Saturnino García: "Parece ser que estoy en el candelabro"

Protagonista

El actor, castellanoleonés de nacimiento y vizcaíno de adopción, se encuentra en su mejor momento. Este año estrena cuatro películas: Tierra de nuestras madres, Y todos arderán, Hotel Colón: Confinamiento incluido y Alimañas

El actor Saturnino García, en el madrileño Parque del Retiro de Madrid
El actor Saturnino García, en el madrileño Parque del Retiro de Madrid / Rubén García Felices
Rubén García Felices

14 de mayo 2023 - 08:00

Almería/Saturnino García (Cimanes de la Vega, León, 1935) se considera ante todo actor de teatro, donde ha hecho obras de autores que van desde Ramón María del Valle-Inclán a David Mamet. En cine, ha trabajado con directores como Carlos Saura, Fernando Fernán Gómez, José Luis Cuerda o Vicente Aranda, pero probablemente se le asocia más por sus trabajos en películas de género, al mando de directores como Álex de la Iglesia o Víctor Matellano, en las que ha interpretado a asesinos, ladrones de cadáveres, vampiros e incluso a la mismísima muerte con su carro incluido. Especialmente se le conoce por el personaje de Justino en Justino, un asesino de la tercera edad (Santiago Aguilar y Luis Guridi, 1994), con el que logró importantes premios en festivales de cine como el de Sitges o el de Valladolid, incluyendo un Goya.

R. G. F.: Un Premio Goya al mejor actor revelación en 1995 por Justino, un asesino de la tercera edad, el Premio Isla Calavera "Jack Taylor" al mejor actor en el Festival de Cine Fantástico de Canarias - Isla Calavera 2020 por Vampus Horror Tales (Víctor Matellano, Isaac Berrocal, Manuel Martínez Velasco, Erika Elizalde y Piter Moreira, 2020), y una Biznaga de Plata a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cine Español de Málaga 2023 por Tierra de nuestras madres (Liz Lobato, 2023). ¿Le dan suerte las películas en blanco y negro?

Saturnino: Se me están dando bien las películas en blanco y negro, eso veo, sí (responde, pensativo y sorprendido). No había reparado en ese detalle que tienen estas tres películas en común, hasta ahora que me lo pregunta. Son tres buenas historias con tres buenos personajes. Por cierto, el blanco y negro siempre perdura, es clásico.

R. G. F.: ¿Cuál es su combustible como actor?

Saturnino: ¡Qué pregunta más rara! (risas). Tampoco la voy a hacer muy compleja… Los oficios son "costumbres" y a mi edad, lo único que se le alcanza a comprender a uno, es que, si siempre estás en ello, entrenando (o sea actuando), la propia acción te mantiene en activo. No tengo receta. Mire, le voy a decir una cosa más íntima: quizás es que no me siento realizado laboralmente, por mucho que haya hecho ya... Tal vez, esa insatisfacción de querer haber realizado más cosas que he deseado en mi vida y que nunca me han llegado por no haber tenido la oportunidad, me mantiene en el anhelo de poder conseguir algo que hasta ahora no he podido permitirme. Y le digo más, creo que mi mejor papel está por llegar, yo lo estoy esperando.

R. G. F.: ¡Claro que sí, lo mejor siempre está por venir! Ahora, dígame, ¿con qué personajes ha disfrutado más en su carrera cinematográfica?

Saturnino: Yo soy, lo que se decía antes, un actor de carácter, genérico, que de pronto puede hacer reír, llorar o inquietar. Con Vampus, por ejemplo, me siento como pez en el agua. Y con Justino, me sentí muy bien.

El actor Saturnino García
El actor Saturnino García / Rubén García Felices
Soy, lo que se decía antes, un actor de carácter, genérico, que de pronto puede hacer reír, llorar o inquietar

R. G. F.: Si no me equivoco, trabajó en Almería.

Saturnino: No he rodado en Almería, llegué tarde al cine y a los tiempos en que se rodaban tantas películas allí, pero sí he hecho teatro en Almería. Hice La taberna fantástica, una obra de teatro de Alfonso Sastre. Recuerdo que con El Brujo teníamos que representar que bebíamos mucha bebida alcohólica blanca, hacíamos de borrachos, y nos ponían, lógicamente, agua. En la primera función que hicimos en el Teatro Cervantes, en lugar de agua mineral, nos pusieron agua del grifo, y estaba muy mala de sabor. Pusimos tan mala cara en escena que buscaron inmediatamente agua embotellada. Eso fue a mediados de los ochenta, aunque antes estuve en Almería como bululú, lo que vendría a ser ahora un monologuista o similar. Hasta tuve allí una novia, pero como andaba ambulante, las novias me duraban tres días.

R. G. F.: Trabajó con Paul Naschy, en películas como Rojo sangre (Christian Molina, 2004), y en teatro en La danza de la muerte (Víctor Matellano, 2005). ¿Cómo era trabajar con el icono del fantaterror español?

Saturnino: La curiosidad y el honor de conocer a Paul Naschy, fue grande. El hombre lobo, le decían, pero era el hombre con menos pinta de lobo que he visto en mi vida: un tío majo, casero, y el mejor vecino del barrio. Lamentablemente, no trabajé con él en aquellas películas míticas de los setenta, ya le dije que llegué tarde al cine.

R. G. F.: ¿Qué supone Álex de la Iglesia en su carrera, con quién rodó Acción mutante (1993) o El día de la bestia (1995)?

Saturnino: Supone bastante. Yo había tomado la vereda para venir a Madrid, y aunque somos unos cuatro actores de Bilbao los que estamos en el famoso corto de Mirindas asesinas (Álex de la Iglesia, 1990), éste nos catapultó a todos para volver de nuevo a Madrid a hacer Acción mutante. De alguna manera eso nos instaló aquí. Vinimos con él. Álex es inteligente y culto, y sabe lo que hace, le conozco desde que tenía dieciocho años. En El día de la bestia, tuvo la cortesía de que, aún siendo el mío un papel pequeño, ponerme en los créditos como "colaboración especial". En el rodaje de esta película tuvimos una polémica cordial en torno a dónde debía colocarme yo en la escena de la cruz gigante, de forma que ésta no me cayera directamente en mi cabeza, y él lo solucionó tal y como le pedí.

En el rodaje de 'El día de la bestia', en la escena donde se me cae la cruz gigante, Álex de la Iglesia solucionó dónde debía situarme tal y como le pedí

R. G. F.: Combina sus trabajos en cine con espectáculos de pequeño formato. ¿Qué le aportan como actor estos proyectos que son de su creación?

Saturnino: Yo empecé como actor con esos teatrillos, con los que me ganaba la vida. Así entré en la profesión. Es más, considero que cuando hago cine, sigo siendo actor de teatro. Esos espectáculos o monólogos me aportan entrenamiento, incluso físico, así como también ejercicio para ejercitar mi memoria. Son unos proyectos muy satisfactorios. Porque ser actor es... vamos, que no sé ni cómo nos pagan (risas).

R. G. F.: Este año estrena cuatro películas: Tierra de nuestras madres (Liz Lobato), Y todos arderán (David Hebrero), Hotel Colón: Confinamiento incluido (Miguel Martí) y Alimañas (Pep Anton Gómez y Jordi Sánchez). ¿Está usted en su mejor momento?

Saturnino: Según esos datos, sí (contesta con el humor y el carisma que lo caracterizan). Aunque es un dato difícil de dar para un actor hoy, tal y como está el negocio. Lo que pasa es que son cuatro películas que se han rodado hace ya unos cuantos años (o por lo menos varias de ellas, si no me equivoco). Pero sí, parece ser que estoy en el "candelabro" (dice de broma). Sin embargo, para tener éxito, hay que ser un pesado y estar siempre ahí, y no tirar nunca la toalla.

R. G. F.: Vampus, el siniestro personaje que interpreta en el largometraje-antología de terror Vampus Horror Tales, está funcionando muy bien internacionalmente. ¿Qué espera del mismo?

Saturnino: Había un buen guión en el fondo de todo esto. Todo lo que hice fue lo que me dijo Víctor Matellano, el director de la parte en la que yo trabajé. ¡Así de simple! Sin ser como los grandes actores, actúo como ellos: hago lo que me mandan. He de decirle que me resultó fácil interpretar a Vampus, porque es un personaje que tiene carisma, y eso es lo bueno de él. Si un personaje está mal construido, no se deja hacer. ¿Que qué espero de él? Que me dé otra película, así de claro.

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