Bárbara y cobarde agresión de la escuadra alemana

Destrucción. Admiral Scheer, Albatros, Leopard, Seadler y Lluchs conforman la nómina siniestra de los buques de guerra que como venganza asolaron a la inerme ciudad en un amanecer primaveral

Bárbara y cobarde agresión de la escuadra alemana
Bárbara y cobarde agresión de la escuadra alemana

Aquí está el Jaime 1º

con orgullo y valentía

De La Chanca a la Fuentecica, la metralla alcanzó numerosos objetivos civiles

a defender de los cobardes

a la ciudad de Almería…

LA copla muestra el entusiasmo y seguridad que entre la población suponía la presencia de un acorazado que -como ocurrió con la mayoría de la fuerza naval española- se mantuvo leal a la República por voluntad de la marinería, en contra de la oficialidad golpista. Con su presencia en el Puerto las autoridades alemanas se hubiesen quizás pensado el criminal ataque. O no, dada la superioridad numérica y capacidad de combate. Pero el Jaime 1º había marchado a Cartagena a reparar los daños causados por el ataque de cinco trimotores al alborear el día 27 del mismo mes, con 6 muertos cobrados entre su dotación. Al mes siguiente una fortuita y tremenda explosión lo hundió en aguas del arsenal.

El titular en cambio se corresponde con el que ¡Adelante! (Órgano de los Trabajadores) abría su edición del 3 de junio, tres días después del horror debido a que sus talleres (en calle Eduardo Pérez) también se vieron afectados por las bombas. Distintos autores han dejado escritas páginas y más páginas en diferentes soportes; no obstante, por su investigación en fuentes alemanas inéditas, es recomendable la lectura del capítulo "La guerra que vino por mar" incluido en "Cinco historias necesarias", de Alfonso Viciana (IEA, 2014). Ahora, en el 80º aniversario, respeto la literalidad del texto en el diario ¡Adelante! dado a que es la información más cercana en el tiempo al escenario de la desgracia, aunque las prisas del redactor le llevaran a ciertos desajustes:

"A primeras horas de la madrugada del lunes (31 de mayo) se dejaron sentir las señales de alarma de la sirena, por haber participado los "bous" (pequeñas barcas pesqueras) que prestan servicios de vigilancia en nuestra rada que habían observado la presencia de varios buques sospechosos.

Próximo a las seis y media, se sintió un enorme cañonazo que aterró a la ciudad. La gente se lanzó a la calle en busca de refugios, pues ya habían notado algunos que se habían levantado la presencia de varios barcos de guerra extranjeros que se situaban en línea de combate frente a nuestra ciudad.

Estas unidades la integraban un acorazado, cuatro destroyer y dos submarinos (es la única referencia sobre ellos) y simultáneamente, después del primer cañonazo, empezó un intenso bombardeo, en proporciones aterradoras. Los obuses que lanzaban en forma de parábola asolaban los edificios, que caían desmoronados en parte ante la metralla de los buques alemanes…

Muchos pasaban por alto con un silbido ensordecedor y una intensa columna de humo cubría por entero toda la ciudad a una altura de más de treinta metros, sin que se pudieran distinguir los edificios que se encontraban envueltos en la intensa bruma.

Duró el cañoneo próximo a tres cuartos de hora y lanzaron más de trescientos disparos. Empezaron el fuego en forma de abanico y puede decirse sin temor a equivocaciones que no existe una calle de la ciudad donde no tenga un impacto. Además de los obuses disparados por los buques alemanes, lanzaron granadas rompedoras, graduadas para que explotaran al llegar a cierta distancia, y la metralla esparcida ocasionó infinidad de víctimas.

Inmediatamente empezaron a funcionar las ambulancias de la Cruz Roja... La Casa de Socorro Municipal también estaba debidamente atendida; allí vimos al Jefe de los Servicios Sanitarios, Martínez Limones, estando de guardia los doctores Domingo Artés y Francisco Pérez, pero todos los médicos de la Beneficencia Municipal se personaron en el establecimiento para asistir a los innumerables heridos que allí recibieron asistencia... Lo mismo ocurrió en el Hospital Militar (Las Adoratrices)… ".

A continuación describe los lugares afectados y personaliza el nombre, año y oficio de las víctimas. En sucesivas fechas los titulares son de este tenor: "El bárbaro atentado a Almería es llevado a la Sociedad de Naciones", "Alemania da una contestación confusa a la Sociedad de Naciones" o "Almería en la Historia". Por mi parte, en mayo de 2013 escribía en estas mismas páginas:

El 26 de abril de 1937 la Legión Cóndor masacró desde el aire al pueblo vasco de Guernica. Y el 31 de mayo Adolfo Hitler ordenó repetir -ahora desde el mar- la experiencia con Almería capital, como si se tratara de un ensayo general ante la Segunda Guerra mundial que se avecinaba. Puesto que el episodio y las presuntas causas que lo originaron (hundimiento del acorazado Deutschland en aguas de Ibiza, con veinte marineros muertos) han sido suficientemente repetidas, me limitaré a un breve resumen de los daños.… De La Chanca a la Fuentecica, y de ahí para abajo, hasta el Parque, las huellas del bombardeo se hicieron visibles en significados edificios: Estación, Cruz Roja (en c/. González Egea), Socorro Rojo, Hospital Provincial, Ayuntamiento, teatro Cervantes, Catedral, iglesias de san Sebastián, san Juan y san Pedro… Y lo auténticamente irreparable: 31 mujeres y hombres de distinta edad sepultados en tierra o en nichos del cementerio municipal. Además de un centenar intentando reponerse de las lesiones, aunque algunos no las superaron.

Visto lo ocurrido, la noticia constituye un hiriente sarcasmo. El 14 de abril de 1930 una flotilla de la Armada alemana amarró frente al andén de Costa. Al mando del contralmirante Walther Gladisch -quien enarbolaba su insignia en el crucero Königsber- realizaba maniobras en el Mediterráneo y visitó Almería como muestra de cortesía y descanso de la marinería. La escuadra la completaba cinco torpederos. Durante la semana de estancia fueron atendidos por autoridades locales, cónsul alemán Hugo Prinstz, Rodolfo Lussnigg (propietario del Hotel Simón) y el banquero José Romero Balmas: subida a la Alcazaba, giras por los pueblos del Andaráx, conciertos musicales en el Cervantes, etc. El miércoles Santo presenciaron desde la balconada del hotel las procesiones del Encuentro y Niños Hebreos. Invitados por la cofradía del Santo Sepulcro a participar en su cortejo, el contralmirante declinó la petición ya que la "charanga musical de la flota era toda de confesión protestante". No obstante, y como gesto amistoso, autorizó el desfile de una sección de marinería de religión católica; siendo la primera y posiblemente única ocasión en que fuerzas armadas de un país ajeno han participado en nuestra Semana Santa. Al día siguiente le organizaron una cena en la finca La Torre que Romero Balmas reconstruyó dos años después bajo la presumible dirección del arquitecto Antonio Zobarán (el suntuoso palacete lo ocupa hoy el infrautilizado Museo del Cine). Dos de aquellas máquinas de destrucción (los malditos Leopard y Lluchs) asolaron siete años después la tierra que los acogió con hidalga hospitalidad.

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