Primeros ceses en la dirección de obras de la línea del AVE en la provincia
ADIF releva al director y subdirector de Construcción I y II, Raimundo Angosto y Juan Tébar, al frente de la línea a Murcia
Las obras del soterramiento de El Puche no llegan a la mitad y tendrían que haber finalizado este mes
No se hizo el baipás para no quitar el tráfico de calle Mariana Pineda y lleva un año cortada
La dirección de obras y proyectos de los tramos del AVE de la línea Almería-Murcia ha quedado más que señalada tras la decisión del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) de cesar a dos de los responsables de los avances y posibles errores que se han cometido en el transcurso de la tramitación y los trabajos en marcha. Según ha podido conocer este periódico de fuentes de la entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Fomento, el ingeniero Juan Tébar, uno de los profesionales que hicieron posible la construcción de los túneles de Sorbas que desde 2017 hasta hoy ha sido director de Construcción II, y Raimundo Angosto, que como subdirector de Construcción I ha estado al frente de los trabajos del soterramiento en El Puche y de la licitación de la segunda fase de la integración ferroviaria, han sido cesados en sus respectivos cargos.
Son los firmantes y verificadores, además, de adjudicaciones de los contratos de consultoría y asistencia para el control de obras de la plataforma del Corredor Mediterráneo en el tramo Río Andarax-El Puche que ahora requiere un modificado de obra de algo más de un millón de euros por la increíble aparición en la zona afectada de escombreras con más de 100.000 metros cúbicos de residuos, un tamaño equivalente a 40 piscinas olímpicas, que nadie había detectado en la proyección de unos trabajos que comenzarán en el primer trimestre del próximo año.
La cúpula del ADIF está recibiendo duras críticas por la gestión de los proyectos en la provincia con menor avance del Corredor Mediterráneo y sin que se hayan reconocido sus equivocaciones, ya que algunos proceden del anterior Gobierno y su 'tramitación exprés' de proyectos constructivos por el departamento que dirigía Íñigo de la Serna, se ha querido replantear el futuro de las obras pendientes con nuevos protagonistas. Ni el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ni la presidenta de ADIF, Isabel Pardo de Vera, han hecho alusión alguna en los últimos meses a los despropósitos del AVE almeriense, pero son conscientes de que la gestión de los trabajos y proyectos no ha sido correcta en los últimos años, sin entrar en la valoración del histórico abandono que ha sufrido esta provincia con una infraestructura ferroviaria en vía muerta durante décadas.
En el consejo de administración de la sociedad Almería Alta Velocidad que se celebró la semana pasada en Madrid se precisó que las obras del soterramiento, que tendrían que haber finalizado este mes, se van a retrasar como poco hasta la primavera del próximo año y se justificó en un modificado por el que se aumenta la inversión y la superficie soterrada en 220 metros optimizando la solución inicial de cara a la ejecución de la segunda fase de integración ferroviaria en la capital cuya redacción de los proyectos se contrató este verano. El grado de ejecución de las obras no alcanza ni la mitad, por lo que se incumplirá el compromiso del anterior ministro de Fomento de que en noviembre de este año se habría culminado, un pronóstico que repitió Raimundo Angosto en su visita de octubre del pasado año para comprobar sobre el terreno el inicio de los trabajos.
Los trasbordos a la estación de Huércal de Almería iban a durar diez meses y el horizonte actual los retrasa como mínimo hasta mediados del año próximo siendo muy probable que el aislamiento ferroviario de la ciudad supere los dos años como ocurrió durante las obras del AVE en Granada. En esa misma reunión de la sociedad que abandera las obras de integración ferroviaria se dio luz verde a una modificación del proyecto en el tramo Río Andarax-El Puche que pone al descubierto una pésima planificación de la actuación. No se habían detectado vertederos de rellenos antrópicos en parte del trazado, procedentes de derribos y construcciones de la zona, y su limpieza ahora conllevará que se incremente el importe inicial de adjudicación de 7,2 millones en poco más de uno con el objetivo de comenzar los trabajos en el primer trimestre de 2020.
Las imágenes aéreas del entorno del barrio de Torrecárdenas demuestran que no se traba de escombreras de nuevo cuño y ya figuraban hace más de un lustro, por lo que resulta más que sospechoso que los proyectos, adaptados con posterioridad, no lo tuvieran en cuenta. No es el primer despropósito de la llegada de la Alta Velocidad a la capital almeriense. Meses antes de la adjudicación del proyecto para las obras del minisoterramiento de El Puche se descartó la opción del baipás con el que no se hubiera interrumpido el tráfico ferroviario de la ciudad a lo largo del año de construcción. Desde el Ministerio de Fomento, con el beneplácito del ADIF y el Ayuntamiento de Almería, se hizo una defensa exacerbada de que la opción más conveniente eran los trasbordos en autobús a Huércal, cuya estación sería la de cabecera provisionalmente.
Entre los argumentos esgrimidos para no buscar una alternativa a tan controvertida decisión, sobre todo por el precedente del AVE en Granada, a pesar de las críticas de la Mesa del Ferrocarril y el bloque de la oposición municipal con una moción aprobada en contra, fue el retraso que podría conllevar para el desarrollo de la actuación y la problemática generada para el tráfico en calle Mariana Pineda que sería afectada por el baipás. Tan sólo unos meses después de aquel alegato, trabajadores de Comsa cortaban al tráfico esa arteria tan importante en la finalización de la carretera de Sierra Alhamilla y así se mantiene hasta la fecha. Estas excusas, de la etapa de Íñigo de la Serna, quedaron al descubierto y hoy castigan la conexión ferroviaria y las obras de la integración.
La gestión del trazado de Alta Velocidad en Almería se cobra ahora dos víctimas en la dirección de ADIF y, lejos de que se consiga mejorar la evolución de las obras pendientes, es evidente que los recambios en la dirección de construcción conllevarán más retrasos y dilemas. Cuando acaba de comenzar la séptima legislatura del AVE en la provincia, después de una nueva campaña de promesas de grandes inversiones, ya nadie cree que se vaya a cumplir un cronograma de actuaciones por el que la línea con Murcia estaría operativa en 2023. Los abuelos repiten que no verán el AVE y a veces lo dicen hasta los nietos. Tampoco se sabe nada de la línea con Granada que se iba a adaptar al ancho internacional en el mismo periodo y los proyectos siguen en estudio.
La política almeriense es frustrante, está llena de zalameros y durante los últimos veinte años sobrada de demagogia en torno a una infraestructura que lastra y condena al ostracismo ferroviario por el abandono de los sucesivos gobiernos. Tan sólo 7 kilómetros están completados, los túneles de Sorbas, que el Gobierno de Rajoy ordenó tapiar años después. Se ha pasado, además, de un AVE como el de las grandes capitales a otro de vía única y low cost, rebajando costes con soluciones baratas. La eterna llegada de la Alta Velocidad tiene una fecha de salida en el año 1998 cuando el entonces ministro de Fomento, Arias Salgado, decía que el Euromed llegaría a Almería en 2005. Poco después Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno de Aznar, confirmaba en una visita a Diputación que coincidiría con la celebración de los Juegos Mediterráneos.
Era evidente que los anuncios no tenían fundamento y el titular que le sucedió en Fomento, Francisco Álvarez Cascos, cambió Euromed por el AVE pero habría que esperar hasta el año 2007. El hoy senador electo y entonces presidente del PP almeriense, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, también repetía en aquella época del boom inmobiliario, ajena a la contención y ahorro de los tiempos de la crisis, que la línea que discurre entre Almería y Murcia se pondría en funcionamiento a lo largo de 2007. Han pasado ya 18 años de aquel augurio que quedó, como todos los anteriores y los que le sucedieron, en agua de borrajas al descarrilar el AVE almeriense en cada legislatura.
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