Entrevista al fotógrafo Rodrigo Valero, el retratista del alma

Almería

Intuitivo como pocos, Rodrigo Valero posee el don del retrato fotográfico. En sus retratos no busca posturas estereotipadas, sino conseguir que éstas sean lo más naturales posibles

El fotógrafo Rodrigo Valero / Rubén García Felices
Rubén García Felices

15 de octubre 2023 - 07:47

Almería/Mi entrevistado de esta semana es Rodrigo Valero González, un artista natural de Grenoble (Francia), pero de raíces almerienses, concretamente de Turre. Él es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, habiendo desempeñado su labor en diferentes ramas artísticas como la pintura, la escultura o la fotografía, entre otras. De su producción escultórica cabe destacar sus obras escultóricas monumentales en lugares emblemáticos como "Metamorfosis" (1993) en la Universidad de Almería o "Donantes de sangre" (2003) en la avenida Federico García Lorca. Valero ha recibido numerosos premios y becas y su obra ha sido expuesta tanto a nivel nacional como internacional, en salas de arte de ciudades como Madrid, Barcelona, Lisboa, París, Milán, Múnich, etcétera. En los últimos años se ha decantado por la fotografía, exponiendo el año pasado de manera individual en el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF); y ahora, en unos días, lo hará de forma grupal en el festival PHotoEspaña 2023, de la mano de Meca Mediterráneo Centro Artístico. Y es que él es uno de los poquísimos fotógrafos almerienses actuales que merecen la pena. Sí, así es. Pues realmente yo solo veo tres grandes fotógrafos almerienses que tengan una obra sólida e interesante que puedan alcanzar el nivel actual de la fotografía en España. Rodrigo Valero es uno de ellos. Hoy es un fotógrafo admirado y respetado en su tierra, Almería, y un hombre cuya marca de fábrica es vivir lo más feliz posible, entregándose a su trabajo por entero. Quién le conocemos un poco, sabemos de su afilado sentido del humor y generosidad. Rodrigo es ante todo una persona comprometida con sus amigos, y nunca haría una promesa que no fuese a cumplir.

R. G. F.: Rodrigo, a lo largo de tu extensa trayectoria has desarrollado tu labor artística en diferentes disciplinas, tales como la pintura, la escultura, el vídeo-arte, el performance y la fotografía. Pero veo que, finalmente, te has decantado por la fotografía. Ahora te pregunto: ¿sigues haciendo escultura o pintura?

Rodrigo: Estoy tan inmerso con la fotografía que apenas tengo tiempo para compaginarlo con otras modalidades artísticas como es la pintura; pero sí es cierto que, de vez en cuando, no me puedo resistir con algún que otro proyecto escultórico y, sobre todo, con la composición musical, aprovechando la presencia del piano en casa. La fotografía para mí es como el oxígeno, una pasión que me envuelve y me atrapa casi las 24 horas del día. Va perfecta con mi personalidad, es un medio de creación casi instantáneo, filtrado por la manera de "mirar" que no es igual en todos, y que además conlleva de manera implícita un vínculo personal con ese instante atrapado, un instante que no volverá, un instante mágico. Fotografiar, sin duda, me ha ayudado a conocerme mejor a mí mismo, a ser mejor persona.

R. G. F.: Perteneciste al Movimiento Escultórico Almeriense. ¿Qué recuerdas de esa época de escultor?

Rodrigo: Tengo un maravilloso y entrañable recuerdo de esa época que coincidió con mi labor de profesor de escultura en la ahora extinta Escuela del Mármol de Macael. Coincidimos un amplio número de escultores de primer nivel como José Leal, Julio Egea, Mariángeles Lázaro Guil, Luís Ramos, Anne Kampschulte, Uli Schwander,... incluso nuestro querido Pedro Gilabert, entre otros. Llegamos a exponer en espacios muy importantes, como lo son el Centro Cultural Casa de Vacas de El Retiro de Madrid y la sala de exposiciones de la UNESCO de París. Fue una experiencia increíble, probablemente de las más importantes que se han realizado con un grupo de artistas de Almería.

R. G. F.: ¿Cuál crees que es el concepto que domina con más insistencia tu obra en general?

Rodrigo: Me interesa mucho el documento social, el paisaje humano. Las interioridades que se pueden captar a través de un retrato.

R. G. F.: Utiliza cuatro palabras para definir tu trabajo fotográfico.

Rodrigo: Es difícil definirlo en cuatro palabras... sincero, inquieto, poético, humano.

R. G. F.: Los artistas son sujetos frecuentes en tus fotografías...

Rodrigo: Y difíciles a su vez. Constantemente tengo que imponerme a sus intentos de mostrarme sus posturas más estereotipadas, para así conseguir que sean más naturales. Cierto es que por mi naturaleza sencilla y empática me resulta generalmente fácil que adopten poses no forzadas y creíbles a la vez.

R. G. F.: ¿Qué te llevó a hacer el proyecto de retratos del escultor Pedro Gilabert?

Rodrigo: Fue a través del Instituto de Estudios Almerienses (IEA) que me concedió una beca para hacer un trabajo de investigación sobre su obra. Luego, por cosas del destino, me enteré que ambos coincidimos en el pasado cuando yo sólo tenía unos pocos meses de edad, en Grenoble, lugar donde nací, cuando Pedro Gilabert estaba trabajando en una fábrica. Resulta que su sobrina y mi madre eran amigas, y él me tuvo en sus brazos en más de una ocasión. Quién iba a decirnos que coincidiríamos en el futuro unidos por la escultura y la amistad.

R. G. F.: ¿Cuándo y cómo entraste a formar parte como miembro del Instituto de Estudios Almerienses? ¿Y cuántos libros fotográficos has publicado hasta el momento con su editorial?

Rodrigo: Creo que soy miembro del IEA desde el año 1988. Son siete ya los libros fotográficos que tengo publicados. Del IEA sólo son tres los libros editados. Uno sobre el genial escultor Pedro Gilabert, otro sobre nuestro gran poeta Julio Alfredo Egea, y el tercero un libro fotográfico homenaje al maestro y amigo fotógrafo Carlos Pérez Siquier.

R. G. F.: En relación al poeta Julio Alfredo Egea, ¿cómo fue tu relación con él y qué experiencias tuviste durante la realización de las fotografías (entre 4 y 5 mil en blanco y negro, realizadas en un tiempo de 6 años)?

Rodrigo: Mi relación con él era la que puedo tener con un familiar, para mí era el "tío Julio". Uno de los más grandes y genuinos poetas a nivel nacional que hemos tenido. Y una maravillosa persona repleta de bondad y generosidad. Siempre lo llevaré junto a mí.

R. G. F.: Luego vinieron los libros Introspecciones (Ed. Cosentino, 2018) y Esta es la Habana de los viejos muros (junto al poeta Alexis Díaz Pimienta; Editorial Círculo Rojo, 2019). Háblame un poco sobre ellos.

Rodrigo: Dos libros, a cuál de ellos más impactante. Introspecciones nació de la necesidad de mostrar a través de mi mirada, mi testimonio fotográfico sobre el extenso umbral social, una selección entre los miles de rostros, de personalidades captadas. Todas ellas tratadas con el mismo respeto frente a mi objetivo, pues para mí son todas iguales de dignas. En esa selección, van desde gente marginal y desheredados de la sociedad, prostitutas y vagabundos hasta ministros, obispos y artistas. Siempre le estaré agradecido a Cosentino por su apoyo en dicho proyecto, que además tenía una finalidad solidaria, pues todo lo recaudado con las ventas del libro se repartió para dos fundaciones en apoyo a niños discapacitados. El libro Esta es la Habana de los viejos muros fue también un bello libro fotográfico y poético. Tuve la gran suerte de poder contar con el gran escritor cubano Alexis Díaz Pimienta, todo un lujo. Son fotografías rescatadas del pasado, de mi primer viaje a la Habana. Se presentó en Cuba y en la Diputación de Almería. Siempre agradecido a la Editorial Círculo Rojo, y en especial a su director Alberto Cerezuela por su apuesta y apoyo. Quedó una joyita de libro.

R. G. F.: "Múltiplos del Yo" me parece un trabajo muy interesante y original, ¿cómo surgió la idea de exponerlo en el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF)?

Rodrigo: "Múltiplos del Yo" es probablemente uno de los proyectos más profundos que he realizado, está repleto de metáforas visuales que reflejan casi todas las situaciones personales y domésticas que hemos vivido cualquier persona durante el confinamiento por el COVID-19. Las imágenes fueron vistas en las redes sociales por su impacto y originalidad, casi por todo el mundo. Así que los medios se pusieron en contacto conmigo y me llovieron una gran cantidad de entrevistas, desde la radio, periódicos, televisiones autónomas, nacionales... y de ahí al Centro Andaluz de la Fotografía, nuestra "catedral de la fotografía". Fue una maravillosa exposición de obras de gran formato en tan importante escenario, además de un magnífico libro testigo de dicho proyecto y del confinamiento.

R. G. F.: Como dices, tus sensaciones vividas durante el confinamiento por el COVID-19 están plasmadas en ese proyecto. ¿Qué te fue más complicado asimilar la situación de encierro o expresar tu arte y emociones?

Rodrigo: "Múltiplos del Yo" surge de la soledad y de la incertidumbre por el coronavirus. El confinamiento lo pasé solo junto a mi gatito, Rex. Recuerdo como cada vez el número de muertos era mayor y la información brillaba por su ausencia. Me planteé muchas cosas, incluso lo peor. Así que hice este proyecto como testimonio fotográfico personal que reflejara lo que estaba viviendo en aquel momento. Fue un trabajo intenso, brutal... estuve casi 6 meses durmiendo 3 o 4 horas al día, sin parar de editar. Pero ahí queda "mi testimonio".

R. G. F.: Actualmente expones en el Centro Fundación Unicaja de Sevilla con diferentes artistas almerienses, como lo fueron Jesús de Perceval y Carlos Pérez Siquier, entre otros. ¿Qué se puede ver de tu obra?

Rodrigo: Mi alma... en cada fotografía que exhibo.

R. G. F.: Ahora, dime, ¿qué trabajo vas a exhibir en Meca Mediterráneo Centro Artístico de Almería dentro del festival PHotoEspaña 2023? ¿Y cuántas obras vas a exponer?

Rodrigo: El trabajo se titula "Identidades poliédricas" y trata sobre la disforia, que es la sensación de incomodidad y de sufrimiento que pueden sentir las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado cuando nacen. Expongo solo una obra de gran formato. Es una instalación fotográfica modular, en la que el público puede intervenir sobre la misma obteniendo nuevas identidades de género.

R. G. F.: Veo que tenemos mucho en común en cuanto a gustos y temas fotográficos y me identifico contigo en varios aspectos alegrándome por ello. Como sabes, yo también retrato a personas generalmente vulnerables de la manera más digna posible. ¿Me puedes decir en qué nuevos proyectos de autor andas embarcado ahora?

Rodrigo: Acabo de maquetar mi nuevo proyecto "Reencuentros", un homenaje a nuestros abuelitos de las residencias de ancianos, en el que los hago protagonistas, como bien se merecen. La sociedad les debe ese homenaje y mucho más. Es uno de mis proyectos más entrañables. Es el fruto de un año de trabajo junto a estas personas con sus momentos dulces y sus sinsabores. Una obra fotográfica orquestada con el corazón para el corazón.

R. G. F.: ¿Dónde buscas la inspiración?

Rodrigo: Fuera y dentro... sobre todo en mi interior. Es evidente que nuestra propia experiencia existencial nos va a despertar y generar inquietudes y preguntas, y en algunos casos las respuestas son de perfil creativo, sobre todo cuando lo sucedido o lo que nos rodea nos afecta emocionalmente.

R. G. F.: Para mí ha sido un honor formar parte de tu libro Mirando a Carlos Pérez Siquier. Diario íntimo de Rodrigo Valero (IEA, 2022). ¿Cómo fue tu proceso de selección de colaboradores para esta obra?

Rodrigo: Sobre el proceso de selección lo tenía muy claro: que fuesen personas vinculadas con él pero que además fueran de diferentes disciplinas; no quería que solo fueran fotógrafos, así que incluí también a escritores, músicos, periodistas, galeristas, pintores, etc. Siempre os estaré muy agradecido por la generosidad con la que colaborasteis con vuestros textos para un homenaje más que merecido a nuestro querido maestro y amigo Carlos Pérez Siquier. Unos textos que dan aún más cuerpo a los 200 retratos seleccionados para el libro.

R. G. F.: No quisiera acabar sin preguntarte por el maestro Carlos Pérez Siquier y lo que significó para ti.

Rodrigo: Un referente, y no solo para mí, sino para la mayoría de los fotógrafos y no fotógrafos, pero sobre todo un amigo con el que podía hablar y confiar. Fueron cuarenta años de amistad, casi nada. Recuerdo aún la primera vez que obtuve un premio y el estaba en el jurado, y esas palabras de ánimo para que siguiera creando. Para mí ha sido una gran suerte el haberlo conocido, y el haber compartido amistad con él por encima de la admiración que le tenía por su trayectoria. Sin duda, me quedo con su dimensión humana, grande, muy grande. Era un hombre excepcional.

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