La Catedral de Almería, escenario en el que ilustrar la mirada

Almería

José Ángel Ferrer conserva esa mirada curiosa con la que los niños escrudiñan el mundo.

Su primer recuerdo de la Catedral fue entrando con sus padres a misa una tarde de domingo siendo aún muy niño.

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José Ángel Ferrer, arquitecto, habla sobre la Catedral de Almería / D.A.
Magdalena Cantero Sosa

09 de junio 2024 - 07:30

Almería/Podría tener entre 5 ó 6 años. Probablemente ya antes me habían llevado en alguna que otra ocasión, pero aquella vez es la que tengo grabada en mi retina como la primera. Y su primera experiencia catedralicia sugiere que ya a tan corta edad, las líneas, los volúmenes y las dimensiones provocaban en su mente un efecto distinto a otros niños, pues lo que más llamó su atención fue entrar lateralmente, es decir, de forma transversal a la nave principal, como si fuera un acceso secundario. Esperaba ver el altar al fondo como ocurría en otras iglesias de la ciudad como San Pedro, San Sebastián o Santiago que tenían su entrada principal en el eje longitudinal. Todavía hoy, me sigue generando cierta inquietud esa entrada.

Pero, lo que realmente más me impactó fue la sillería del coro. Era el lugar a donde se me iban las miradas constantemente. Quizá contribuía mi curiosidad desde pequeño por todo lo relacionado con el arte y la construcción y por qué no decirlo, tampoco entendía muy bien lo que se decía desde el altar, lo que me inducía a la búsqueda con la mirada de otros estímulos que apaciguaran mi inquieta curiosidad. Las sillas del coro, ricamente torneadas en madera de nogal, me parecían auténticas joyas, y aún hoy, me lo siguen pareciendo. Una obra de arte que no me canso de observar cada vez que visito la Catedral.

La apertura de la Catedral a la sociedad ha sido una gran decisión

Algo que también me resultó siempre curioso fue el poco espacio destinado a los bancos de los feligreses en proporción al resto de los espacios de la Catedral. Siempre pensé que esa maravillosa Iglesia merecía más espacio para sus fieles.

Significativo me resultaba el carácter sólido y compacto del edificio que, más tarde, entendí corresponderse con su condición de fortaleza. Esa doble función religiosa y militar, sin duda, hace de la Catedral de Almería un edificio muy singular.

Pero mi vinculación con la Catedral se mantuvo en el tiempo. Y me ha sorprendido gratamente la apertura de espacios que durante demasiados años permanecieron ocultos para los almerienses. Asistí hace un par de años a un concierto de flamenco en el Claustro. Era la primera vez que lo visitaba y de nuevo, este monumento volvió a impresionarme.

Su apertura a la ciudad ha sido una gran decisión y, estoy seguro, que contribuirá a fortalecer el vínculo de los almerienses con su Catedral.

No puedo entender a Almería sin su Catedral pues congrega muchos de los valores de lo que significa ser almeriense

Por mi condición de arquitecto no puedo dejar de destacar la extraordinaria portada de Juan de Orea, arquitecto y escultor, que intervino junto a su maestro Pedro Machuca en el Palacio de Carlos V de Granada, el mejor ejemplo del renacimiento español. Juan de Orea sería también el autor de la sillería del coro e introduciría el arte renacentista en Almería con dos obras más: la iglesia de Santiago y las escaleras del hospital de Santa María Magdalena, actual Museo del Realismo Español.

Sin duda, la portada es un acertado reclamo para entrar en la Catedral. Sus adecuadas proporciones y la riqueza de sus detalles contrastan con la sobriedad del resto de la fachada constituyendo el preludio de lo que nos encontraremos en su interior, donde podemos observar ese mismo contraste entre la austeridad de las naves y la exuberancia de la sillería o el altar.

No puedo entender a Almería sin su Catedral. Como tampoco la entiendo sin la Alcazaba o sin el mar. Es un edificio que congrega muchos de los valores de lo que representa la esencia almeriense, sobriedad, austeridad, solidez, compacidad o autenticidad. La Catedral de Almería es un edificio auténtico. Se muestra tal y como es, pero quizá podría acentuarse más su carácter de fortaleza abriendo las ventanas saeteras y acentuando otros elementos que den fe de su doble carácter militar y religioso sin menoscabo de su actual uso eclesiástico, como el claustro y su evocador pasado como Patio de Armas.

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