La instalación de paneles solares se dispara en viviendas particulares y empresas de Almería por el conflicto en Ucrania
Energía renovable
La subida del precio de la luz y la situación de guerra multiplican en un 200% las renovables instaladas
Si el estallido de la pandemia y su consecuente confinamiento llevó a España a montar en bicicleta disparando su venta, el encarecimiento del precio de la energía que venimos sufriendo desde el verano de 2021, de forma paulatina llegando a niveles jamás imaginados, y sumado al conflicto armado que se vive en Ucrania y que de momento no tiene visos de mejorar, ha llevado a muchos particulares y empresas a plantearse el autoconsumo energético, que se consigue a través de diferentes sistemas en los que las energías renovables son fuente primordial.
Tanto es así que en la provincia “la instalación de paneles solares se ha incrementado en el primer trimestre del año en un 200%”, explica a este periódico Juan Montoya, gerente de Imelect, empresa almeriense de energía minieólica y energía solar. Tal es la demanda que en empresas como Imelect, situada en Huércal de Almería, existe una lista de espera cada vez más larga para comenzar la instalación en las viviendas. Cada día reciben más peticiones de particulares y realizan más estudios de viabilidad para saber cómo y de qué forma los clientes pueden tener estas instalaciones en casa y disminuir su factura de luz.
La situación en Ucrania, principal exportadora de productos necesarios para la fabricación de los paneles solares, está provocando que haya escasez de materiales y que suban los precios. Aunque según ha asegurado “se pidió mucho stock de paneles solares conforme la demanda”. Añadiendo a este hilo que “también la huelga del transporte hizo que se dilatara la llegada de los materiales. Estamos desbordados”, sostiene Montoya.
Son cada vez más los particulares, y sobre todo las empresas, las que se están interesando por estas instalaciones fotovoltaicas. De hecho, en Almería cuya economía gira en torno a la agricultura, principalmente, “el 80% de las cooperativas cuentan ya con instalación de paneles solares”, añade. Lo que les supone un ahorro de entre el 50% y el 60% en la factura, además de la sostenibilidad, beneficio para todos.
No es de extrañar la demanda, teniendo en cuenta que Almería es la ciudad con más horas de sol al año de Europa y que tres años después de su irrupción se puso fin al controvertido impuesto al sol, añadiendo reformas para fomentar el aprovechamiento de la energía solar y son suculentas las subvenciones de los gobiernos central y autonómico que invitan a cortar el cordón umbilical con las eléctricas.
En qué consiste una instalación fotovoltaica
Una instalación fotovoltaica es una estructura rectangular con una unidad básica de transformación que es la célula solar y que mide aproximadamente 10 centímetros cuadrados. Un panel une sobre una plancha varias de estas células, que se recubren con un plástico llamado EVA. Se trata de un tipo de polietileno formado por varios compuestos (etileno y acetato de vinilo) que es uno de los grandes aliados de la industria fotovoltaica porque puede aguantar condiciones y temperaturas extremas y, además, permite que pase la luz, pero no los rayos ultravioletas, más dañinos para la piel. Un panel solar está formado por unas 144 células, aunque este tamaño varía según los fabricantes, y su grosor es de alrededor de cuatro centímetros.
Energía renovable para los invernaderos
Han sido años de esfuerzo para lograr extender los paneles solares a las zonas de cultivo como los invernaderos y lo han logrado. Imelect tiene la patente de estos paneles, de vela simple, “que no afectan al cambio de plástico, minimizan las sombras y están compuestos por acero galvanizado”, afirma Montoya. El proyecto piloto se encuentra en Vícar y ahora con su llegada a feria Expolevante se dará a conocer a los agricultores que hasta la fecha veían imposible ahorrar en sus facturas gracias a los paneles solares. Los mismo que cuentan con 12 años de garantía de producto y 25 años de producción. En cuanto a su precio ronda los 15.000 euros, y su amortización es muy inmediata, siendo un alivio para la economía de los agricultores que lo instalen.
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