Arquitectura del Hierro en Almería
Almería
Revolución arquitectónica. A mediados del siglo XIX la presencia de construcciones de hierro se hizo relevante en la provincia de Almería

Almería/La revolución industrial propiciará una gran transformación de la arquitectura en la segunda mitad del siglo XIX con la introducción de nuevas técnicas constructivas y materiales como el hierro, el acero y el vidrio que superarán las limitaciones funcionales de la madera, los muros de carga y mortero, los arcos, pilares y sillares de piedra.
Empezarán a levantarse así construcciones prácticas con estructuras metálicas gracias a la facilidad de los elementos prefabricados y cubiertas con vidrio que responderán a las necesidades de la nueva sociedad burguesa, capitalista e industrial, de grandes espacios diáfanos y pabellones con luz natural para grandes exposiciones, mercados, fábricas, bibliotecas, estaciones y salones ostentosos así como puentes. Siendo los tres edificios más significativos de este novedoso estilo El Palacio de Cristal de Paxton, La Galería de Las Máquinas de Dutert y Contamin y la icónica Torre Eiffel.
En nuestro país, las estructuras metálicas se empezaron a usar en las estaciones de ferrocarril como la de Atocha, obra de Alberto Palacio. Otros ejemplos singulares son el Mercado de San Miguel y El Palacio de Cristal del Retiro, en Madrid, realizado por Velázquez Bosco.
Como no podía ser menos, Almería acogió a finales del siglo XIX la nueva tendencia de la "arquitectura del hierro", siendo las construcciones más emblemáticas aún existentes la Estación de Ferrocarril (proyectada por Laurent Fargue 1893), el Cargadero de la Minas de Alquife (de los Ingenieros John Ernest y Andrés Monche, inaugurado en 1904 por el Rey Alfonso XIII) y el Mercado Central (de Trinidad Cuartara Cassinello, 1892). También tuvieron uso industrial los tinglados metálicos del Puerto, los puentes ferroviarios con uso del metal (como el interminable de Santa Fé de Mondújar) y las marquesinas metálicas de las estaciones de Serón, Zurgena y Cantoria. Bellos remaches y roblones que aún podemos disfrutar con el óxido propio del inexorable paso del tiermpo.
Los grandes Arquitectos almerienses de finales de los siglos XIX y comienzos del XX, Enrique López Rull (1846 - 1928) y Trinidad Cuartara (1847-1912), utilizaron igualmente las vigas y viguetas metálicas y columnas de hierro fundido como pilares en viviendas burguesas historicistas, obra pública y pilastrillas neoclásicas en fachadas de escaparates comerciales del casco hisatórico. Espléndidamente fundidas en los talleres de Francisco Oliveros, González y Ramírez, El Vulcano de Alcoy e Industrias Metálicas Consolidadas de Barcelona, con capiteles corintios y jónicos, aún pueden contemplarse a modo de ejemplo representativo en la UNED, Plaza de Toros, Teatro Cervantes, Teatro Apolo, interminables columnas metálicas de las Iglesias de la Compañía de María y Lubrín, Cortijo Fisher y en la zona del Paseo y calles adyacentes, Calle de Las Tiendas, Rambla Obispo Orberá y Casa Ferrera.
También se utilizó con profusión el hierro colado y como signo de ostentación con alguna inspiración modernista en mobiliario urbano y en espléndida rejería, verjas y miradores de Almería y de los pueblos con esplendoroso pasado minero y uvero como Berja, Dalías, Terque, Cuevas del Almanzora...
Pero la arquitectura del hierro empezará a decaer a partir de los años 30 del pasado siglo con la generalización del acero y hormigón armado que permitirán la aparición de los grandes rascacielos en Chicago con su máximo representante Sullivan y el surgimiento del nuevo estilo: el racionalismo. El deterioro por el óxido y la escasa resistencia al fuego intenso que provocaría el colapso del inmueble precipitaron que el uso del hierro pasase pronto a la Historia pese a sus iniciales ventajas.
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