Convento de Las Puras (III): Testamento
Crónicas desde la ciudad
El testamento de Gutierre de Cárdenas dispuso que distintos bienes recibidos por sus servicios en la toma de Almería se destinasen a la fundación de un convento de monjas en la ciudad
Almería/¡Ay, doña Teresa Enríquez,
ay, loca del Sacramento,
dama de rangos crecidos
en hontanares y feudos!
Con don Gutierre de Cárdenas
en lazo de amor te unieron…
Teresa Enríquez Alvarado, hija del Almirante Mayor de Castilla, prima carnal del rey Fernando de Aragón y tía de los santos Francisco de Borja y Juan de Rivera, matrimonió con Gutierre de Cárdenas en 1470, poco después de que lo hiciesen los RR-CC. De quienes fue fiel servidora y confidente.
Como amiga íntima de Isabel, la acompañó en la campaña de asedio a Granada, último bastión del reino Nazarita y -aunque las crónicas no lo precisen- debió tener lugar entonces su primera visita a Almería. En dicha campaña ya se destacó por la caridad hacia los pobres y asistencia a soldados heridos. De su dedicación al culto a Jesús Sacramentado y empresas piadosas le sobrevino el apelativo de “La loca del Sacramento”, adjudicado por el papa Julio II.
Al enviudar, conformó junto a Isabel de Castilla y Beatriz de Silva el triunvirato que consolidó y expandió por España y América la orden Concepcionista. De su patrimonio particular, Teresa erigió los monasterios de Torrijos (donde pasó buena parte de su vida) y Maqueda; alhajó y dotó la colegiata de San Lázaro y San Dámaso en Roma; dedicó a los necesitados parte de su inmensa fortuna (en las primeras décadas del s.XVI, solo en rentas rusticas y urbanas se le calculaba la ingente suma de 20 mil ducados) e impulsó las cofradías sacramentales, con especial presencia en Andalucía. Cuatro años antes del convento capitalino que nos ocupa, instaló a los Agustinos (con cuyos superiores mantenía una estrecha amistad) en Huécija, floreciente pueblo de la Tahá de Marchena, heredada de su esposo a perpetuidad en concepto de Señorío. En la torre defensiva anexa a la iglesia, restaurada por la Junta de Andalucía, campea el escudo de los Cárdenas-Velasco, por su nieto Bernardino, II marqués de Maqueda.
En 1529 falleció en su palacio de Torrijos y fue enterrada en el convento inmaculista de la localidad toledana, donde se conserva su cuerpo incorrupto. En 2001 Roma abrió el proceso de beatificación de la muy religiosa y caritativa dama.
Reparto
Con anterioridad daba cuenta del trabajo de recuperación del Libro del Repartimiento de la Ciudad, custodiado en el Archivo Municipal “Adela Alcocer” (AMAL) por Cristina Segura Graíño y del aparataje crítico realizado por la historiadora. A ella seguimos en la descripción del reparto de 500 lotes de tierras y viviendas –propiedad legítima de los musulmanes expulsados tras su levantamiento en 1490; y que 'Nos (los RR.CC.) ganamos de los moros enemigos de Nuestra Santa Fé Católica'- a otros tantos repobladores procedentes de distintos lugares de la península escuderos y escuderos hijodalgos, artilleros, labradores, hombres de la mar, mercaderes y oficiales de diversos gremios. La distribución se amplió con lo concedido a las monasterios Franciscano, Dominico (ambos a intramuros), Trinitario (fuera de las murallas, solar donde se alza la iglesia de San Sebastián), femenino de Santa Clara (“a de haber cuatro monasterios… que estén apartados unos de otros y de las iglesias”), parroquias de San Pedro y San Pablo, San Juan, Santiago e Iglesia Mayor (catedral): “Porque es Nuestra voluntad que lo que pertenece al culto divino sea primeramente proveído, como es razón”. En el ámbito civil fueron favorecidos ciertos personajes que acompañaron a las tropas cristianas en la toma de Almería. Entre ellos, y con especial generosidad, Gutierre de Cárdenas Chacón, patrón fundador (vía esposa) del convento de Las Puras.
Aunque escapa a nuestro objetivo el abordar el contenido del Repartimiento mandado por los monarcas en la ciudad de Sevilla a 25 de marzo de 1491, no me resisto a transcribir dos párrafos del mismo (para una mejor comprensión adapto su primitiva ortografía a la vigente):
Así mismo se ha de platicar (determinar) la cantidad de ganado ovejuno y vacuno que ha de tener cada vecino, porque no (se) carguen algunos de ganado; para que (no) gocen unos y otros nada. Y que tengan en comunidad el término en toda la jurisdicción; porque lo tengan para el invierno en el campo de Níjar y en verano en la sierra de Filabres, Gérgal y Tabernas y todo lo otro en la jurisdicción de Almería…
… Que las casas de los extranjeros que tenían los moros, que aquellas no se den a nadie, sino que estén para quien Sus Altezas mandaren… Que envíen a decir cuanto rinde el baño (tales baños públicos se localizan, al parecer, en las proximidades de la actual Plaza Vieja)”
Prebendas al comendador
Ordenado por el repartidor Diegos de Vargas, el escribano (notario) Juan de Quevedo anotó en el Libro la parte correspondiente a Gutierre de Cárdenas. El licenciado Diego López de Trujillo era corregidor de la Ciudad y mosén Fernando de Cárdenas (sobrino de Dº Gutierre) alcaide y Justicia Mayor. Fue con diferencia el más beneficiado. A modo de ejemplo, le corresponden en suerte 3.058 olivos (el frutal más preciado), mientras que el siguiente, su sobrino Fernando, recibió 408 ejemplares. Por Ceciliana (actual término de Gádor), Pechina, Benahadúx, Rioja y Vega se extendían sus posesiones, en las mejores tierras de labor: un total 43 hectáreas, expresadas en tahúllas (1.118 m/2 cada una) que no viene al caso pormenorizar, solo que 13 de ellas eran de parral. En estas fincas hay plantadas diferentes variedades de árboles frutales: vides y olivos: granados, higueras, ciruelos, morales, limoneros, naranjos, albaricoqueros, nogales, membrilleros, manzanos, perales, cidrales, azofaifos y cermeños (variedad de peral). A ellos debemos añadir norias, balsas y acequias; molinos de aceite y de harina; hornos de pan cocer y las correspondientes viviendas para los arrendatarios, por lo general labradores moriscos obligadamente convertidos al nuevo credo.
Si estas prebendas las percibió en los pueblos citados, otro tanto ocurre en la ciudad, en la que recibió huertas y casas. El referido Libro especifica las collaciones (parroquias) donde se hallaban y sus lindes urbanas, así como los nombres (musulmanes) de sus anteriores propietarios. Límites que alcanzaban desde el convento de San Francisco a los pies de la Alcazaba; confirmando así lo expresado por las monjas a través de la tradición oral, de generación en generación. Solo reflejamos el lote que interesa al tema que nos ocupa:
… Diósele al dicho Comendador Mayor la huerta que fue del alfaquí Juaní y la huerta de Abostid y la huerta de Toledatolí; que son tres huertas que hay en ellas, de seis tahúllas que han por lindes la huerta de Abuzeite de la una parte y de la otra la huerta que fue de Alamés y por delante de la carrera Real. Hay en cada una de estas huertas casa y torre…
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