Los Benavente, la saga de zapateros en activo más antigua de España

En 1847 fundaron su primer taller en una barraca de madera junto a la iglesia de Santiago de la capital almeriense · Seis generaciones después, la tradición la continúa José

José Benavente (padre) junto a su mujer dedicándose a su labor como zapatero.
José Benavente (padre) junto a su mujer dedicándose a su labor como zapatero.
Rafael Espino / Almería

04 de diciembre 2011 - 01:00

Lo mismo arreglaban una bota que alquilaban un tebeo. Así comenzó la historia de la familia de zapateros en activo más antigua de España. Transcurría el año 1847 cuando Manuel Benavente, natural de Berja, se trasladó hasta la capital para fundar su primer taller de zapatos. El lugar elegido, una barraca de madera junto a la Iglesia de Santiago. Eran tiempos de cambio. Por entonces, España luchaba por integrarse dentro de la revolución industrial a la que intentaba aferrarse media Europa. Por entonces, pulmón de la economía mundial. Eran tiempos en los que el general Baldomero Espartero trataba de darle un corte liberal al estado español. Y en esas, aparecía esta saga, los Benavente, una familia que en la actualidad ya ha dado para seis generaciones de zapateros. Ahora, en 2011, los hermanos Joaquín y José y el hijo de este último, llamado como el padre, pueden presumir de oficio.

La zapatería Benavente del siglo XXI se encuentra en la Plaza Flores, justo en el centro de Almería. Mucho han cambiado los instrumentos que es utilizaban en el siglo XIX para desarrollar el trabajo de este oficio, pero la esencia de esta familia sigue siendo la misma, conservar una tradición que les ha abierto un hueco privilegiado dentro del mundo de las zapaterías. "Nos gusta este oficio y ninguno de nosotros hemos renunciado a la posibilidad de continuar con la tradición", comenta José, partícipe de la quinta generación, la sexta es propiedad de su hijo. Comedido y trabajador, que no piensa renunciar al oficio que tantas alegrías les ha dado a sus antepasados. Ya sólo les queda que sus descendientes le den otra alegría, una pequeña criatura de 16 meses, hijo de José, de la última generación, ya agarra los zapatos, pero para que se eche a las espaldas la tradición familiar todavía falta mucho.

A José padre le gusta recordar tiempos pasados. Desde hace una década se empeñó en conocer la historia de su arbol genealógico. Recuerda a Manuel, su tatarabuelo y de le sus descenciente, o lo que es lo mismo, sus bisabuelosambién llamado Manuel, que tuvo tres hijos: José (su abuelo), Juan y Antonio. Juan montó su propio taller en El Rinconcillo, un pequeño local instalado junto al quiosco de refrescos Oasis, en los albores del siglo XX. Hoy este quiosco comparte espacio con la entrada a los refugios de la guerra, aunque este espacio, ahora turístico, por aquella época no le sonaba nadie. Claro, es que no existía. Anonio, el tercero de sus abuelos, emigró a Melilla. Allí perdió un ojo en la contienda que mantenía España con Marruecos, así que regresó a Almería para convertirse en todo un trotamientos, le apodaron el fuegovivo y deambuló por toda la provincia arreglando zapatos. Su abuelo José fue el más disciplinado. Desarrollaba su oficio al aire libre, en la puerta de la Iglesia de Las Claras, y lo llevaba como podía. Tirando, como se suele decir. Cada día tenía que transportar las herramientas de trabajo desde su casa hasta la parroquia. Así hasta que consiguió un taller en la Calle Mariana, justo enfrente de donde antes. Sus descendientes,Miguel, Joaquín, Francisco y José (padre del zapatero de nuestro siglo) se dedicaron por completo al oficio. José padre quiso continuar con el oficio. Así, montó un taller justo en el mismo lugar donde lo había desarrollado el bisabuelo de la familia, al lado de la Iglesia Santiago. Mientras cumplía servicio el negocio fue llevado por sus hermanos, pero al volver se incorporó.

Corría entonces el año 1950, en Almería había censados 215 zapateros remendones. Así que José, actual dueño de la zapatería Benavente, empezaba a hacer sus pinitos. Con diez años ya servía para hacer mandados de compra de materiales a los distintos curtidos de pieles aque en aquellos tiempos había en Almería. En 1988 murió su padre, así que se quedó a cargo del negocio junto a su hermano joaquín, que en la actualidad regenta otra zapatería en la calle Artés de Arcos. Y así hasta nuestros días

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