Artículos de última ocasión en Mojácar

El mercadillo dominical del municipio cuenta con diferentes puestos donde se puede encontrar todo tipo de artículos · Relojes, gafas de sol y botitas infantiles son parte de la mercancía que se puede adquirir

Artículos de última ocasión en Mojácar
Artículos de última ocasión en Mojácar

Una maleta despojada de asidero aguarda su último viaje; un teléfono de pared sin teclado; una sierra cabalmente lisa; una tabla de lavar que lija la ropa. Un paseo dominical por el mercadillo de Mojácar, fijado como abrazadera al Centro de Artesanía, es un frunce deshilachado en el tiempo. En el ir y venir por entre los puestos puestos al azar, una casete de cinta hueca; botitas infantiles de plexiglás; perchas desnudas anudadas en docenas; Singer huérfana de volante y pedal; cachivaches inservibles en la pasarela de segunda, tercera o cuarta mano.

Mari Carmen Luque Mejías es la cuarta vez que pone su mercancía a la venta en el mercadillo de Mojácar y "tengo entendido que antes la gente venía muchísimo y gastaba. Ahora, no. Yo estoy aquí por necesidad y no saco para nada. Ha habido un día que he sacado un euro y otro día cincuenta céntimos, así está la cosa. Además hay que pagar el sitio, la gasolina, y toda la mañana aquí por un euro es muy doloroso. Pero hay que intentarlo porque tengo que sacar mi casa adelante y es mejor venir que quedarse en casa llorando y pensando". En la zona más baja de sombra, en la cuesta arriba, hace mucho frío. Colgantes de artesanía casera; cuencos gibosos de madera, de vidrio; botellas vacías con corcho en el gollete; camisetas de iguala; morteros ausentes de almirez; mantas con olor de desabrigo.

Clara lleva tres años seguidos con el puesto de artesanía hecha a mano por ella misma en el mercadillo de Mojácar, "se nota mucho la cosa económica; sí ha habido cambio, no se vende apenas; hoy llevo vendidos seis euros, y fíjese a su alrededor antes había más variedad de artículos, más interesante, ahora hay mucha porquería; en verano organizo un mercadillo benéfico en Vera Playa y parte de lo que cuesta el puesto va para las hermanas Franciscanas de Vera". Trocitos de minerales en cajas de imprenta con compartimentos de cuerpo 10 Permanent redonda y negra; jaulillas con sólo cuatro alambres para pájaros e, incluso, para grillos; gabardinas supervivientes del diluvio universal.

Entre las fotografías deslucidas de tantos días al sol, una de Amparo Muñoz muy joven, de cuando fue la única Miss Universo española hasta la fecha. Antonio, al frente del puesto de fotos, sellos, carteleras de cine mudo, folletos de mano con programas de sesión doble, y así, comenta "tanta belleza y tanta desgracia" con la mirada puesta en Amparo, "que fue mujer de uno que cantaba lo del rastro, sí, hombre, aquello de que lo que usted no quiera para el rastro es, sí, hombre, ahí arriba tienen el disco". Arriba tenían el disco de vinilo con más surcos que los de origen. Y sí, el que lo cantaba era uno que lleva por nombre Patxi Andión. "Una, dos y tres, una, dos y tres, lo que usted no quiera para el rastro es; esto es el rastro señores/ vengan y anímense/ que aquí estamos nosotros/ somos Papa Noel. Le vendemos barato/ con el precio en inglés/ somos todo lo honrados/que usted quiera creer". Zapatillas ya caminadas de andar por casa; calzado de saldo al alcance de cualquier pie desheredado.

Rafaele, napolitano de pura pizza, cinco años en el mercadillo de Mojácar, "hasta ahora senza alcuna denuncia", pone relojes y gafas de sol a la venta. "El mercadillo ha cambiado desde que tenemos cada uno nuestro sitio fijo. No va mal, yo vendo por un mínimo, si no, no vale la pena". Su ayudante le pide a Rafaele que cante, él responde que "si me pagan, canto". Al parecer no están las fechas para partituras. Rafaele no canta.

Josefina, que no puede hablar vaya usted a saber por qué, pinta sobre azulejos paisajes de exuberante colorido. Alguien que la observa comenta que merecería estar en algún museo. Ella, Josefina, apenas levanta los ojos del azulejo, cuesta que lo haga para fotografiarla, aunque accede ante la insistencia. Los mirones paseantes se saludan al cabo de unas cuantas vueltas; los mercantes del mercadillo de Mojácar comienzan la recogida. A unos les ha ido de aquella manera, a otros de la manera aquella, todos coinciden en que el próximo domingo se dará mejor.

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