistoleras tipo Hollywood. Pero hay una muy especial para mí, se trata de la réplica de la pistolera de Clint Eastwood, una pieza única.
R. G. F.: ¿Cómo es el proceso de elaboración de estas artesanías hechas en cuero?
Álvaro: El proceso de fabricación es parecido en casi todos los artículos. El primer paso es seleccionar la plancha de cuero adecuada para lograr el acabado deseado en cada pieza, y para ello me dirijo a una gran estantería que tengo en el taller donde almaceno la materia prima, en ella hay cuero de distintos tipos, colores y grosores. Una vez he hecho esto, patrono y con un cuchillo especial para cortar cuero, corto todas las partes del material para posteriormente coserlas. Después de haberlas cosido les doy los acabados, luego repaso, bruño y tinto los cantos, también limpio he hidrato la pieza. Cuando el trabajo ya está casi terminado, reviso minuciosamente la pieza para asegurarme de que todo está correctamente ejecutado y de que cumple con los cánones de calidad y terminación que representa mi marca. Finalmente procedo a poner el sello de Talabartería A. A. B.
R. G. F.: ¿De dónde sale el cuero más fino que has trabajado?
Álvaro: El cuero más fino que he trabajado diría que es el cuero de potro, con el que sigo trabajando a día de hoy. Y, aunque es un cuero que se utiliza de forma minoritaria en mi taller, ya que únicamente lo uso para hacer billeteras, tarjeteros y algún que otro pequeño artículo, tengo que matizar que es un material excelente, resistente y duradero, al igual que el cuero de vacuno que utilizo de forma general para el noventa y nueve por ciento de los artículos de mi marca.
R. G. F.: Sé que te haces tus propias fundas para los cuchillos de trabajo. Por favor, explícame cómo son estas fundas y qué tipo de cuchillos empleas en tu taller.
Álvaro: En el oficio del talabartero existen multitud de cuchillos de trabajo: medias lunas de diversos tamaños (el cuchillo que sale en mi logotipo es una media luna), uñetas, chiflas… A mí personalmente siempre me ha gustado que mis cuchillos tengan sus fundas hechas a medida, lo considero una medida más de seguridad que de ornamento, ya que son cuchillos afiladísimos que con una sola pasada son capaces de cortar o devastar los cueros más recios y gruesos, por lo que siempre estarán más seguros teniendo sus hojas dentro de sus respectivas fundas. A unos se las hago sencillas, lisas sin ningún detalle más que la propia costura, a otros se las hago repujadas, en fin cada una es diferente, así sé cuál pertenece a cada cuchillo, incluso cuando dos cuchillos son iguales, y puedo diferenciarlos con un simple vistazo.
R. G. F.: ¿Quiénes son tus principales compradores?
Álvaro: No tengo un comprador principal, todos son importantes. Mis clientes son variados, desde productoras cinematográficas a forofos del wéstern como yo, pasando por recreadores históricos o auténticos vaqueros del siglo XXI de países como por ejemplo Uruguay y México, hasta cazadores, policías y amantes de los perros. En Almería suelen comprarme muchos de los especialistas que trabajan en los poblados del Oeste de Tabernas y algunas productoras que van allí a filmar.
R. G. F.:
¿Se está perdiendo el oficio de Talabartero?
Álvaro: Lamentablemente si, vivimos en un mundo "muy grande" en el cual cada vez hay menos espacio para los artesanos del cuero. La gente de mi edad ya no quiere ser talabartero, ahora los jóvenes quieren ser tiktokers o influencers. Los oficios de antes, por desgracia, se están perdiendo, somos unos pocos los que luchamos a diario por que esto no suceda. Ser talabartero es un trabajo duro, pero muy reconfortante. Yo siempre fantaseo pensando que ojalá mis futuros hijos quieran preservar lo que un día su padre empezó, eso me haría sentir muy orgulloso y feliz.
R. G. F.: ¿Qué haces cuando no estás en el taller?
Álvaro: Soy una persona muy sociable y me gusta compartir mi tiempo libre con mi familia y amigos. Disfruto de la gente, de los animales, de la naturaleza y de los largos paseos por el campo con mi perro. De vez en cuando me pongo las chaparreras, subo a la montura y salgo a galopar un rato. Cuando estoy sobre el caballo no puedo evitar pensar que soy un forajido de película o un marshall persiguiendo a algún bandido. Ese niño que llevo dentro siempre sale a brillar.
R. G. F.: Y hablando del celuloide, tengo conocimiento que has participado en cortometrajes y espectáculos públicos, ¿me podrías nombrar alguno?
Álvaro: Si, cuando era adolescente actué como figurante y actor en varias ocasiones. Por ejemplo, en el drama 1936. Crónicas de la guerra (2015) de Andreu Fullana, que fue rodado en la provincia de Almería. Se trata de un cortometraje dividido en varias historias de diferentes períodos de la guerra civil española. Ahí tendría yo como unos 17 años y me dieron un papel dentro del reparto principal. Más adelante, continué actuando y conseguí papeles importantes en diversos cortos. Con respecto a los espectáculos, en 2016, participé en el 50 aniversario del rodaje de la película El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966), que fue conmemorado en la localidad de Albaricoques (Almería). Un espectáculo con muchísimo público donde yo representé el papel de Lee Van Cleef como Sentencia.
R. G. F.: Por cierto, ¿quién te ha enseñado a hacer piruetas con el revólver?
Álvaro: (Se ríe). Nadie, son tantos años ya... He aprendido a base de práctica.
R. G. F.: ¿Qué significa para ti Almería? ¿Y Tabernas y su cine?
Álvaro: Almería es la magia de una tierra de cine. Aún recuerdo cuando pisé por primera vez Oasys MiniHollywood, tendría unos 3 años más o menos. Me sentí como dentro de una de esas películas del Oeste que veía en mi niñez y que tanto admiro ahora. Para mí era como un sueño, ver aquellas llanuras desérticas de Tabernas que se veían en las películas y que sólo estaban a unas pocas horas en coche de donde yo vivo, Madrid. De aquel momento mágico han pasado ya muchos años, pero cada vez que lo recuerdo se me eriza la piel. Desde entonces este poblado se ha convertido para mí en un lugar al que tengo que volver cada año. Así que ahora lo visito habitualmente. Allí he conocido a muy buenos amigos que a día de hoy visito con frecuencia. Además, en Tabernas he participado en el rodaje de algunos spots publicitarios, cortos y pequeñas series de televisión. En resumidas cuentas, Rubén, Almería y Tabernas guardan un pedacito de mi corazón, que un día me robaron y que jamás me devolverán.
R. G. F.: ¿Cuáles son tus películas favoritas dirigidas en Almería?
Álvaro: La serie de tres películas dirigidas por Sergio Leone y protagonizadas por Clint Eastwood que componen "La trilogía del dólar". ¡Ya sabes! Éstas son: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966). Tres filmes icónicos del séptimo arte y que forman parte de la historia del cine rodado en Almería. Y es que, en el fondo, Eastwood es mi actor favorito.
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