Emilia Moreno, 101 años de entrega a su familia
Nacida en Suflí y residente en la capital desde la posguerra disfrutará hoy de los mimos de los suyos en su cumpleaños
Una fractura de cadera por una caída no impide que Emilia Moreno cumpla hoy sus 101 años con ilusión y con ganas de estar rodeada de los suyos como en años anteriores. Nacida en Suflí y residente en la capital desde la posguerra, disfrutará de los mimos de sus familiares.
Le ha tocado vivir tiempos convulsos, décadas en las que la mujer era sinónimo de obligaciones sin derechos y crisis más dañosas que la actual, de los queda cuenta con el relato de su propia vida y con la plácida sonrisa del que se sabe querido y satisfecho del camino andado. Largo y no falto de dificultades a las que esta luchadora les ha plantado cara para sacar adelante a sus cinco hijos. Hoy le rinden homenaje.
Emilia nació en Suflí un día como hoy de 1911. La hija de Antonio Moreno y Carmen Martínez describe su casa en este "pequeño pueblo" como "una de las más bonitas. En la calle de la Fuente. Tenía cuatro plantas y balcones". Su "abuelito" era el maestro de escuela. "Leía La Juanita y La Perla. A los doce años tuve que dejar la escuela para ayudar a mi madre en la cocina". Habla de ella con la misma dulzura como la escuchan ahora sus "niñas".
En su infancia conoció al que sería su primer marido, Antonio Sánchez. Se casaron después de un largo noviazgo y terminada de la guerra. "Suflí era zona republicana y Antonio tuvo que refugiarse en mi casa". Nada de besitos: "Cuando mi madre se iba a Tíjola, le decía que estaba en casa", se ríe de otros tiempos, en los que iba acompañada de carabina a misa hasta diez días antes de la boda. Siendo agosto, lo celebraron con mantecados y hojuelas. Se casó con el padre de Juanjo a los 32 de años, con una vestido, que aunque negro, "tenía mangas de encaje y era muy bonito".
De luto, por su hermano fusilado. "Mi padre había muerto y mi madre vendió todo para que mi hermano pudiera estudiar. Era profesor en Granada del colegio Ave María. Mataron a él y otros profesores en la cuneta".
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